El 29 de octubre estuve con los españoles decentes
Una vez más, estaba donde uno debe estar. ¡Y qué feliz se siente uno haciendo eso que debe hacer! Sobre las 12:15 quedaba con amigos de las redes, en un bar cercano a la plaza de la República Dominicana, lugar simbólico de unión y esperanza para tantos que pedimos Memoria, Dignidad y Justicia. Al poco, un primer silencio. Luego, testimonios desgarradores. Muchos hemos llorado con las víctimas, con sinceras lágrimas, no con esas que vimos en los falsos y en los traidores.
Se notaba que han dolido las miserables declaraciones de cierto político catalán -hipócrita como pocos- : “No es el momento de la venganza”, cuando precisamente, el ejemplo de estas víctimas españolas es que han sido fieles a un mediocre o nulo Estado de Derecho y han pedido siempre la justicia que apenas se les daba, sin llegar nunca a la venganza.
Pero un sol precioso iluminaba la multitud de los decentes españoles. Si cuando la manifestación por la infame sentencia que legalizaba Bildu, el cielo de Madrid lloraba para acompañar la tragedia que supone un Estado más comprometido con los asesinos que con sus víctimas, hoy, la luminosa luz del otoño madrileño, nos decía: “Todo esto pasará, porque sois millones de españoles decentes, que siempre estáis donde debéis. Y eso, un día, tendrá su premio”. Efectivamente, será así. España –dice mi abuelo- se asemeja a un muelle oxidado, por antiguo, pero que sabe saltar cuando se le aplasta. Y somos miles de españoles los que, junto a las víctimas que tanto sufren, nos sentimos aplastados por unas instituciones que parece ser prefieren dar cobertura –en todos los sentidos- a los enemigos de la Nación, que a tantos buenos patriotas. Una señora mostraba su rabia: “No les votéis. A ninguno. Ellos son estómagos agradecidos que se ríen de todo”.
Yo aprovechaba para, de lejos, decirle a don Jaime Mayor Oreja: “Muy bien, pero el PP está confundiendo mucho estos días, aclare con Rajoy su postura o deje el partido”. Luego he podido saludar a muchos valientes que donde pueden, dan la cara por la verdad y la decencia. Por ejemplo, Carlos Cuesta, que desde Veo no deja de ser un apoyo fundamental para las víctimas. O Alejandro de Urteaga, guardia civil víctima del terror, que lucha desde Murcia. Y algún político se dejaba ver: Cascos de Foro –buena señal-; Cristina Cifuentes –del PP de Madrid-; José Luis Balbás –interesante conversación-. En fin, a pesar de la gravedad de la situación nacional, esperanza y satisfacción por ver a tantos que saben lo que está en juego y que no se dejan engañar.