“La subyugación del Pueblo al poblador, es la culpable de todos nuestros males”. Para que nadie se sienta inocente me remito a los tributos del tiempo. Todo ocurrió, en el mismo instante en que un ser humano se arrodilló sin ser obligado ante otro. A partir de entonces la raza humana emprendió su particular calvario, su trágica existencia. Los primeros pobladores adorados por el Pueblo fueron los profetas. Luego fueron los reyes y emperadores. Posteriormente los más sublimes tiranos.Y por último, los políticos dictadores de un sistema partitocrata que logran el poder mediante la sumisión del pueblo, además otros ídolos-as de chichas y muerte cierta.

Actualmente y a pesar de los tiempos y sus tributos, las fanáticas ansias de los Pueblos por adorar al poblador siguen intactas. De nuevo el demente fanatismo de las multitudes, Pueblos, traen consigo un nuevo Mesías, poblador. Éste, para ir variando, con los ojos rasgados y recién rapao. Su nombre, Kim Jong- Un, nuevo jefe supremo del pueblo Norcoreano.

Un Pueblo, el Norcoreano, donde millones de vidas, millones de cerebros, millones de corazones aun continúan llorando la pérdida de las deposiciones de su líder tripero de ojos rasgados y mucha chicha, a la postre, padre del tal Kim Jong- Un.

Una vez cese el fanático desconsuelo colectivo, se iniciarán las lisonjas dementes y pertinentes, para saludar la llegada al poder del impúber cara culo y mucha barriga.

No sé si alguien es capaz de entender esta monstruosidad mental. Me temo que casi nadie. No obstante para mí tiene una importancia vital. Sobre manera en cuanto a la “supervivencia de la raza” ¿Acaso alguien duda de la resignación heroica del pueblo Norcoreano?

Si mañana al pánfilo Kim Jong moflete vacilón, le da por iniciar una guerra nuclear, los norcoreanos, visto lo visto, aparte de llorar o cantar dependiendo del humor que se tenga, bien poco o nada pueden hacer. “La docilidad del Pueblo genera corrupción en el poblador”.

El Pueblo es la única esperanza que le queda a la raza humana. Todo poder terrenal, ya sea el legislativo, ejecutivo o judicial, se halla en las manos de los pobladores. Esta sinrazón supone que todos los Pueblos del mundo se hallan indefensos ante el poblador. Da igual la política que impere en los mismos. Da igual que sean democráticos, imperialistas, dictadores, fundamentalistas… Da igual, pues todas las decisiones fundamentales para la supervivencia se hallan en las manos de pobladores.

¿Entienden ahora por qué es una cósmica infamia mental permitir que el Pueblo quede en manos del poblador?

¿El todo en lo diseminado?

¿El bien común en el interés personal?

¿El goce vital en la lerda desvergüenza?

¿La decencia de grupo en manos del crápula sujeto?

¿La vida en manos de artilugios que únicamente sirven para matar?

La raza humana ha ido paulatinamente dejando el poder del pueblo al poblador. Unas veces por incapacidad, otras por dejadez. Lo cierto es que todos los reyes, emperadores y demás santísimos jeques de la humanidad han sobrevivido al tiempo mediante el uso de la fuerza física y psíquica contra el propio pueblo saciando, en muchos casos, su sed de venganza mediante la sangre de los débiles pueblos ajenos

En la actualidad, todo poblador, todo individuo, sirve exclusivamente a su interés personal a la vez que ejerce una cierta obediencia a los poderes públicos, dependido, de nuevo, de sus intereses.Entender que el poder merece por el mero hecho de ser poder determinada obediencia, es un grave error de lógica mientras el poder no provenga en su totalidad de las exigencias y demás determinaciones pertinentes del pueblo.Todo poder, todo, absolutamente todo, sea de la índole que sea, está para cambiarlo, cuando no interese al pueblo. Para criticarlo, cuando las cosas no funcionen bien, y desde luego para pedirles idénticas responsabilidades que sus representados.Sin embargo, el ciego resplandor dorado del poder resulta ser para el pueblo algo así como la sublime tentación de la manzana prohibida. La codicia deseada.

El diente dorado de las alcantarillas.

La fascinación e incluso la idolatría

Es por eso que en el mundo actual se tornan elogios las pelvis de las flácidas diosas que se tambalean sobre mórbidas pasarelas mientras se aborrecen, por ser ingratas a la vista, las caras de niños plenas de moscas.

En el mundo actual se tornan milagros simples obligaciones. Se ensalzan cual divinidades a simples carnes humanas. Se doblega la rodilla ante monarcas venidos de una serie de extirpes muertas en el tiempo que jamás hicieron otra cosa que desvalijar, unos más que otros, a los más pobres.

Volviendo al principio, lo que es un hecho incuestionable es que la supervivencia de todas las vidas terrenales se halla en las infames cloacas nucleares que el poblador y no el Pueblo dispone a capricho.

Pobladores como Kim Jong Un. Mahmoud Ahmadinejad y otros muchos más incluso presidentes de países teóricamente no beligerantes, pongamos que hablo de Pakistán, India e incluso Rusia, que tiene bajo dominio absoluto a sus respectivos pueblos.

En definitiva, toda la raza humana está en manos de fanáticos pobladores dementes que lograron el poder mediante la sumisión del pueblo. Para tal fin contaron con otros pobladores que se dedican a la manipulación de la realidad. Es decir, determinados medios de comunicación afines a unos u otros espurios intereses.

En el momento en que estos medios de comunicación tuvieron accesos a las nuevas tecnologías las mentes del pueblo se apagaron.
“Habían conseguido su propósito… Pensar por los demás para que los demás no pensaran.”

Por eso tenemos lo que merecemos tener: La libertad de todos los pueblos en las deplorables tripas de crápulas sanguinarios conocidos como presidentes, monarcas, líderes etc: La justicia y la economía en manos de unos pocos pobladores afines al poder. Y por último la propia supervivencia adormilada en barrancones nucleares, esperando, si no que sentido tiene, que algún Mesías loco, o quizás cuerdo, apriete el botón del nunca jamás.

“Un Pueblo que no piensa por si mismo está muerto, sometidamente muerto”.