El expresidente de Esquerra Republicana de Cataluña entre los años 1996 y 2008, Josep Lluís Carod-Rovira, se ha dado de baja a través de una carta en la que indica que toma ahora la decisión para no interferir en el proceso congresual de esta formación, han informado fuentes de ERC.
Según publica el diario Ara, el escrio lo llevó a la sede del partido en Barcelona uno de sus hombres de confianza durante su época de vicepresidente del gobierno tripartito catalán, Rafael Niubó. En la misiva, de dos hojas y fechada en Tarragona, Carod argumenta que ha escogido este momento porque, a pesar de que hacía meses que estaba alejado del partido, no deseaba “interferir” en los procesos electorales de las autonómicas y las municipales, y así no afectar al proceso precongresual de ERC.

El exdirigente de ERC asegura que piensa continuar trabajando por “una izquierda nacional plural” y, de hecho, la próxima semana tiene previsto pronunciar una conferencia en el marco del ciclo de coloquios titulados “Àpats federals”.

También recuerda en la carta, según Ara, que fue bajo su mandato cuando el partido consiguió los mejores resultados electorales y que se produjo el cambio histórico en la Generalitat, a través del tripartito (PSC-ERC-ICV). Atribuye, sin embargo, los resultados electorales a los actuales dirigentes de ERC que, mientras él era vicepresidente, medraban por “controlar” el partido.

Batalla por el liderato

Carod-Rovira cedió el liderazgo de ERC en 2008 a Joan Puigcercós, tras una larga pugna entre ambos políticos por dirigir el partido republicano y después de ser en tres ocasiones candidato a la presidencia de la Generalitat. Había ingresado en el partido en 1987 y, un año más tarde, fue elegido diputado en el Parlament de Cataluña. En 1996 fue proclamado secretario general del partido en el XXI Congreso. Ha sido el artífice de la transformación de ERC en los años noventa y principio de siglo, con la construcción de un discurso de carácter social y objetivos de autodeterminación e independencia para Cataluña.

Carod lanzó el reto de convocar un plebiscito soberanista para el año 2014 en Cataluña, si bien alcanzó sus mayores cotas de celebridad tras su entrevista con dirigentes de ETA, que precipitó su salida forzada del primer gobierno tripartito en el 2004.

Pero este episodio, que provocó que su liderazgo empezase a ser cuestionado dentro de ERC, no sólo no supuso el final de su carrera política, sino que públicamente le permitió salir reforzado, ya que con él como cabeza de lista en las generales del 2004 su partido obtuvo los mejores resultados con ocho escaños.