Señor Salas, me dirijo a usted a través del periódico en el que colaboro, Alerta Digital, con la mayor de las vehemencias aunque harto de sus rancios fueros verbales. Verá usted, todos los españoles, todos, menos los más borregos que por fortuna no son mayoría, no ignoran que un tribunal puesto a modo, forma e interés político, en este caso el que corresponde al TC del cual usted es presidente, es una “casa de lóbregos intereses”.

Dice usted, “cuestionar la independencia del Tribunal Constitucional (TC) es atentar” contra lo más sagrado que tiene la función jurisdiccional, sea ordinaria o constitucional”. Pues bien, yo le digo y demuestro que lo único sagrado que tiene la función judicial en España, bajo excepciones, es trincar lo que se pueda y hacer lo que se deba, de débito. Si a esto unimos la poca decencia, no ya de usted, de casi todos los magistrados, jueces y fiscales que se dejan denominar e incluso algunos se denominan, partidarios o simpatizantes de uno u otro color político sin inmutarse, pues ya me dirá…

Mire usted, la simple calificación verbal de “juez” lleva implícito por lógica decencia, la independencia absoluta de cualquier forma de política. Repito, la simple calificación verbal. Hay que tener la cara muy dura o el estómago muy lleno para ser juez además de notorio partidario de determinados ideales políticos.

Usted también ha dicho que la sentencia sobre Bildu tiene una “fundamentación completísima”…Pues bien, si hacemos caso de sus declaraciones resulta que quienes votaron en contra lo hicieron supuestamente “sin fundamente alguno”. Es decir prevaricaron. Pregunto.

Usted además se ha mostrado cual Mesías de lo razonable, cuando ha dicho: “La independencia judicial es algo sacrosanto para cualquier magistrado. Cuestionar a un magistrado simplemente a partir de “frases generales” es algo que “pone la carne de gallina”.

Pues verá usted, un servidor además de millones de personas más, pensamos mediante el mero hecho de aplicar la lógica, que una institución, en este caso el TC, cuyos miembros son nombrados a dedo por un “poder ajeno” poder ejecutivo, no sólo carece de divinidad sagrada alguna, carece de toda esencia de independencia. Y no hay más vuelta de hoja, la razón de la lógica es impepinable. Usted puede entender que sus decisiones son independientes, pero los demás también tenemos derecho a pensar que no, con una salvedad, usted es el elegido a dedo por otros, no los demás.

Por otro lado, manifestar, por mucha toga o título académico que se tenga, independencia, es de un absurdo empírico, ya que la independencia en el ser humano es una cósmica quimera. La raza humana es imperfecta por génesis. Otra cosa es que usted y demás colegas suyos sean mencionados como hombres dedicados a impartir ley. Pero usted, como yo y todos los demás seres humanos, no somos otra cosa que un trozo de carne dispuesta en determinada manera con vísceras al igual que las demás razas vivas.

La independencia es un don ajeno a humano alguno. Si a esto le unimos que ustedes que son los “elegidos” para llevar adelante semejante e imposible tarea, lo son a dedo, con la agravante de que quienes les eligen saben de sus afinidades políticas. Pues eso, feliz nabildu…

Para acabar únicamente decirle que yo personalmente y le aseguro que muchísimos más, vamos a poner mentalmente “sobre su toga” y la de los otros que entienden que Bildu es una filial de Cáritas, la responsabilidad pertinente, en el supuesto, quiera el universo que no, de que de nuevo corra sangre inocente víctima del terrorismo etarra.

Lo dicho: feliz Nabildu y próspero año nuevo, esto último por aquello de la “doctrina Parot”.

Atentamente.