Romney se apuntala como favorito al ganar en Florida
Dicen que en Florida se da una paradoja: cuando más al norte se sube, más al sur se está. Y es que el norte de Florida linda con esos estados sureños tan míticos como Georgia y Alabama, donde sus habitantes favorecieron en las primarias de hoy al excongresista de Georgia Newt Gingrich. Pero no lo suficiente como para ensombrecer la rotunda victoria del exgobernador de Massachusetts Mitt Romney, que fue el favorito de los jubilados del noroeste del país que se han reubicado bajo el sol y las palmeras del sur.
Con el 98% de los votos, Romney ganaba por 47% frente al 32% de Gingrich, mientras que el favorito de los evangélicos Rick Santorum se quedaba con el 13% y el libertario Ron Paul con apenas el 7%. El escaso éxito del libertario es paralelo al bajo porcentaje de jóvenes entre los votantes de hoy, donde los menores de 30 años fueron apenas el 5% de los votantes en la meca de los jubilados.
Tras su victoria, Romney ha cambiado la camisa abierta de estos días atrás por chaqueta y corbata para dar su discurso más presidencial. Ese en el que ha ordenado a Obama “quitarse de en medio” para dejarle paso en la tarea de “restaurar la grandeza de América”, ha prometido. “Quiero que recordéis los días en que no os preocupaba mirar vuestro fondo de pensiones ni el precio de la gasolina. Cuando la Casa Blanca os recordaba lo mejor de lo que somos y no lo peor de Europa”. Con la hueca promesa de reducir el déficit sin subir los impuestos, Romney promete hacer que “la esperanza sea un empleo con nómina y no una palabra falsa en una pegatina”, ha atacado. El candidato que aspira a ser el primer presidente mormón de EE UU ha renovado su juramento de lealtad a Israel, decidido a caminar “hombro con hombro” con sus aliados en el mundo y a “hablar por quienes buscan la libertad”.
Gingrich promete seguir batallando
Antes necesitará apuntarse un buen puñado de victorias. Las de New Hampshire y Florida, así como la que se le escapó en Iowa por sólo 34 votos, son un buen principio que sin embargo no lograrán desalentar al exportavoz del Congreso que está dispuesto a darle la batalla. Bajo un cartel de “faltan 46 estados” por votar, Gingrich ha recordado que sólo se ha repartido el 5% de los delegados y que hasta que alguien no consiga los 1.144 necesarios para cerrar la nominación no habrá candidato. Sin embargo a Romney le queda un mes de febrero lleno de satisfacciones, con varios estados de importante presencia mormona a punto de votar -Nevada, Colorado, Arizona, Minnesota-, además de su Michigan natal. Gingrich tiene que mirar a marzo para soñar con un nuevo golpe de efecto, cuando voten a la vez en el Supermartes una decena de estados que más favorables.
La batalla se prevé larga, pero eso no preocupa a Romney. “Dicen que una primarias competitivas nos dividen, pero en realidad nos preparan para ganar las generales”, afirmado. “En agosto volveremos a Florida para celebrar la convención del Partido Republicano todos unidos en torno al candidato que vencerá a Barack Obama”.