¿Para qué sirven los siete observatorios de la mujer que mantiene el Gobierno?
La diputada del PP Susana Camarero Benítez, que ha sido portavoz adjunta de la Comisión de Igualdad hasta el 24 de junio pasado, quería conocer antes de abandonar su responsabilidad cuántos observatorios de la mujer dependen de la Administración Central y cuál ha sido su actividad hasta el día de hoy. Su petición de datos no era cosa del otro mundo, pero el Ministerio de la Presidencia y, más concretamente, la dirección de relaciones con las Cortes, ha acabado reconociendo que no ha podido cuantificar la labor de los observatorios sobre las mujeres y que le irá mandando la información a medida que la reciba.
Los observatorios son una especie de prolongación de las comisiones. Si aparece un problema, se crea una comisión o una subcomisión para estudiarlo. Luego, para conocer su génesis, etiología y evolución, se crea un observatorio. En lo referido a los problemas de las mujeres podemos decir que nunca han sido tan observados como ahora. Si nos atenemos a los datos que el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, ha podido servir a la diputada Camarero, la administración general del Estado cuenta con al menos siete observatorios.
Los responsables del Ministerio del Interior, por ejemplo, crearon el Observatorio de la Mujer en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en 2007, pero desde entonces sólo se ha reunido dos veces, una el 18 de julio de 2007 para constituirse y otra el 22 de enero de 2008 para aprobar un logotipo, una página web y proponer un borrador de reglamento.
El mismo departamento, del que es titular el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, autorizó en 2009 a la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, la creación de un Observatorio de las Reclusas. Desde entonces sólo se ha reunido en dos ocasiones, una el 14 de mayo de aquel año para promover acciones con algunas ONG y con universidades en beneficio de las internas y otra el 6 de julio del año pasado.
Mayor actividad en número de reuniones, conferencias, actos, viajes e intercambios ha registrado el Observatorio de la Mujer en las Fuerzas Armadas, que creó José Bono cuando era ministro del ramo e impulsaron sus sucesores José Antonio Alonso y Carme Chacón. De sus estudios se han derivado recomendaciones útiles en materia de vestuario, maternidad y evaluaciones físicas sobre el acceso de las mujeres a las Fuerzas Armadas y a los puestos adecuados a sus circunstancias por maternidad.
Del Observatorio de la Salud de las Mujeres se sabe que fue creado en 2004 y que ha elaborado un protocolo sobre atención sanitaria a las víctimas de la violencia de género que ha permitido unificar criterios y, sobre todo, ha evitado que sus señorías los jueces pasen por alto las lesiones leves, como ocurría hasta hace poco.
En cuanto al Observatorio de la Violencia de Género, creado en 2006 -depende de la secretaría de Estado de Igualdad, cuya titular es Bibiana Aído- los datos que facilita el Gobierno indican una gran actividad de estudio clasificatorio y sociológico del fenómeno criminal y de producción de recomendaciones. Lástima que el estudio de las formas de terrorismo doméstico y de los medios para prevenirlo no haya conseguido eliminar la lacra. Decía Camus que es muy difícil transformar las tendencias de plomo en conductas de oro, y tenía razón, lo cual no debe llevarnos a tolerar que la edad de hierro siga afilando sus cuchillos en la edad de piedra.
Sobre el Observatorio de Igualdad de Oportunidades, que se creó a principio de siglo, sólo sabemos que periódicamente realiza un informe sobre lo contrario de lo que su nombre indica. Sus responsables recaban datos de la patronal, los sindicatos y los consejos económicos y sociales con el fin de demostrar lo poco que avanzamos en una materia que formó parte del lema de la Revolución Francesa y en la segunda legislatura de Zapatero llegó a dar nombre a un Ministerio que duró dos años y estuvo dirigido por la después secretaria de Igualdad, Aído, recién promovida al organigrama directivo de ONU Mujeres que preside la chilena Bachelet.
El séptimo Observatorio, el de la Imagen de las Mujeres, se creó en 1994 con el fin de “velar por una representación igualitaria de la imagen de las mujeres y de evitar el sexismo y la discriminación en la publicidad”. Su utilidad es alta si tenemos en cuenta que en los dos últimos años ha atendido 2.800 quejas ciudadanas sobre contenidos publicitarios y se ha dirigido a 78 empresas solicitando ceses y rectificaciones de contenidos sexistas.
Yo sí lo sé: para contribuir, como el resto de políticas de género, al déficit público y ahogarnos a impuestos.
Ya lo decían Marx y Engels. Hay que atacar la familia para estragular la economía. Parecer ser que lo han conseguido los socialistas españoles.
Para que los abogados y psicólogos se hinchen de billetes, y para que ellos, los políticos y derivados de igualdad puedan robar a diestro y siniestro a costa del sufrimiento de hombres y sus hijos. GARROTE PARA TODOS YA.
Para gastar dinero que no tenemos