Ni quebrando España rectificarán
Recuerdo una mañana del año 2001. Solía ir a la Universidad escuchando la radio. Aquél día, el tan valiente como independiente periodista Jesús Cacho clamaba contra el ruinoso Estado Autonómico. El resto de los contertulios, al no poder calificar de franquista o de extrema derecha a Cacho por su procedencia ideológica, no sabían cómo responder a su lógica aplastante. Eran los años felices de las burbujas, del boom y, por eso, del inicio de la soberbia de Aznar en su segundo año de la mayoría absoluta… Entonces, en esos años, incluso hasta el mismo inicio de la crisis, criticar la Transición, la Constitución y sus autonomías, era situarse en el extremismo más radical.
Ahora ya son muchos los que reconocen el fracaso de un sistema que ha debilitado la unidad de España entregando un inmenso poder al separatismo, que se ha cargado la educación y que está apunto de arruinarnos acabando con el desarrollo social alcanzado entre 1950 y 1980… Pero hace pocos días, el mismísimo Cacho, ya apartado -en una oscura maniobra- de su magnífico digital elconfidencial.com, mantenía su coherencia: estamos pagando las reformas que no se hicieron cuando los gobiernos del PP…
Ahora todos hablan de la mayoría absoluta que obtendrá Rajoy. Parece difícil dudarlo, a pesar de que Rubalcaba es el candidato socialista y lo normal es temer cualquier operación de última hora…Hoy mismo, Bono deja caer en El Mundo extrañas opiniones… Pero el Partido Popular, los políticos en general, y todas las instituciones parecen no querer darse cuenta de la gravedad de la situación. Quizá porque llevan muchos años acostumbrados a vivir del sistema, arruinando a los españoles para disfrutar de enormes privilegios.
Así como la corrupción se halla en todos lados sin distinguir clase o condición y mucho menos ideología política, las soluciones que necesitamos deben ir al fondo de los temas. Es irresponsable pedir que nos sumemos tan sólo a un cambio de Gobierno, cuando lo que necesitamos es un cambio radical del sistema y de cada persona.
No quebramos por una crisis, no nos engañen. No quebramos por demasiado gasto social. No quebramos por bajos impuestos. No quebramos sólo por culpa de ZP. Nuestra ruina proviene de profundas causas, algunas mal gestionadas, otras queridas por los que nos quieren someter… No distingamos entre partidos o ideas. Todos somos estafados en la misma medida por los mismos de siempre. En el régimen anterior, con pleno empleo y solo un 15% de presión fiscal (sin IVA ni IRPF), la Seguridad Social y las pensiones estaban más garantizadas que ahora. Estamos quebrando por la corrupción bestial que domina cualquier rincón de la sociedad occidental. No es momento de ideologías, es momento de valores y principios porque lo que nos destruye es la ausencia total de moral que lleva a la podrida clase política a recortar, no de sus chollos y lujos, sino de los bienes más elementales para los ciudadanos.
Pero ni viendo cómo estamos ni aún empeorando rectificarán. La clase política a lo suyo: en esta campaña no he escuchado proponer ninguna de las verdaderas reformas que necesitamos.
muy buen artículo, un saludo desde Barcelona.