El romanticismo de los “vencidos”
Curioso resulta que en nuestro tiempo, bastante deformado de sectarismo ideológico, exista una suerte de visión romántica por los “vencidos”. En España, cuna y sostén de la hispanofobia, es normal que tengan predicamento tanto el “paraíso andalusí” como el indigenismo americano. Como una vez dijo un ignorante de una tertulia de la derecha progre de cuyo nombre no quiero acordarme, no se puede acusar a los romanos de esquilmar las culturas ibéricas porque para la porquería de culturas indígenas que habría aquí era mejor borrarlas del mapa; pero que nosotros sí que esquilmamos culturas superiores del Nuevo Mundo. (1)
¡Eso es apología del genocidio y lo demás son tonterías! Sin embargo, este hombre no se entera que cuando los españoles llegaron a Mesoamérica, la cultura maya como tal hacía mucho que no existía. Sería tan ridículo como decir que los romanos nos privaron del paraíso tartesio. No acusa a los fenicios de colonialistas, cuando es claro que vinieron a por metales y esclavos. Y no dejamos de reconocer que transmitieron civilización, pues. Mas el problema es el de siempre: España la enemiga absoluta de la humanidad por haberse constituido y confirmado como un imperio católico. Todo lo cristiano-católico (2) es un enemigo a abatir, al fin y al cabo, algo bastante parecido sentenció Pablo Iglesias, fundador del PSOE.
A pesar de que el “odio a lo occidental” se extiende con Gramsci y compañía, sin duda unos odios son más grandes que otros. Si España hubiera expandido el paganismo, el budismo, el ateísmo o el islamismo, ya en distinta forma política, este discurso no existiría.
En fin, ya sería meternos en otro tema. Creen que los indígenas americanos fueron los vencidos cuando en verdad buena parte de ellos fueron conquistadores, protagonistas directos de la incorporación del Nuevo Mundo a la Corona como Virreinatos. Ni Cortés ni Pizarro hubieran hecho sus conquistas sin sus múltiples aliados indios, y por cierto, sin algunos bravos soldados y marinos negros libres.
Empero, fíjense ustedes en que este “romanticismo de los vencidos” es selectivo, según al gusto de moda. Ya saben: La Historia como la oferta que más conviene de un supermercado.
Sin embargo, cuando el vencido no conviene para el sectarismo de turno, es tachado de “bandolero”. De “briganti”/”brigantaggio” se habla en Italia para referirse a los defensores de las Dos Sicilias frente a la brutal “unificación” (3) llevada a cabo por la Revolución encabezada por los Saboya y las logias, con la triste celebridad de Garibaldi por montera.
Tampoco hay romanticismos para los muchísimos realistas hispanoamericanos, a los que el dictador Simón Bolívar gustaba calificar como “bandidos”.
Hace poco en los Estados Unidos comenzó a haber cierto romanticismo para con el bando sudista, todo muy tímido eso sí; quizá al alimón del aluvión historiográfico crítico para con los tópicos de los motivos de aquella brutal guerra producto del inicial fracaso político angloamericano y donde el tema de la esclavitud no fue más que una excusa propagandística en un contexto de Revolución Industrial. Con todo, no tenemos noticias que haya romanticismos para los cristianos árabes, los grandes perjudicados de los interminables conflictos Palestina/Israel. No los hay para con su situación en los imperios muslímicos a lo largo de la Historia, así como no hay romanticismo para los mozárabes, los cristianos hispanos que a duras penas pervivieron en el mundo islámico-andalusí, hasta que pudieron ir emigrando a los incipientes reinos del norte. Y es que se vende el “paraíso andalusí” introduciendo ese “romanticismo de los vencidos” como odio al cristianismo, no nos engañemos.
Una de cal, otra de arena… Pues no parece tampoco que los vencidos de la Segunda Guerra Mundial tengan su romanticismo de cabecera. Aquí el romanticismo lo decide quien manda y/o quien quiere ganar guerras sobre el papel que se perdieron hace bastantes años en los duros campos de batalla. Como “romántico” viene a significar “novelesco”, al fin y al cabo es la deformación constante de la realidad, deformación que nos aleja de nuestro pasado, pasado al que se mira con arrogante complejito de superioridad cual producto lógico de la ignorancia.
Algún día, algún día nos daremos cuenta de los estragos del romanticismo…
(1) Que conste que en absoluto decimos que los romanos cometieran un genocidio. Ésa, en todo caso, sería la lógica de los que ven el mundo con sus anteojeras progres de derecha a izquierda. Pero no, el problema es el que referimos.
(2) Con los protestantes no parecen tener muchos problemas.
(3) Que por cierto, en el sur se apoyó en la mafia, que es como despega como tal dicho empresariado criminal. Los Estados Unidos les darán de nuevo alas algo menos de un siglo después. Complejidades de la Historia…