La nueva hoja de ruta del Pentágono en Pakistán y Afganistán
Desencuentros EEUU- Pakistán: La Casa Blanca anunció el domingo que había congelado unos 800 millones de dólares de ayuda militar a Pakistán, (lo que representa un tercio de los 2.000 millones de dólares que Estados Unidos le entrega anualmente ) y una parte de esta suma sirve para financiar el despliegue de más de 100.000 soldados en el noroeste, en la frontera con Afganistán (donde el ejército paquistaní que se sumó desde fines de 2001 a “la guerra contra el terrorismo” de EEUU, combate a los rebeldes talibanes aliados de Al Qaida), lo que en realidad es uno más de los desencuentro entre los dos países, desde el asesinato mediático de Osama Bin Laden en Abbottabad (norte de Pakistán) el 2 de mayo pasado.
El gobernante Partido Popular de Pakistán (PPP), liderado por Zardari, ha reiterado en los últimos días su intención de volver a negociar con aquellos que renuncien a la violencia y el Gobierno llegó a firmar algunos acuerdos de paz con el movimiento que aglutina a los talibanes paquistaníes, que fueron frustrados poco después con el recrudecimiento de la violencia en la Provincia de la Frontera Noroeste y en las áreas tribales fronterizas con Afganistán ( así, desde fines de 2001 han muerto más de 3.000 soldados paquistaníes combatiendo a los islamistas, mucho más que los 1.700 soldados estadounidenses muertos en Afganistán).
Inestabilidad política en Pakistán: Seguidores de la protagonizaron protestas por todo Pakistán tras un fallo judicial que dio el golpe de gracia a la precaria cooperación entre las fuerzas políticas que expulsaron del poder al presidente Pervez Musharraf (1999-2008), al declarar el Tribunal Supremo “inelegible” como diputado al ex-primer ministro Sharif y su hermano Shahbaz, ambos del partido Liga Musulmana-N .
Podríamos estar por tanto en la antesala de una gran crisis nacional por la lucha entre los dos grandes partidos de Pakistán, enfrentados por la disputa en torno a la restauración de los magistrados que Musharraf expulsó en 2007 cuando aún era presidente. Sidiq Faruq.Sharif y Zardari pactaron tras las elecciones legislativas del año pasado una coalición de Gobierno nacional que sólo duró unos meses, hasta que juntos forzaron la dimisión de Musharraf.
Dicho malestar social y político contra Zardari, unido a las acusaciones de EEUU de tibieza en la lucha contra Al Qaeda para lograr desbaratar “las redes terroristas en Pakistán y para degradar cualquier habilidad que tengan para planear y lanzar ataques terroristas internacionales” y el escaso entusiasmo de Zardari por “fortalecer las capacidades de contrainsurgencia de Islamabad”, hacen predecir un incierto futuro para él, no siendo descartable un golpe de mano auspiciado por la CIA y su posterior sustitución por un Gobierno interino presidido por Sharif.
Recordemos que pesar de los intermitentes períodos democráticos, Pakistán posee una larga historia de golpes militares, siendo el general Musharraf el penúltimo representante (1999-2008). de esta endémica casta militar paquistaní siempre supeditada a los dictados de la Administración USA, siendo sustituido en las Elecciones Presidenciales del 2008 por Zardari, viudo de Benazir Nhuto.
El avispero de Afganistán: Tras tres décadas de guerras, Afganistán sería un estado fallido y corrupto que apenas rebasa los límites de su capital, Kabul y donde la inseguridad generalizada ha dado alas al negocio de la seguridad privada, que emplearía a unos 43.000 hombres (Las cifras que maneja la ONU hablan de más de 1.100 civiles muertos en el primer semestre de 2009, un 60% por yihadistas o bandidos y el resto por las tropas extranjeras., un 24% más que en igual período de 2008).
En cuanto a los 45.000 millones de euros llegados del exterior desde 2002, sólo un 12% se habría invertido en mejorar la vida de una población (con un 42% de pobres y un 33% en serio riesgo de hambruna,), sirviendo el resto para alimentar la corrupción o financiar los ejércitos privados y respecto al cultivo del opio, el número dos de la Embajada de Estados Unidos en Kabul, Christopher Dell, indicó que “el mapa de la insurgencia talibán coincide exactamente con el del cultivo del opio. De hecho, decenas de miles de dólares están sirviendo para financiar los actos terroristas”.
Así, desde 2004, un billón de dólares del tráfico de opio habría sido utilizado para financiar la guerra en todos los frentes, aunque hay que resaltar que los ingresos por opio de los talibanes sólo representan el 5% del montante total que genera el negocio.
