Los directivos de una empresa pública valenciana se gastaron 300.000 euros en restaurantes durante 5 años
El extracto de una cuenta bancaria de Emarsa, la sociedad de depuración del agua de Valencia, con el nombre ‘RR.EE.’ que ha llegado a manos del juez instructor ha deparado nuevas sorpresas en uno de los casos más graves de corrupción descubiertos en la Comunitat Valenciana.
Los directivos de la depuradora de Pinedo no solamente se permitían lujos cuando se iban de viaje, según cuenta el rotativo Las Provincias; tampoco en casa se privaban de una vida de auténtico escándalo, siempre, por supuesto, a cuenta de la empresa pública, financiada con el ‘canon de saneamiento’ que pagan todos los vecinos en el recibo del agua.
El magistrado se ha dedicado a sumar todas las notas en las que aparece la palabra restaurante o notas de comida y el total es bastante llamativo: 297.664 euros en el periodo comprendido entre enero de 2005 y mayo de 2010. Es decir, 5.000 euros de media al mes. Y eso que el juez considera que existen numerosas facturas que se podrían atribuir a comidas y donde solo se especifica ‘nota’.
Así que ayer el magistrado le preguntó a Esteban Cuesta, gerente de la depuradora de Pinedo, en su enésima comparecencia, si tenía alguna explicación al hecho de que «se contabilizaran semejantes sumas por restaurantes y comidas». Y la respuesta de Cuesta, como siempre, fue ambigua: por un lado atribuyó los gastos a tres «comidas importantes» que se realizaban todos los años, ya que la empresa pagaba dos comidas al año a los trabajadores y otra al consejo de administración, que «rondaba los 5.000 euros». Si lo que dice Cuesta es cierto, los miembros de este consejo disfrutaban de un verdadero banquete, a 250 euros el cubierto. En esta mesa se sentaban alcaldes y concejales de Valencia y el área metropolitana.
El gerente de la depuradora apuntó además en otra dirección: «todos los meses mi presidente -Enrique Crespo- llamaba a Marisol, mi secretaria, y recogía en la alcaldía de Manises notas que solían rondar los 800 y 1.000 euros. Luego volvía y le daba el dinero», aunque luego reconoce que él también habría «generado algún gasto». Cuesta le contestó al juez que no sabía -«y tampoco preguntaba»- si estas comidas del alcalde de Manises tenían que ver con la actividad de Emarsa.
En la declaración, el magistrado le preguntó además por tickets concretos, por ejemplo, dos comidas el 28 de febrero de 2005 en el restaurante Civera, uno por 288 euros y otro por 301 euros. No supo explicar el gerente a qué se debían estas dos comidas en el mismo sitio y la misma fecha. No es el único día en que se repiten varias facturas. Por ejemplo, existen tres anotaciones con el encabezamiento ’18 de febrero gerente’, que tampoco dijo conocer Esteban Cuesta. Ese mes de febrero de 2010, con la empresa Emarsa prácticamente en la quiebra, se fueron de comida en 14 ocasiones. Es decir, día sí, día no, pasando, como siempre, el cargo a la depuradora.
Las anotaciones sobre la comida en cuestión iban desde ‘invitación restaurante gerencia’ o ‘comida gerencia’, otras donde solamente aparecía el nombre del restaurante sin más y «un número muy inferior» en los que consta el nombre ‘E. Crespo’. Cuesta dijo ignorar «por qué sale tanto la palabra gerencia». Según los tickets, además, parece que les gustaba mucho la Marisquería Civera, donde según Cuesta el presidente le citaba «muchas veces». Así que el magistrado le preguntó si había ido alguna vez al restaurante Pepe de Manises, que había pasado varias cuentas por decenas de menús a cargo de la depuradora. Sí reconoció haber ido junto a Crespo a comer al Hotel Azafata y al Asador 7 de Julio, los dos ubicados en esta localidad.
Admitió además que estuvo «alguna vez» en el restaurante Marrasquino: «una comida se hizo con el consejo de administración» y ha estado por allí porque «está cerca de la depuradora». También confesó que estuvo en el restaurante de la Calderona «en alguna comida de la empresa». No le sonaba, sin embargo, haber ido al restaurante Araguaney, ubicado en Burjassot, y con un precio medio que ronda los 55 euros por comensal.
El magistrado insistió sobre todo ante Cuesta por qué a lo largo de los años los gastos en restaurantes fueron incrementándose de forma exponencial. Así, en el año 2005 se gastaron 28.027 euros en comidas, cantidad que inclusó bajó en 2006, a 26.795 euros, que se dobló en el año 2007 hasta los 58.566 euros, subió a 67.735 euros en 2008, y se disparó hasta los 92.443 euros en 2009.
Precisamente, el juez calificó el coste durante ese año -llegó a superar los 7.000 euros mensuales- de «exorbitante»,. Cuesta intentó justificarse al decir que los «años de feria se generan unos gastos». El instructor le replicó que precisamente esos costes, que corresponden a la Expo de Zaragoza, no fueron contabilizados en la suma de las facturas. Y la contestación de un gerente cada vez más hundido fue la de siempre: «no puedo dar explicaciones».
La realidad es que el que fuera el máximo responsable técnico de la depuradora de Pinedo durante seis años presentó ayer en la Ciudad de la Justicia un aspecto bastante demacrado, cabizbajo y muy ojeroso, ya muy lejos de la imagen de triunfador que tenía durante su etapa en la planta.
Llegaron a ordenar compras a Las Añadas de España, un establecimiento de productos gurmet ubicado en el centro de Valencia, o se encargaban 1.000 euros en lotería, que Cuesta aseguró que se repartían entre los miembros del consejo de administración y el resto «se lo llevaba mi presidente». Más de la mitad de los 50 décimos irían a parar, en este caso, a manos de Crespo. Sólo en cajas de navidad para «los empleados y mi presidente, que encargaba varias», se pagaron unas navidades 30.000 euros.
Relación con Gimeno
El juez aprovechó la comparecencia de Cuesta para preguntarle por la relación de Juan Carlos Gimeno, que fue imputado el pasado martes, con la depuradora. Llegó a decir que fue el alcalde de Manises quien negoció con él el contrato, que al parecer, y según puso de manifiesto el magistrado, se firmó el mismo día en que recibió el finiquito como empleado. Y que la razón por la cual apareciera la firma de Cuesta y no la de Crespo es que el alcalde de Manises le dijo que «no hacía falta que lo firmara él porque yo tenía poderes suficientes para firmarlo». Así que, según el gerente, fue el presidente de Emarsa quien negoció que Gimeno tuviera un contrato de 12 años.
Claro, igual los billetes de 500 se los llevaban a casa por que es “material de oficina”. También el concepto “menú del día” no lo conocían, eso para el populacho, para los que trabajan de verdad…
Pues que devuelvan hasta el último céntimo poniendo como garantía el patrimonio de cada uno de ellos y después a la cárcel. Ya va siendo hora de limpiar de ratas este pais.
Pero esta pandilla de sinverguenzas qué otra cosa ha hecho sino darse la vida padre a costa del erario público?. Y esto es practicamente extrapolable a todo el pais. Democracia de robo y pillaje