Todo listo para la boda geriátrica del siglo
La duquesa de Alba, de 85 años, se casa este miércoles con el funcionario del Estado Alfonso Díez, 24 años más joven que ella, tras cuatro años de noviazgo. Esta es la tercera boda de Cayetana, que ha logrado superar la oposición inicial de sus seis hijos al enlace gracias al sosiego que supuso el reparto en vida de su ingente herencia. Para allanar el camino al altar también ha sido necesaria una merma considerable en los derechos de estatus de su futuro marido.
La duquesa, que no ha cesado en su empeño de volver a pasar por la vicaría, cuenta frente al altar con la compañía de un reducido grupo de personas -entre ellas su inseparable amiga carmen Tello, madrina del enlace, y su ex yerno Francisco Rivera Ordóñez, exduque de Montoro, a quien adora-. También comparten este día con Cayetana sus hijos y nueras, pese a las tensiones surgidas estas semanas con alguna de ellas.
El duque consorte
Alfonso Díez tendrá una posición familiar muy distinta a la que tuvieron los dos primeros maridos de Cayetana, Luis Martínez de Irujo y Jesús Aguirre. El primero ya era hijo de los duques de Sotomayor y marqueses de Casa Irujo, el segundo era un doctor en teología que consiguió, sin embargo, el favor de los hijos de Cayetana a los que ayudó a gestionar el patrimonio familiar hasta su muerte en 2001.
El tercer esposo de la duquesa no tiene, en cambio, el favor de su prole. Díez pasará a ser únicamente duque consorte de Alba desde el momento del enlace y, en caso del fallecimiento de la duquesa, su título se quedará en duque viudo de Alba. Carlos de Irujo, primogénito de Cayetana y actual duque de Huéscar, es quien pasará a estar al frente del ducado.
La condición de duque viudo se mantendrá a Díez únicamente si no contrae nuevas nupcias. Además, el duque consorte de Alba no cumplirá ningún papel institucional dentro de la familia y solo tendrá el cometido de intentar acrecentar y mantener el patrimonio de la casa ducal en un momento en el que se ha convertido en marca comercial por la falta de liquidez.
Díez ha apostado por su relación con Cayetana -a quien ha cambiado la vida- y se ha mantenido en un segundo plano que ha facilitado las cosas. Estos días apuraba su soltería viajando junto a la duquesa y visitando los toros en La Maestranza antes de abandonar su trabajo para instalarse prudentemente en el Palacio de Dueñas.
Esta es quinta boda de la casa ducal de los Alba en Sevilla, donde se casaron tres de los hijos de Cayetana, Carlos, Eugenia y Cayetano, además de ella misma con el padre de sus hijos, Luis Martínez de Irujo. Se da la coincidencia de que todos los matrimonios acabaron rompiéndose o, en el caso de la duquesa, enviudando.
Estos no fueron, sin embargo, los únicos matrimonios malogrados entre los hijos de la duquesa: también se separaron Alfonso Martínez de Irujo, duque de Aliaga, y María de Hohenlohe; y Jacobo, conde de Siruela, y María Eugenia Fernández de Castro.
La boda de Cayetana guarda muchas similitudes con uno de estos enlaces, el de su hijo Cayetano, el 15 de octubre de 2005. La boda de la duquesa se celebra en la pequeña capilla de su sevillano palacio de Dueñas la y oficiará el párroco de la iglesia sevillana de La Asunción, Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp. El mismo lugar y el mismo religioso que casó a Cayetano con Genoveva Casanova.
Tres bodas, tres Españas
Cayetana no siente ningún vértigo de haber sido novia con 21 años, con 51 y ahora con 85 –se visitió de blanco el 12 de octubre de 1947, el 16 de marzo de 1978 y el 5 de octubre de 2011-. Sus bodas han atravesado una línea temporal muy amplia de la historia del país, de la España de Franco a la de Zapatero pasando por la de Suárez. Ella siempre ha sido una mujer moderna, adelantada a su tiempo a quien nunca ha importado el “qué dirán”. Prueba de ello son las imágenes que conocíamos esta semana de Cayetana hace 30 años bañándose en topless en una playa de Ibiza.
La Casa de Alba
El peso de la historia de la Casa de Alba de Tormes es irrebatible, por ella han pasado diecisiete duques enraizados a un país que ya tenía Duque de Alba antes de que Colón descubriera América. Originariamente el título provino de la antigua familia de los Álvarez de Toledo pero tras morir sin descendencia la XIII duquesa, pasó al linaje de los Fitz-James Stuart. En virtud de herencias y matrimonios, la Casa de Alba ha ido incorporado otras casas nobiliarias. Actualmente María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva es la XVIII duquesa de Alba (heredó el título en 1953 tras la muerte de su padre Jacobo), posee 47 títulos nobiliarios y es veinte veces Grande de España.
El jugoso patrimonio
La Casa de Alba tiene un importante patrimonio cultural y es una de las fortunas más grandes de España, lo que ha llevado a la familia a establecer la Fundación Casa de Alba, para administrar y gestionar los bienes. Se calcula que tiene un valor estimado que supera con creces los 600 millones de euros.
Como ya se ha publicado, cada uno de los hijos de la duquesa ha recibido en el reparto de la herencia unos 110 millones de euros en patrimonio. Carlos, duque de Huéscar y hermano mayor del clan ha heredado los títulos y honores de la familia y es el encargado de llevar la gerencia del patrimonio ducal (entre ellos el palacio de Dueñas y una amplia bolsa de valores). Aglutina también los bienes de la casa de Alba, tales como el palacio de Liria, el de Monterrey el de los duques de Alba y una vasta colección de arte.
Por su parte, su hermano Alfonso, duque de Aliaga, heredó un castillo; Jacobo, conde de Siruela, heredó una masia; Fernando, marqués de San Vicente del Barco, hereda la casa familiar de Marbella; Cayetano ya posee la finca Las Arroyuelas y Eugenia es propietaria de La Pizana.