La Policía ya rastrea con perros las aulas de los institutos para evitar el tráfico de drogas
Ocho y media de la mañana. La Unidad Canina de la Policía Local aprovecha el primer día de curso en Secundaria para poner en marcha un programa pionero en el país de prevención de drogas en las escuelas. El objetivo es concienciar a los alumnos a través de charlas informativas, pero también combatir el tráfico haciendo batidas. El equipo está preparado.
Seis agentes, seis perros y el oficial jefe, Sergio Melgares, se dividen por zonas, y a José, Carlos y Paquita, acompañados por dos de los perros, les toca el Instituto Mare Nostrum. Su llegada sorprende a padres, alumnos y a la dirección.
«¿Llevas encima alguna sustancia estupefaciente?», le pregunta uno de los policías a un chaval que con mochila al hombro se disponía a entrar en el centro. «No», responde sin titubear y permitió que uno de los perros, llamado X, le olfatease. La aparente seguridad del alumno se vino abajo rápidamente, y su cara se convirtió en un poema cuando el perro marcó droga en uno de los bolsillos del pantalón. Era una bellota de hachís.
«Al ser para consumo propio se levanta un acta por posesión de estupefacientes y como es menor, tiene 17 años, se informa a los padres», comentan los agentes. La multa oscila entre los 300 y 3.000 euros, pero en casos como éste, al ‘pillarle’ en un centro educativo, se aplican las mayores cantidades. Del estudiante, ni rastro. Una vez le identificaron y le entregaron la denuncia se alejó rápidamente y decidió no entrar en clase.
«El objetivo es la prevención y pretendemos que el alumno que no se ha iniciado en las drogas, no caiga porque sus amigos consuman. Que sepan decir que ‘no’ aunque los compañeros le rechacen. Las batidas de acercamiento las hacemos como medida persuasiva», explica el oficial jefe, quien puntualiza que el programa está centrado en los estudiantes de entre 12 y 17 años. Y es que, lamentablemente, la edad de inicio en el consumo está bajando.
Hachís y ‘maría’ son las drogas más frecuentes que se trafican a la entrada y salida de los institutos y en los recreos. El director del Mare Nostrum, Ernesto Torres, permite a los agentes que entren para que X y su compañera Kyra rastreen pasillos y zonas ajardinadas. «Es una experiencia positiva porque sirve como medida disuasoria para evitar el tráfico. Este no es un centro conflicto, pero en las puertas y fuera hay chavales que pueden estar tentados». Y así es. Ahora bien, el Mare Nostrum no es el único, confirman los agentes. El pasado curso, la Unidad Canina de la Policía Local recibió el aviso de un centro porque padres y dirección tenían sus sospechas. La droga estaba oculta en los lavabos.
El segundo punto asignado es el Instituto Bahía Babel. Y uno de los perros no tarda en ponerse en alerta. En la parada de autobús, situada delante de la puerta del centro, encuentran envuelto en papel de aluminio hachís. «Como nos han visto, la han dejado aquí, pero con el objetivo de poder recuperarla a la salida». El escondite, ésta vez, no ha servido.
José Antonio Perelló es otro de los directores que no tiene problema en dejarles pasar al Bahía Babel para que los canes inspeccionen las taquillas y también una de la zonas alejadas del edificio donde «vemos más problemas porque se juntan chavales en una actitud sospechosa». El equipo entra, además, en una de las clases y se presenta a los estudiantes porque «no pretendemos que nos vean como sus enemigos». Por ello, quieren dedicar horas a impartir información a los menores y hacer exhibiciones con los perros en las aulas con el fin de que haya un acercamiento.
El director del centro se muestra encantado con la iniciativa, a la que podrán acogerse voluntariamente los institutos. «Me parece estupendo todo lo que sea acabar con la venta de droga al menudeo». Y se queda con el número de teléfono de la unidad por si algún día necesita que se pasen para hacer una batida sorpresa en la zona sospechosa.
El Pla y Virgen del Remedio fueron otros de los institutos que pasaron la inspección y en los dos encontraron hachís. Uno estaba escondido en un agujero del muro que rodea al centro y otro, «en un paquete de chicles que habían dejado en las plantas del jardín que están en las vallas. Es preocupante», afirma el oficial jefe, que se muestra convencido de que el programa logrará su objetivo.
Y en la foto se ve que el perro encuentra algo, podría ser un bocata de chorizo pero también están prohibidos por Trini y Pajín, a ver si es para eso para lo que meten a los perros y para que se vayan acostumbrando a las inspecciones y registros sorpresa del estado totalitario.
Y la niña de la izquierda se muerde las uñas de manera muy sospechosa, habría que somterla a un interrogatorio, seguro que sabe algo.
A mi no me parece bien que unos payasos vengan con sus perros sarnosos a registrar a nuestros hijos! Qué gentuza, por el amor de Dios! ¿Y esto donde se ha aprobado?
aquí el zafio, desharrapado, ladillero, piojoso y sarnoso eres tú, sabandija. Si odias a los perros REVIENTA Y PÚDRETE.
y qué pasará cuando metan a las criaturas en el Senado?? Se van a volver tarumbas los animalicos. Ahí hay mogollón de sustancias tóxicas….. (eufemismo)