Un milenio de papamóviles al servicio del Vaticano
Desde que Simón Bar Jona (más conocido como San Pedro) recibiera de Jesús de Nazaret la potestad de transmitir la fe católica a sus sucesores, hasta llegar al actual máximo representante de la Iglesia Católica, Benedicto XVI, es difícil saber cuál de los 265 papas habidos en dos milenios instauró el primer sistema de transporte oficial correspondiente a su cargo.
Según las crónicas, esto sucedió hace más o menos mil años, cuando los papas comenzaron a utilizar una versión elaborada de la silla de manos denominada ‘sedia gestatoria’. Esta silla era llevada por doce personas y se empleaba en el transporte de los papas desde y hacia las ceremonias realizadas en la Basílica de San Juan de Letrán y en la de San Pedro.
En 1978, durante el pontificado de Pablo VI, desaparece su uso, sustituyéndose por un vehículo a motor descubierto, al que desde entonces se denomina coloquialmente como papamóvil. Por lo tanto, y en contra de la sabiduría popular, el término papamóvil se acuña para ese vehículo usado en Roma, aunque posteriormente se ha exportado a todos los automóviles utilizados a lo largo y ancho del mundo por los distintos papas. El Petri Apóstoli Potestatem Accipiens (acrónimo en latín de la palabra ‘papa’) ha tenido consideración de jefe de estado desde 1929. A partir de ahí, los traslados oficiales a los distintos países que han visitado los diferentes papas se realizaron en las limusinas oficiales de los jefes de estado anfitriones. Habría que esperar hasta 1979 para ver el primer papamóvil exclusivamente fabricado para ser utilizado por Juan Pablo II en la primera visita oficial de un pontífice a Irlanda.
El diseño del papamóvil es funcional: se trata de que los fieles puedan ver al santo padre durante el breve tiempo que transcurre en sus desplazamientos. Si bien las características de estos vehículos han variado desde el atentado sufrido por Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981, todos ellos disponen de un habitáculo con cristales blindados, con una sola excepción: el Mercedes Clase G de color ‘blanco místico’ que, a diferencia del usado por Juan Pablo II, traslada a Benedicto XVI en las audiencias públicas de los miércoles ya sea descapotado o, si la meteorología no lo permite, con cabina de cristales que no son a prueba de balas.
Otro dato curioso es que la matrícula permanece en todos ellos inalterable: ‘SCV 1’, cuyo significado en italiano y latín para Estado de la Ciudad del Vaticano es, respectivamente, ‘Stato della Città del Vaticano’ y ‘Status Civitatis Vaticanae’.
Muchos han sido los fabricantes que a lo largo del planeta han ofrecido sus diseños al automóvil papal, hasta fabricar un total de 30 papamóviles, algunos de los cuales se encuentran repartidos por museos de todo el mundo. Repasando los vehículos utilizados por los pontífices en sus visitas a nuestro país, los modelos se reducen considerablemente, aunque sus fabricantes son tan habituales para el gran público como sorprendentes.
Las visitas de los papas a nuestro país han sido en total ocho (cinco Juan Pablo II y tres Benedicto XVI, contando la actual de agosto de 2011), durante las cuales han utilizado cinco modelos de papamóvil. En la primera visita de Juan Pablo II en 1982, el vehículo que utilizó fue un Range Rover blindado, al que se añadió al capó un radiador similar a los utilizados por Rolls-Royce. Este impresionante vehículo de seis toneladas y media de peso se ha convertido en uno de los papamóviles más recordados en todo el mundo. El segundo vehículo papal fue un Land Rover Santana modelo 109, que también utilizó el pontífice en alguno de los traslados que realizó durante sus múltiples viajes.
Uno de los menos conocidos y, sin embargo, el más sorprendente por sus características, sigue pasando desapercibido en el cómputo de vehículos pontificios. Se trata de un SEAT Panda que el fabricante puso a disposición del Pontífice en 1982 para que Juan Pablo II entrara en el estadio del FC Barcelona, y pudiera saludar de pie a las más de cien mil personas que allí le esperaban.
Avería en Granada
El cuarto vehículo se convirtió en papamóvil de manera casual. Durante uno de los trayectos que Juan Pablo II realizó en su visita a Granada, el vehículo oficial del papa sufrió una avería que le impidió continuar el trayecto previsto. Ante la eventualidad, el Pontífice se subió al autobús de la prensa (que circulaba justo detrás del séquito oficial), un Setra tipo S-215 de la empresa Alsina. A partir de ese momento, estos modelos fueron popularmente conocidos con el sobrenombre de ‘los juan pablos’.
Y, por último, el Mercedes-Benz Clase ML 430 utilizado antes por Juan Pablo II y ahora por Benedicto XVI. En realidad se trata de dos automóviles carrozados con una cúpula blindada, aunque los cristales laterales pueden abatirse. Estos vehículos son impulsados por un motor V8 de 4.3 cc y 272 cv. Los Mercedes son desplazados en avión desde Italia, y preparados días antes de la llegada del Pontífice al país de destino. En España, es conducido por funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía.
A primeros del próximo año se prevé que el Vaticano reciba el nuevo vehículo papal, que Benedicto XVI estrene posiblemente durante su visita a Alemania en septiembre de 2012. Será un Mercedes-Benz ecológico, y montará un motor híbrido de 60 cv, alimentado por una batería de iones de litio, con la que podrá alcanzar los 30 kilómetros por hora sin emitir contaminantes.