El pasado no va con Rubalcaba
No merece salir Zapatero del Gobierno de España de otra forma que por la puerta trasera que a lo largo de la historia española han traspasado personajes igual de hediondos, e incluso menos, que él. Muchos votantes que infringieron a los socialistas el rotundo castigo del día 22 acaso descubrieron demasiado tarde la hondura inmoral de este rufián. Porque a Zapatero, lo que se dice conocerle, muchos hace tiempo que ya le conocíamos: su auténtica faz, su alma repleta de odio, su doble fondo moral, sus tripas por estrenar. A él y al otro, a ese barbado con ojos de faisán y aspecto desgreñado. No olvidemos que Rubalcaba, después de Zapatero, ha sido la viva imagen de esta y de la anterior Legislatura. Empezó soltando a De Juana Chaos y terminó actuando como comparsa mudo de un Gobierno que primero negó la crisis y después se la endosó a los banqueros norteamericanos y a la subida del precio del petróleo.
Desde 2008, más de dos millones de trabajadores han perdido su empleo y la suma total de parados se acerca a los cinco millones. Así las cosas: ¿Recuerda alguien alguna voz de Rubalcaba discrepando del discurso del señor Zapatero? ¿O enfrentándose a él cuando en 2009 aun era capaz de negar la crisis?
El silencio de los ministros y dirigentes socialistas ante la peor crisis económica que se recuerda define bastante bien lo que cabe esperar de ellos y del porvenir de la nación mientras siga en tales manos. Se ha dibujado en España una realidad social de privilegiados y parias. A los primeros los reconocerán ustedes en la dirigencia de los partidos, de esas organizaciones sindicales, empresariales y financieras que nutren de heces al pesebre. Algunos casos son pavorosos. El alcalde de un pueblito andaluz de menos de 10.000 habitantes renovó su coche oficial con accesorios millonarios que no desmerecería al mismísimo maharajá de Kapurthala.
El presidente de la Diputación de Málaga se gastó 60.000 euros cada año para rodearse de sus artistas de flamenco de cámara. Las ganancias de un alcalde medio avispado de cualquier población de más de 30.000 habitantes sobrepasan a las de diez familias españolas de clase media. No conozco a ninguno que haya abandonado la función pública sin un saneadísimo patrimonio. Cierto es que no todos son iguales, cierto; admito que algunos nos roban más que otros. Ahora menos por la infravalorización del ladrillo, pero todo se andará. Bien debería saberlo a la hora de votar las únicas víctimas de esta partitocracia devenida cleptocracia: los sectores más indefensos de la sociedad civil, carne de cañón de los demagogos de pana estrecha.
Han sembrado vientos y el resto recoge las tempestades. Zapatero exalta, con clamor de Jeremías, el “Estado solidario” con los que menos tienen, como si realmente no se supiera cuántas fortunas han amasado, impunemente, personajes sin oficio conocido, al calor de ese Partido tan generoso con los fuertes y tan represivo siempre con la gente más indefensa.
El socialismo ha creado un círculo económico que compite con ventaja con los demás. Están los empresarios con responsabilidad social, productores de empleos y riqueza, y los nuevos ricos, de la noche al día; están los zánganos sindicalistas y los profesionales ricos, a punta de trabajo honrado, y otros, al servicio de las mafias urbanísticas, que pagan bien, enajenan voluntades mejor y recalifican ideales requetemejor; están también los profesionales cuya riqueza es enseñar, y aquellos, financiados por nuestros impuestos, cuya misión es mentir y manipular.
Están los que cumplen religiosamente con sus obligaciones impositivas y muchos otros, profesionales, políticos y cobistas del pesebre, que cuentan con servicio doméstico ilegal y evaden sus obligaciones sociales. ¡Los conozco a pares! ¡Ah, si hablaran las empleadas domésticas de tantos defensores del Estado solidario! Nunca en España hubo tantas distancias entre privilegiados y parias, solo que el privilegio ahora viene dado, no por el valor de la excelencia, sino por la adhesión a un partido en cuyo nombre parece más lícito hablar de igualdad social y económica. ¿Igualdad social y económica? Sí, la que ellos preconizan y los nueve millones oficiales de pobres españoles sufren en primera persona. Todos iguales, sí, solo que algunos, los peores, los más vagos, los más incapaces, los más demagogos, los más rastreros, están siendo más iguales que el resto.
Rubalcaba tiene nueve meses para desmarcarse de esa democracia asimétrica y prometernos que lo suyo con Zapatero fue puro accidente, como antes lo fuera su etapa de mandado bajo la égida del felipismo corrupto. Por ello, y no porque Zapatero lo nombrara a dedo, su servicio es imprescindible.
Don Francisco de Quevedo escribió: “ofrecimientos te sobren; no haya cosa que no ofrezcas, que el prometer no empobrece”. Para ello ya se basta y se sobra sólo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Sí, Zapatero saldrá por la puerta traseral, pero con un sueldazo y unos priviégios dignos de un eficiente gestor, cómo todos. Es vergonsozo que en un país con un 20% de paro, comparable a Saudáfrica, estemos manteniendo a una familia real y ahora cuando se vaya Zapatero a cuatro ex presidentes y un presidente en activo y en Cataluña estamos pagando a un presidente en activo y a tres ex presidentes. Da igual que sean buenos o malos gestores, lo bueno del caso es que todos salen con los bolsillos repletos y un brillante futuro, y a callar se no… Leer más »
Así es estimado Armando, La empírica pobreza mental de los socialistas ha tocado fondo con el aval por devoción u omisión del siniestro e infame Rubalcaba para dirigir las huestes rojas. Es imposible encontrar político más salpicado de sombras que Rubalacaba: sombras, por otra parte, traidoras, sombras criminales, sombras déspotas, e incluso sombras de víctimas que no lo son tanto. Que el socialismo tenga que “tirar” del más siniestro personaje político conocido en democracia dice mucho de que se nutre el falaz socialismo actual. No obstante hay algo bueno de todo esto para los ciudadanos honrados, pues no tengo la… Leer más »