Compromiso contra ETA
L.R.- ETA ha irrumpido en la campaña para mejorar las ya de por sí buenas expectativas de su marca Amaiur. Lo ha hecho en la víspera del gran acto electoral del grupo proetarra en el velódromo de Anoeta.
El comunicado-entrevista no aporta novedades a la estrategia tramposa de la banda terrorista. No hay disolución, no hay entrega de las armas, no hay arrepentimiento, no hay solicitud de perdón a las víctimas, no hay intención de someterse a la Justicia y aclarar los 300 asesinatos que continúan sin resolverse y, en cambio, sí existen amenazas de que el sufrimiento puede regresar, orgullo de su actividad criminal, ataques a la democracia española, victimismo por doquier y las reivindicaciones históricas, ya contempladas en la alternativa KAS, de territorialidad, independencia, socialismo, presos, etc.
Estamos ante otro episodio de marketing electoral en su intento de colocarse como la primera fuerza política del País Vasco y de conseguir grupo parlamentario en el Congreso.
Por esa razón, la respuesta más acertada de todo el espectro político ha partido de Mariano Rajoy, que se ha negado desde el comienzo a contribuir al engaño y el fraude etarras. De nuevo lo hizo ayer al eludir comentar el contenido de la entrevista en «Gara» porque no quiere «hacer la campaña electoral a nadie».
El presidente del PP se atiene a los principios básicos que han alumbrado la lucha antiterrorista. «Lo único que nos importa es el anuncio de la disolución irreversible de ETA». La nitidez y la contundencia de Rajoy son tal que el PP es el único partido político que ha dejado constancia en el programa de sus compromisos con los españoles en el combate contra la banda. El contrato político del líder popular con los españoles contempla que no negociará con los terroristas «ni por la presión de la violencia ni por el anuncio de su cese» y que promoverá «el reconocimiento y la memoria de las víctimas, apoyando las iniciativas de la sociedad civil en este sentido».
Ley y Estado de Derecho, ha repetido Rajoy para abordar su estrategia contra ETA, y fuera de ahí, nada. Mayor compromiso público es imposible, por lo que no hay incertidumbres ni dudas y sí seguridad y confianza en que ese camino es el correcto.
Nuestra valoración de la actitud de los socialistas en esta campaña resulta, en cambio, distinta. La utilización de los comunicados de ETA ha sido recurrente entre los principales candidatos, con un significativo incremento de su peso en los mensajes y en los mítines.
De la atribución del mérito de la supuesta paz a Rubalcaba, olvidando al resto de los demócratas, las Fuerzas de Seguridad y la judicatura, se ha pasado directamente a avisar de que, para garantizar que el final de ETA y la consolidación de la desaparición de la violencia sean «irreversibles», el mejor es el candidato socialista. Un golpe bajo y un despropósito que hablan de la desesperación socialista por sus malas perspectivas electorales.
Como Rajoy, el PSOE pudo comprometerse contra ETA en su programa y no lo hizo. Ellos sabrán por qué.
El presidente del PP está centrado en lo esencial, la economía y la creación de empleo, pero ETA ya sabe lo que le espera. No habrá ni atajos ni dobleces. El rumbo está fijado.