Desde el sábado Luis Fernández y Juan Sánchez, recorren de sol a sol la plaza. Su objetivo: llamar la atención a la sociedad y hacerla despertar ante una situación insostenible. Ambos tienen motivos muy particulares para iniciar el ayuno pero coinciden en la rabia e indignación que les corroe ante el panorama que observan a su alrededor.

Juan, valenciano con mujer y dos hijos, aún no está en el precipicio. “Todavía me queda un año de paro y, de momento, vamos pagando a todo el mundo, pero esos 12 de meses de prestación es lo que me separa del abismo”. Indignado desde hace meses, el dilema moral de iniciar esta protesta le rondaba la cabeza desde verano, aunque no lo tuvo claro hasta hace unos días. “No puede ser que los políticos se tapen las orejas y miren para otro lado con la que está cayendo”, señala. “Lo que veo a mi alrededor me obliga a actuar. La palabra ‘indignación’ la siento muy dentro, pero a nivel estomacal, y quiero concienciar a la gente. No queremos medallas, solamente llamar la atención del pueblo”.

Como reza su pequeña pancarta, ambos luchan por su propia dignidad. Luis Fernández está a título particular –lleva tres años en el paro- y como representante de la Asociación Nacional de Desempleados. “Quiero que la gente despierte. Cuando termine mi huelga de hambre voy a perder unos 17 kilos y, como no estoy sobrado de grasas, voy a quedar como el espíritu de la golosina”, sonríe. “Intentamos no perder el humor aunque poca gracia nos hace la situación que estamos viviendo”.

Pero la sonrisa le dura poco. Luis cree que se pueden cambiar las cosas. “Los políticos tiene que dejar de vivir por encima de las nubes y hay que demostrarles que, de forma pacífica, hay que cambiar las cosas. Porque si no lo hacemos ahora la situación pasará a ser violenta”, asegura.

Parafraseando a la ‘princesa del pueblo’, Luis insiste en que, por sus hijos, los padres de familia españoles pueden llegar a matar. Revisando con él las cifras que ayer mismo se hicieron públicas en Madrid por las que la mitad de las familias de la capital no llegan a fin de mes mientras que 15.000 de ellas han solicitado la ayuda de la Renta Mínima de Inserción (RMI) que ofrece la Comunidad de Madrid por valor de hasta 523 euros, Luis tuerce el gesto y asegura que esto irá a más.

Amnistía para los autónomos

“Con los autónomos debería haber una amnistía”, asegura Fernández. “No puede ser que tengamos que pagar facturas de IVA por servicios que no llegamos a cobrar. El sistema nos están utilizando como sus propios cobradores del frac ya que, al tener que pagar el IVA, nos vemos obligados a perseguir a quienes nos adeudan”.

En su día a día cuentan con el apoyo anónimo de muchos ciudadanos. Las noches las están pasando en el hotel ocupado en la cercana calle Carretas, y los días en la Puerta del Sol, aunque el otoño ya está dejándose notar y aseguran que necesitarán un pequeño cobertizo en el que resguardarse. “Esta es una huelga de hambre por nuestra democracia y por el problema del paro. Si la democracia no funciona, es nuestra muerte: la supervivencia del desempleado depende de que la democracia funcione. Y ya hay situaciones insostenibles. Ha habido suicidios, gente que se ha quemado a lo bonzo y autónomos que se han amputado extremidades para pedir que las administraciones les paguen lo que les adeudan. Si lo que quieren es que nos matemos, que sigan así”, sentencia.

Los bancos, el gran enemigo

Además se lamenta de que “se sigan aceptando EREs de empresas con ganancias, se continúe rescatando a los bancos con dinero público mientras éstos lo usan para tapar agujeros y no para dárselo a quienes lo necesitan”. En este sentido Luis lo tiene claro. “Saquemos el dinero de los bancos. No puede ser que tengas 50 euros en una cuenta, y a las tres semanas tengas 38 por comisiones y gastos de mantenimiento”. En ese sentido anima a la gente a retirar el dinero en cuanto cobren y a hacer el esfuerzo de pagar los recibos en metálico. “Que no se forren con comisiones. Que se queden sin dinero que manejar a su antojo”, sentencia.