La operación de recolección de opio se repite tres veces dentro de cada quince y veinte día y se le paga entre diez y veinte dólares la hora, siendo una de los mayores fuentes de ingreso para el campesinado, pues en un país donde hay más de 197 mil acres cultivados, sólo este proceso generaría más de ocho millones de puestos de trabajo).
Por otra parte, habría que añadir que la realización de programas alternativos al cultivo del opio puede llevar como mínimo entre diez y veinte años en un país en condiciones normales y deben ir precedidas de la solución de necesidades básicas como la construcción y reconstrucción de carreteras, el suministro de diesel para la producción inmediata de energía eléctrica, la expansión de electricidad entre las fronteras, la inversión en proyectos hidráulicos para mejorar la productividad de la agricultura, el desarrollo de la infraestructura para la explotación mineral y un programa de construcciones para los sectores público y privado, con lo que dada la efervescencia de la insurgencia talibán se antoja un objetivo irrealizable en la actualidad.
Pulso Obama- Pentágono: La retirada del Secretario de Defensa, Robert Gates y la salida del Consejero para la Seguridad Nacional, James Jones, (encargado de consensuar las divergentes posturas de la Casa Blanca y el Pentágono sobre Afganistán), han dejado en evidencia las diferencias irreconciliables entre el Pentágono y el Comandante en Jefe, Presidente Obama.
Los primeros desencuentros tuvieron lugar a finales del 2009, cuando Obama envió otros 30.000 soldados al frente afgano y a continuación y sin consultar con la escala de mando, dictó la temeraria orden de retirada de tropas de Afganistán a partir de julio de 2011, mientras el Pentágono proseguía con la defensa de un incremento notable de tropas y la implementación de la nueva estrategia contrainsurgente del entonces todavía Comandante de la Fuerza Internacional de la Asistencia a la Seguridad de Afganistán (ISAF) , general Stanley McChrystal.
El siguiente paso en la ceremonia del desencuentro Obama-Pentágono tuvo lugar con la fulminante destitución de McChrystal tras haberse sincerado con el periodista de Rolling Stone, Michael Hastings y su sustitución por el general Petraeus, sin duda el general más reputado del ejército estadounidense, pero que sería contrario a la “estrategia de salida” de Obama, (cuya fecha de inicio sería julio de 2011) y por el contrario, sería partidario de un notable incremento de fuerzas ( Estados Unidos y la OTAN tienen casi 100 mil efectivos en Afganistán, cifra que se podría elevar a 150 mil en agosto en el marco de una estrategia secreta del Pentágono para contrarrestar la ofensiva de los talibanes).
Además, Obama se habría visto obligado a dar el visto bueno al Programa Phoenix, (un programa dirigido por Cheney para asesinar a dirigentes de al-Qaeda, iniciado en 2001 después de los ataques del 11-S y mantenido en secreto ante el Congreso de EE.UU) , con el éxito mediático de la muerte de Bin Laden a manos de un comando de élite e igualmente, debió designar al director de la CIA, Leon Panetta, como nuevo secretario de Defensa de Estados Unidos (reemplazando al secretario de Defensa, Robert Gates, quien dejará su puesto el 30 de junio) y a su comandante en jefe de la ISAF en Afganistán, el general David Petraeus, para suceder a Panetta al frente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Tiempo de relevos en la cúpula político-militar en Afganistán: Tres relevos prácticamente simultáneos al más alto nivel político-militar se habría producido en el momento en que comienza el repliegue de los refuerzos norteamericanos enviados por el presidente Barack Obama en los primeros meses de 2010 . Así, el general de cuatro estrellas David Petraeus asume su nueva función como director de la CIA, y será sustituido por John Allen, un marine -el primer comandante en jefe de esta procedencia- que durante su servicio en Irak demostró su capacidad e inteligencia aunado con el relevo del hasta ahora comandante operacional y segundo jefe de las tropas USA, el teniente general David Rodríguez, pues el diseñó el plan de refuerzo de 30.000 hombres aprobado por el presidente en diciembre de 2009.
Resistencia del Pentágono a la retirada agresiva de tropas de Obama: En discurso televisado , Obama dijo que retiraría 10.000 soldados de Afganistán para finales de 2011 y otros 23.000 más al final del próximo verano , pero aún tras la retirada permanecerán en el país unos 70.000 soldados estadounidenses y las tropas serían retiradas de forma constante posteriormente.
Según Reuters, el almirante Mike Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto reconoció en una audiencia en la Cámara de Representantes que “las decisiones del presidente son más agresivas y suponen más riesgos de los que originalmente me preparé para aceptar”, y a pesar de que midió cuidadosamente sus comentarios, dejó entrever el descontento del Pentágono con la agresiva retirada de Afganistán.
