Los nueve concejales de CiU en el Ayuntamiento de Salt se abstuvieron en la votación de una moción de Plataforma per Catalunya (PxC) que pedía que se instara al Estado a no firmar un convenio de reciprocidad con Marruecos que permitiría a los marroquíes que viven en España votar en las municipales. El texto sólo tuvo el apoyo de la concejala de PxC, María Osuna, y los dos concejales no adscritos Carlos Bonet y Dolores Martínez (ambos ex-Plataforma). El PP también se abstuvo y PSC e IPS votaron en contra.

La moción había causado cierta expectación. La policía sólo dejó entrar gente al pleno hasta que se llenó la sala. Fuera una veintena de antirracistas y del movimiento de los indignados gritaban consignas en favor del derecho a voto de todos los ciudadanos. Al saber el voto de CiU, repitieron: “Abstención es complicidad”.

CiU dio libertad de voto. El alcalde, Jaume Torramadé, explicó su decisión personal. Había algunos aspectos que compartía pero no todos e indicó que reformular todo el texto hubiera sido demasiado complejo. Además, lamentó que el documento fuera “provocador” y generara “crispación y ruido”. Para el PP, Felipe Gil, explicó que no quería apoyar a un partido xenófobo y que había que ver cómo evolucionaba el gobierno de Marruecos. El concejal no adscrito Carlos Bonet señaló que quienes deberían tener derecho a voto son los que han adquirido la nacionalidad.

Para IPS, Fernando Burch indicó que mociones de este tipo no aportaban soluciones y sólo sirven para alimentar la “crispación”, además de apresurarse a dejar claro que no podían apoyar un documento que va en detrimento de los derechos individuales y que discriminan un colectivo.

La portavoz del PSC, Iolanda Pineda, explicó que no podían apoyar a un partido “racista y xenófobo” que genera “odio” y apeló al Plan Nacional de Inmigración como herramienta que persigue la igualdad y que marca como uno de los puntos que el derecho a voto es una buena manera de conseguirla. También preguntó por qué sólo se apuntaba a Marruecos.