Blas Piñar rinde homenaje en Majadahonda a dos miembros rumanos de la Guardia de Hierro que combatieron por Dios y por España contra la canalla marxista
El pasado domingo tuvo lugar en Majadahonda el acto que todos los años conmemora el aniversario de la muerte de los legionarios rumanos Ionel Mota y Vasile Marin, miembros de la Guardia de Hierro que vinieron a combatir por Dios, España y Rumanía. Asistió un numeroso grupo de personas, y ante el monumento erigido en el mismo lugar donde cayeron, el nieto de Blas Piñar, Miguel Menéndez Piñar, pronunció en nombre de su abuelo, que no pudo asistir, las siguientes palabras:
“Cruz, crucifixión, cruzada y cruzados. Estas cuatro palabras bien significativas, conviene recordarlas aquí y ahora. Aquí, porque en este mismo lugar dieron su vida dos cruzados, Mota y Marín, combatiendo en una Cruzada, por quien en una Cruz murió crucificado, para redimir a la Humanidad. Y ahora, porque acaba de cumplirse, antes de ayer, el setenta y cinco aniversario de la fecha en que ambos héroes nos dieron el testimonio vivo de su amor a Cristo.
Ante unos políticos pusilánimes, me atrevo a decir, también, aquí y ahora, es decir, en este momento, donde se alza una cruz y un arco de triunfo,dos cosas: la primera, que la profunda crisis moral que padecemos es la causa de la crisis económica que nos arruina; y la segunda, que el cristianopertenece a una Iglesia, que en su etapa temporal es peregrina, pero es, al mismo tiempo,militante. El cristianismo, es cierto que no se impone a la fuerza, sino que se propone, evangelizando, y se le defiende cuando se le ataca. Es cierto que el mártir da testimonio de su fe, pero también lo da el que muere combatiendo por ella, como lo dieron Ion Mota yVasile Marín.
De la historia de esta Iglesia, peregrina pero militante, dan testimonio las Cruzadas, las Ordenes religioso-militares, Fernando III El Santo, y Santa Juana de Arco; los vandeanos en Francia y los cristeros en Méjico; las instituciones religiosas, como las que se denominan Legionarios de Cristo, Legión de María, Compañía de Jesús y Movimientospolíticos como la Legión de San Miguel Arcángel, capitánde la Milicia de la “CivitasDei”, que en Rumanía encabezó Cornelio ZeleaCodreanu, y a la que Mota y Marín pertenecieron.
¡Qué estimulante resulta recordar que ambos vinieron voluntariamente a España–punta de Europa- desde Rumania -país de frontera-, como la denominara Agustín de Foxá -a combatir “a la hueste diabólica que trataba –y sigue tratando por otros medios- de arrojar a Cristo del mundo”; y “cuando a la figura luminosa del Salvador se la hiere (como en el Cerro de los Ángeles quedó herida) con la bayoneta y se la ametralla”, “entonces –escribía Ion Mota, para dar la razón de sus presencia en el frente- todos los hombres de cualquier nación que sean, tienen que alzarse en defensa de en la Cruz”.
Ocultar el carácter de Cruzada a la contienda española y reducirla a una pura guerra civil, entiendo que es tan grave, o más, que una memoria histórica falsa, que solo puede inspirar el Padre de la mentira. Mota y Marín no vinieron a España y murieron en el frente para sumarse a una guerra civil, a la que eran ajenos, porque no eran españoles; vinieron como defensores de la Cruz, porque eran cristianos, porque querían una Europa de fey de cultura cristianas, fiel a sus raíces.
En todas las guerras se lucha y se muere, pero solo se les califica moralmente en función de porqué se lucha y se muere. Los que combatieron “por Dios y por España” fueron, a mi modo de ver, los que mejor personificaron al militante “mitad monje y mitad soldado”, que quería José Antonio, y de los que Mota y Marín son arquetipos ejemplares”.
Respeto.
Que curioso, como cambia la gente dependiendo de la generación a la que pertenece. Caballeros como Don Blas Piñar se acuerdan y muestran agradecimiento hasta a los fallecidos, en cambio a su nieto se le olvidan pronto las cosas y olvida y no muestra agradecimiento a los vivos que le ayudaron o apoyaron en su momento.
Antes que nada, felicito al sr. Blas Piñar, que como siempre nos deja boca abiertos con sus artículos, y después desde aquí le quiero recordar a su nieto que tome nota de su abuelo, que este sí que es todo un caballero, y que al él le queda mucho que aprender de él.