De Juan Ramón Jiménez
Gracias a la generosidad de mi paisano el ilustre señor don Manuel Fernández Alvarado fui completando mi biblioteca con los inmortales clásicos de nuestra literatura, auténticos bardos que enarbolan nuestra lengua en los más altos pedestales. En este puedo hablar de una Colección de Juan Ramón Jiménez hecha por Ed. Aguilar, conteniendo fuertes extractos de “Sonetos espirituales”, “Estío”, “Diario de un poeta recién casado”, “Eternidades”, “Piedra y cielo”, “Belleza”, “Poesía”, “La estación total” y “Animal de fondo”. La recopilación y el prólogo fueron obra de Agustín Caballero, y en el atrevimiento que me proporciona la ignorancia, puedo decir que ha hecho un muy buen trabajo.
El poeta moguereño, ahijado de Rubén Darío y fuerte mentor de la excelsa Generación del 27, se me (re)descubre como símbolo máximo de la riquísima tradición lírica andaluza, que con tan buenas maneras sabe recoger Paco Román, el poeta consagrado a la catedral del Aljarafe. Hay quien dice, a lo mejor con cierta exageración, que fue Juan Ramón el primero el primero que vivió de la poesía como tal. No sé si es del todo exacto ello, pero tan admirado como fue por tantos, fue por mor de su dedicación en cuerpo y alma a los versos, de los primerizos sonetos a los postreros versos libres, todos de una bellísima calidad.
Aprecio, pues, su cualitativo talento, aunque no entiendo muy bien sus manías ortográficas. Bueno, pero bromillas aparte, lo cierto es que me he situado ante todo un monumental tesoro.
Puedo decir, pues, que prefiero el Juan Ramón de la prosa poética, el Juan Ramón de aquel entrañable, encomiable y sobrecogedor “Platero y yo” al “Juan Ramón estrictamente poético”. No sé si porque cada vez me estoy escorando, por un lado, más hacia lo quevedesco, y por otro, hacia el impecable e implacable estilo de Miguel Hernández, que ni incluso las formas más líricas me acercan a Góngora y a los que se escoraban hacia él…. No sé, no sé, igual son historietas mías demasiado picajosas. Pero me descubro la cabeza ante tamaño poeta, ante aquel poeta que supo captar las ondas más universales de nuestra Baja Andalucía, y que no se amilanó por más que hablasen de minorías que él mismo asumió, en una España desgraciada de idas y venidas siniestras que acaso presagiaron más de la cuenta lo que hoy estamos (mal)viviendo…. Uno de tantos españoles que vivió y murió lejos e incomprendido, mas sabiendo desarrollar su hondura en vida.
Desde Moguer al mundo, por Juan Ramón Jiménez, siempre.