Ciencia, dislates y balances
Nos lo ha recordado Félix Ovejero: el metodólogo Philip Tetlock entrevistó, no hace mucho, a 300 investigadores económicos acerca del futuro de la economía. Los resultados fueron decepcionantes. Evaluadas en conjunto, las hipótesis avanzadas por los “investigadores” acerca del futuro económico no resultaron mínimamente convincentes. En efecto, los datos obtenidos en la encuesta dibujaban una distribución uniforme (los distintos valores asignados por los “sabios” tenían –todos y cada uno de ellos- la misma probabilidad de aparecer).
Es decir, que en su conjunto las respuestas de los “sabios” se distribuían como si hubieran sido hechas echándolas a suerte con unos dados o, más gráficamente, como si las hubiera realizado un simio borracho apretando las teclas de un ordenador… y lo malo es que la arbitrariedad no sólo afecta a los economistas (seres que aciertan –y no siempre- cuando explican el pasado), también a muchos científicos. Más de los que se suele imaginar y eso sí que es grave. Personas que trabajan para la ciencia y que no tienen recato en falsear los resultados de sus experimentos. (A este respecto conviene leer un libro: Equivocados, de David H. Freedman).
Claro que estas amargas experiencias no pueden servir para exaltar la ignorancia o para predicar (como ha hecho a menudo el actual Presidente del Gobierno) que “todo el mundo sirve para cualquier misión”. Que los “sabios” se equivoquen no hace sabio a todo quisque, sino insolventes a algunos “sabios”.
Y hablando de solvencia: el consejo de administración de Bankia (21 miembros) está compuesto en su inmensa mayoría por personas elegidas, o, mejor dicho, señaladas con el dedo por los dirigentes de los distintos partidos, especialmente por el mayoritario en Madrid (el PP). ¿Y saben ustedes cuántos de estos “elegidos” saben leer un balance? Pues yo se lo voy a decir: quizá uno… como máximo dos.
Quienes eligieron a los responsables de los desastres financieros de las Cajas, ya se ve, no están dispuestos a rectificar: valgan o no, siempre eligen a los de su cuadra.