Las encuestas no se equivocaron. El PSOE cosechó ayer su peor resultado histórico en la provincia de Alicante, cedió un diputado respecto a 2008 en favor del PP y perdió de manera clara, y sin excepción, en todas las grandes localidades alicantinas. Los socialistas, capitaneados por la ministra de Sanidad, Leire Pajín, fueron incapaces de ganar siquiera en Benidorm, ciudad de la propia Pajín y de la cabeza de cartel del PSOE al Senado, Encarna Llinares. En resumen, todo un batacazo… y en letras mayúsculas.

La globalidad de los datos así lo atestigua. El socialismo alicantino ha cedido 14 puntos de respaldo ciudadano, sólo ha obtenido 238.826 sufragios -cerca de 150.000 menos que en los pasados comicios- y ha sufrido correctivo tras correctivo en la práctica totalidad de las localidades de la provincia. Es más, sólo ha sido la fuerza más votada en La Vall d’Ebo, Quatretondeta y Benidoleig. Todos ellos municipios de menos de 2.000 habitantes.

La sangría del PSOE ha sido especialmente llamativa en la ciudad de Alicante. Los socialistas han visto cómo se les han esfumado 31.500 votos respecto a las elecciones de 2008 y se han tenido que conformar con el respaldo de uno de cada cuatro habitantes. Concretamente, con el 26,09% de los votos emitidos. Hace cuatro años, ese porcentaje se elevó hasta el 42,1%, 16 puntos más que ahora. Desde 1977, cuando España vivió sus primeras elecciones democráticas, el partido del puño y la rosa nunca había obtenido unos resultados tan paupérrimos. Sus guarismos actuales no se asemejan ni por asomo a los que hasta ayer eran los peores de la formación. Los poco más de 43.200 votos que obtuvo el partido ayer en la ciudad se sitúan por debajo de los 45.633 del año 1979, cuando el número total de electores era inferior en casi 100.000 personas. Y en cuanto al porcentaje de sufragios, el 26,09% actual es netamente inferior al 33,1% de 2000, un año negro para el PSOE a nivel nacional, autonómico, provincial y local. Eso, en Alicante.

Del resto de cabeceras de comarca de la provincia, los socialistas también han sufrido un duro revés en Benidorm. Pese a que las primeras espadas del partido en las candidaturas para el Congreso y el Senado proceden de allí, los resultados han sido poco menos que nimios. Sólo 7.933 votos -la cifra más baja de la historia- y el 29,59% del respaldo ciudadano. Prácticamente la mitad que el PP. Y eso, que los socialistas realizaron allí el mitin de cierre de campaña. Sin embargo, la villa turística no ha sido una excepción.

El retroceso socialista ha sido tal que en Alcoy y Dénia, donde el PSOE superó hace cuatro años al PP, ahora no sólo ha perdido, sino que lo ha hecho de manera clara. En la primera ha cedido 7.000 votos y en la población de la Marina Alta, 3.000.

Adiós a los grandes feudos

La caída libre que vive el partido también se ha dejado notar en poblaciones gobernadas por el PSOE a nivel local. Uno de los casos más llamativos es l’Alfàs del Pi. Allí gobiernan los socialistas con una holgada mayoría absoluta, pero las urnas les dieron ayer la espalda. Algo similar ocurrió en Xixona. A diferencia de las elecciones locales, la fuerza más votada ayer fue el PP.

La debacle socialista ha venido acompañada por el auge de los partidos “minoritarios”. La coalición EU-Los Verdes, Compromís-Q y UPyD han mejorado sensiblemente sus resultados y han arañado votos, aunque finalmente no han conseguido el tan ansiado diputado por la circunscripción de Alicante.