Los talibanes han sido expulsados de algunas zonas de su bastión del sur, pero la insurgencia se ha intensificado a lo largo de la frontera oriental con Pakistán. Así, según Reuters, Clinton reconoció “que no hay una solución militar al conflicto y que Estados Unidos tiene un amplio espectro de contactos en la búsqueda de una salida política”.
La CIA contaría además con informes que confirmarían el inicio de la ayuda militar rusa (asesores militares, logística e información de los satélites- espías) a las milicias talibanes de Afganistán en su lucha contra las fuerzas de la ISAF allí desplegadas, con el objetivo de alargar el conflicto y aliado con la falta de liquidez monetaria de los aliados europeos lograr su gradual retirada de Afganistán antes del 2012 dejando en soledad a EEUU,
De todo ello, se deduce que asistimos a un pulso soterrado entre la política de Obama para reconducir el enfoque de su Gobierno respecto a la guerra en Afganistán claramente enfrentada a los intereses del Pentágono, que baraja la opción de una sensible escalada de la intervención militar de EEUU en Afganistán para el verano del 2011.
El incierto futuro de Karzai: Afganistán, objeto de duras críticas internacionales por la corrupción e inestabilidad, podría hundirse en una nueva crisis tras un fallo judicial que declara nulos los resultados de 62 escaños parlamentarios en una asamblea de 249 representantes, estando el país sumido un estado de parálisis política, sin un gabinete completo desde las elecciones del 18 de septiembre pasado.
El presidente afgano, Hamid Karzai, un aliado de Washington acusado de incompetencia y corrupción, dio la bienvenida al plan y dijo que los afganos confiaban cada vez más en sus fuerzas de seguridad , pero los talibanes, que resurgen una década después de ser derrocados por la invasión estadounidense tras los atentados del 11 de septiembre del 2001, restaron importancia al anuncio y dijeron que sólo una retirada total e inmediata de las fuerzas extranjeras detendría un “derramamiento de sangre sin sentido”, citando a Reuters .
El 31 de mayo, Karzai advirtió que si las tropas extranjeras continuaban asesinando civiles inocentes su presencia se convertiría en la de una fuerza ocupante. Eikenberry ha señalado que comparar a las tropas estadounidenses con una fuerza ocupante “no es una expresión justa”.
La CIA inicia la campaña de desestabilización del Gobierno afgano:Por otra parte, el martes un hombre asesinó a Ahmed Wali Karzai , hermanastro del presidente afgano, Hamid Karzai, y jefe del Consejo Provincial de la provincia de Kandahar, en el sur del país. Karzai, uno de los hombres más poderosos del sur del país, fue asesinado por un antiguo miembro del servicio de seguridad de su clan, acción rápidamente atribuida a los talibanes.
El asesinato del controvertido Ahmed Wali Karzai -sospechoso de traficar con opio, desviar fondos públicos y reclutar grupos paramilitares al servicio de la CIA- deja un inquietante vacío de poder y su figura simbolizaba la fragilidad de las instituciones en el nuevo Afganistán.
La CIA en un informe secreto habría acusado a Wali Karzai de ser “el mediador del Presidente electo Karzai el nicio de conversaciones secretas para la gestación de un Gobierno de Coalición islamista entre pastunes y talibanes” y que tras conseguir en unas elecciones anticipadas la legitimación democrática en las urnas en el horizonte del 2011 procederían a la creación de la República Islámica de Afganistán , lo que exigiría la retirada de las tropas de EEUU y la consecuente pérdida de presencia en un país considerado por el Alto Mando de EEUU “como pieza geoestratégica vital ” en el rompecabezas del Oriente Medio.
Convendría recordar además que cuando irrumpieron en el tablero afgano los talibán, (milicia ultraintegrista procedente de las madrazas deobandis del norte de Pakistán), Karzai dispuso lo necesario para facilitarles el control de las ciudades en las regiones de influencia popalzai, ya que pese a su fanatismo religioso los consideraba como una milicia de hombres virtuosos que buscaban pacificar un país sumido en los desmanes de los numerosos señores de la guerra, por lo que la CIA habría iniciado la búsqueda de un sustituto a Karzai al no gozar ya de su confianza.
A continuación, mediante una operación de propaganda, Hamid Karzai sería acusado de tibieza en la lucha contra los talibanes por lo que no sería descartable la creación de un ambiente propicio al golpe de Estado y posterior derrocamiento y asesinato de Karzai , reviviendo uno de los aspectos más oscuros de la política exterior de Kennedy (el derrocamiento y asesinato del presidente survietnamita Diem (1963) y el posterior incremento de su apoyo militar a Vietnam, acelerando la escalada que llevaría a los Estados Unidos a un callejón sin salida.