Folio en blanco
A menudo he comentado que los españoles tenemos un débil concepto de la Nación. Sé que no relacionamos el escaso orgullo que sentimos por lo que somos, con los efectos perniciosos que esta carencia afectiva ocasiona en nuestra calidad de vida. Para que España progrese más, destaque en importancia y alcancemos mayores niveles de bienestar es imprescindible querer a nuestro país, conocerlo, creer en él y esforzarnos todos en un proyecto común.
Tanto el año que termina como el que comienza, nos sitúan en una dificultad que ya dura demasiado tiempo. Por la necesidad de un futuro mejor, espero que esta etapa se aborde de otra manera. No me refiero sólo al gobierno, que por supuesto, me refiero principalmente a la población. España será lo que queramos que sea, saldrá adelante si nos la tomamos en serio, si nos concienciamos de que nuestra aportación es fundamental, si no la exprimimos hasta agotarla.
Los grandes pueblos demuestran su corazón en la adversidad. La solidaridad con mayúsculas se basa en la generosidad, en la altura de miras, en la ilusión, en la convicción de que podemos construir algo importante. Me viene a la memoria la leyenda de tres picapedreros que trabajaban en una catedral gótica. Al preguntar a uno de ellos sobre su profesión, respondió malhumorado que se dedicaba, obviamente, a picar piedra. El segundo contestó, con algo de gratitud, que gracias a que estaba allí podía alimentar a sus hijos. El último, mirando al cielo, aseguró sentirse feliz porque se dedicaba a construir catedrales.
Recordemos también la famosa frase “no te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país”. O el amor a la Patria de los alemanes cuando después de la II Guerra Mundial trasladaban ladrillos voluntariamente en sus recorridos habituales diarios. Con gente así, Alemania siempre progresará. Pensemos si los españoles nos identificamos con estos planteamientos. Pensemos si queremos tanto a nuestro país.
Al contrario. Aun sabiendo cómo se encuentran las arcas públicas, pedimos más y comprendemos poco. Soñamos nada y colaboramos menos. Tal vez sea el resultado de la política de ocultación y disimulo practicada por el gobierno anterior y aceptada por la población que prefería pasar de puntillas sobre una realidad intuida, pero incómoda. Se negaba la evidencia y se mentía con absoluta naturalidad.
La verdad tiene que ser el punto de partida del gobierno y de la población. No existe otra posibilidad para avanzar que la valentía desde el conocimiento y el compromiso. Se lo pido al nuevo presidente, a su gabinete ministerial y a los españoles en general. Aceptemos que la situación es preocupante, que estamos al borde de la bancarrota y que se precisan medidas especiales. Mostremos solidaridad, sumemos esfuerzos y después reivindiquemos en voz alta nuestra merecida recompensa. No antes.
El año nuevo es como un folio en blanco en el que todo se puede escribir. Supone otra gran oportunidad para cambiar, para vivir con responsabilidad, para admitir la adversidad y para combatirla sin cesar. Confío en que la sociedad se involucre en un proyecto compartido que no puede ser más importante: la reanimación de España.
Deseo con toda sinceridad que el Año 2012 se convierta en el de la revolución de la normalidad. Debe volver el sentido común llamando a las cosas por sus nombres, rechazando frases grandilocuentes estudiadas y vacías, anteponiendo la lógica a las ocurrencias absurdas, priorizando el bien colectivo sobre los intereses particulares. Erradicando para siempre la cultura de lo políticamente correcto que, por formar parte del adoctrinamiento al que nos han sometido, entorpece nuestra capacidad de razonar en libertad.
Cuando suenen las campanadas, todos tomamos las doce uvas de la suerte, todos los “españolitos hacemos algo a la vez” como cantaba Mecano. Pensemos en la enorme fuerza que ese momento acumula. Es el latido de un país al completo que tiene el mayor derecho a disfrutar su prosperidad. Pero ese mismo país también tiene el honorable deber de conquistarla. Pongámonos a ello de inmediato.
¡Feliz 2012! De nosotros depende. Un abrazo.
*Alcaldesa de Fuengirola y portavoz del PP en el Parlamento de Andalucía.