La Junta de Andalucía se gasta 8 millones de euros en un servicio informático para el SAS que no funciona
La Administración andaluza ya ha gastado ocho millones de euros en una inversión tecnológica para un servicio que aún no funciona. En 2006, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) decidió actualizar su sistema de relación con proveedores introduciendo un sistema de gestión telemática. Esta aplicación, denominada Siglo, es una especie de centro de empresas en red diseñada para funcionar como una plataforma de información y de servicios integrados de carácter económico y administrativo y que opera a través del portal de internet del (SAS).
La última partida desembolsada fue por 2,5 millones de euros y se liberó el 7 de diciembre de 2010, según consta en la plataforma de contratación del propio SAS. Pero aún no está en servicio. No es el primer problema con la informática. Hace un mes, la Junta reconoció que el Servicio Andaluz de Salud desde hace meses estaban pendientes de entregar casi 200.000 tarjetas del SAS, tarjetas que tienen un microchip con todos los datos de los pacientes y que son imprescindibles para acceder a la receta electrónica
Para el servicio de Implantación, parametrización y adiestramiento de personal en distintos hospitales, áreas sanitarias, distritos y servicios centrales del SAS del Sistema Integral de Gestión Logística (Siglo) se adjudicó el contrato a Hewlett Packard Española y el retraso de la puesta en marcha deja al aire las previsiones de la Consejería de Salud,que no ha ofrecido datos sobre las demoras ni de sus causas. En el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, estaba previsto que se pusiera en marcha el 27 de abril.
El caso de las 200.000 tarjetas sanitarias
El Servicio Andaluz de Salud reconoció en mayo que desde hace meses están pendientes de entregar casi 200.000 tarjetas del SAS, tarjetas que tienen un microchip con todos los datos de los pacientes y que son imprescindibles para acceder a la receta electrónica, lo que evita acudir semanal o quincenalmente al médico de cabecera para tratamientos de larga duración. Las personas afectadas por este retraso son recién nacidos, a los que se emite por primera vez la tarjeta del SAS, o bien usuarios que piden su renovación porque la han perdido o se la han robado. Aunque el SAS cifraba en varios meses el tiempo medio de espera para renovar la tarjeta, algunos enfermos aseguran que llevan esperándola desde agosto de 2010. Incluso, se ha dado el caso de que personal administrativo del SAS ha llegado a decir a quienes solicitaban la renovación de las tarjetas que sólo la recibirían dentro de seis meses o un año.
Para resolver el problema ha habido que recurrir a un nuevo fabricante porque, al parecer, no había capacidad de fabricar tarjetas en tiempo y hora. Además, había problemas informáticos graves.
Según el SAS, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre hizo cambios en el certificado de firma electrónica incluido en el microchip de la tarjeta del SAS. Esos cambios se realizaron para garantizar una mayor seguridad de los datos personales y sanitarios encriptados en el microchip. Al cambiar el certificado de firma digital, el programa informático Diraya —que utilizan los ordenadores de los médicos prescriptores y de las farmacias dispensadoras— no reconocía las nuevas tarjetas del SAS. El programa informático Diraya ha permitido en los últimos años la informatización de la historia clínica y la implantación de la receta electrónica para la renovación de la medicación con un tiempo máximo de un año, lo que reduce la carga burocrática de los médicos y evita a los enfermos crónicos o sus familiares tengan que desplazarse periódicamente hasta el médico de cabecera para pedir la renovación de los tratamientos prescritos.
El SAS tuvo que realizar cambios pertinentes en su programa informático para que tanto los ordenadores de las consultas de los médicos como los de las farmacias puedan leer las tarjetas antiguas y las nuevas. Pero el SAS tiene que afrontar ahora el retraso de meses en la renovación de tarjetas.