Nos han ganado además de asesinado
Nos han ganado además de asesinado, por no haber tomado las medidas oportunas además de legales para erradicar a los asesinos con sus mismas armas. En un momento de la historia la banda terrorista ETA apostó por la lucha armada como arma para conseguir sus fines independentistas, y ganó. El dicho de que toda independencia se consigue mediante las armas es cierto, deplorable, ingrato, cruel, pero cierto, entre la raza humana.
La sanguinaria guerra declarada contra el estado español no tuvo la respuesta lógica, es decir, la respuesta que las leyes internacionales avalan en virtud del derecho de defensa.
¿Por qué no se hizo? La respuesta no tiene secreto alguno, si en verdad se emplea la lógica. En primer lugar, la guerra declarada al estado se cebó sobre manera en civiles inocentes cuyas únicas armas de defensa se ceñían entre la insípida y demagoga maquinaria social del estado de derecho. Es decir: razones contra bombas. Leyes contra fusiles. En segundo lugar, porque los líderes de los partidos más representativos, precisaban de los votos de los “cómplices” de los terroristas para gobernar sin tener que pactar con el odiado adversario político.
El rancio odio de la izquierda hacia la derecha siguen intacto en la actualidad: pues bien este rencor, este odio -además de que las víctimas por lo general son los ciudadanos de a pie y no los cortesanos y demás gobernantes, jurídicos y legisladores – es la clave con la cual desentrañar la inopia de los gobiernos democráticos ante la barbarie de una banda de asesinos vascuences.
Los odiosos desapegos entre los dos grandes partidos desde que la democracia se instauró en España, han dado como resultado que la inmensa mayoría de los españoles estemos secuestrados por una minoría: PNV- CIU manifiestamente separatistas.
Siguiendo con el tema, Felipe González pudo -dicho por él-, eliminar a la banda usando con todo el derecho del mundo sus mismos métodos, pero no lo hizo, a cambio “organizó” el GAL.
El GAL resultó ser una chapuza que dio de alguna manera cierta legalidad a los terroristas, quienes a partir de entonces amplificaron sus acciones terroristas. A José María Aznar le tocó responder dentro de la legalidad a las indiscriminadas acciones terroristas en los tiempos de plomo. Éste tampoco quiso, o no pudo zanjar, el problema terrorista, como se debía haber zanjado desde el principio.
Comprendo que algunos se echen las manos a la cabeza cuando cito usar las mismas armas que los terroristas, pero no duden jamás que si España hubiera declarado la guerra a la banda terrorista, el problema se hubiera internacionalizado y ETA hace varias décadas habría dejado de ser infame verdugo de la inocente sangre del pueblo español.
De morir, como murieron todas las víctimas de ETA al menos haberlo hecho mediante las mismas armas y no absolutamente desamparados, ante el tiro en la nuca y las bombas ocultas, sin la más mínima oportunidad para defender sus vidas.
Siguiendo con el asunto, una vez el PSOE llegó de nuevo al gobierno, sabiendo de su anterior fracaso GAL, era lógico cambiar por completo de estrategia. Y así se hizo saber, mediante un mensaje claro y contundente a la banda terrorista, por boca y voz de su líder Zapatero ante el Senado: el cual vino a decir: “que la nación española es un concepto discutido y discutible” -cosa que demostró con posterioridad avalando el estatuto catalán.
Estas manifestación supuso para la banda terrorista la confirmación de los acuerdos alcanzados en los contactos mantenidos con el PSOE, antes incluso-a mi no me queda ninguna duda- de que éste llegara al gobierno en el 2004.
Todo el mundo sabe quien esta al frente de la negociación con ETA. Sin duda aquel que más conocía los entresijos de la banda mediante su “colaboración” no condenada, de la lucha sucia del gobierno de Felipe González; es decir, el fuliginoso químico Rubalcaba. No voy a decir que Rubalcaba no desee acabar con el terrorismo, pues lo desea, pero no es menos cierto que desea ser él o su grupo político quien lo logre. Ahora bien, una cosa es acabar con ETA y otra el precio pagado, un precio que se ha cargado exclusivamente sobre las victimas con la felonía que supone no contar con las mismas. Rubalcaba ha negociado con la sangre de los demás, ha pactado con la ley de todos, usurpando a víctimas y al pueblo español su dignidad, su libertad y hasta su decencia.
Hay quien dice, y dice bien, que este siniestro personaje ha desmantelado casi por completo a la banda terrorista, pero lo que no se dice es que los viejos dinosaurios de ETA, viendo el negro porvenir de su sangrienta lucha armada, “han entregado” a sus jóvenes cachorros a cambio de lo que hoy es un hecho incuestionable: rebaja de condenas a los más veteranos, libertad a los más sanguinarios y la vuelta a las instituciones. Es decir, el contenido exacto de “la hoja de ruta”.
Todo lo sucedido, desmantelamientos de las bisoñas copulas de ETA incluido, se ha pactado con los viejos dinosaurios de ETA a espaldas del pueblo y, lo que es más grave, de los familiares de las víctimas.
En definitiva, se ha doblegado el estado, la ley, la razón, la lógica, del tal manera que en el mal llamado proceso de paz no hubiera vencidos ni vencedores. Sin embargo, la lógica razón no deja lugar a dudas: ETA ha vencido a todo un pueblo mediante el asesinato del mismo.
En la actualidad, rendidos unos, los españoles, y arrodillados otros, los familiares de las víctimas, la banda terrorista y el gobierno continúan negociando lo que queda por hacer; acercamientos de presos, medidas de gracias, reinserciones, y por último, la anulación de la doctrina Parot. Luego, posiblemente, ETA entregará las armas. Y Rubalcaba espera que también el triunfo al PSOE.
Únicamente falta por ver si el presumible gobierno de Rajoy continúa avalando la hoja de ruta. Si no lo hace, ETA volverá a asesinar.
Espero y deseo que si esto ocurriese se proporcione al pueblo español, mediante las fuerzas de seguridad del estado y el ejército si fuera preciso, la protección adecuada de sus vidas y libertades.
Las guerras, todas las guerras de la humanidad, siempre se ganaron usando la fuerza, ya que debería ser bien sabido que la razón, la ley, son una simple y demagoga maquinaria que produce muertes propias y victorias ajenas. Para mejor muestra; esta triste España nuestra.