Inmigrantes ¿sí o no? Gracias
Jaume V. Aroca/La Vanguardia (Reproducido).- Leemos casi con alborozo que Sheldon Adelson, el milmillonario estadounidense por cuyas inversiones pugnan Madrid y Catalu.a ha puesto como condición previa a hacer negocios en España que el gobierno “relaje la ley de extranjería”. Hagan apuestas: Mr. Adelson pretende abrir las fronteras para importar mano de obra de donde le convenga.
Y es que todo lo que alcanza una dimensión global, las grandes fortunas, las grandes empresas y las grandes ciudades, son contrarias a la restricción de los movimientos de población. Averiguen lo que piensa Michael Bloomberg, el alcalde de Nueva York; Boris Johnson, el alcalde de Londres, o las grandes compañías de California, de las respectivas leyes estatales proteccionistas de su población local. Ya de paso les sugerimos que lean algunos pasajes de El Triumfo de las ciudades, el libro de Edward Glaesser, que se ha convertido en una lectura común entre nuestros conocidos.
He ahí una interesante conexión: los movimientos contra la represión de la inmigración en un extremo de la cuerda y el gran capital en el otro, curiosamente, acaban tirando en el mismo sentido aunque ciertamente sus propósitos son bien distintos, tal vez opuestos.
Pero hace algunas semanas almorzábamos con un dirigente de la izquierda catalana –nos guardamos el nombre para no incomodarle- quien nos reconocía que en su organización toma cada vez más importancia una corriente contraria a la inmigración. Cuanto más a la izquierda, mayor es su rechazo.
Aunque, profundizando en sus razones, la cuestión no estriba en quién viene sino en qué condiciones. En los años de la exuberancia España llegó a ser el primer destino europeo de los inmigrantes según la OIM. Pero este colosal desplazamiento sería una consecuencia de un mercado de trabajo opaco, desregulado y avaricioso sin medida. Por decirlo así, los nuevos trabajadores estaban dispuestos a todo y el mercado laboral también. Ni que decir tiene que por ese camino los antiguos derechos de los trabajadores –los sindicatos, los salarios…- se colaron por el sumidero. Pero cuando llegó el colapso del mercado laboral, todos los brazos, o al menos los más afortunados, pasaron a depender de los fondos públicos. Fin de la historia pasada.
La cuestión es que las condiciones de Mr. Adelson adelantan probablemente un debate que más tarde o temprano volverá a plantearse aquí –ojalá sea así y no volvamos a los hechos consumados e irreflexivos- sobre todo en las grandes ciudades. Sugerimos que vayan preparando sus buenas respuestas porque este será un asunto importante para pensar en el futuro.
…ha multiplicado las llamadas a la puerta de organizaciones como Cáritas o Cruz Roja. Sus programas de inclusión laboral o búsqueda de vivienda se han convertido en la alternativa más eficaz para sus nuevos usuarios, los “recién llegados”. …Exitoso es también el caso de Dyana, una brasileña de 27 años que, desde su llegada en 2008, no había conocido otra economía que la sumergida… …Maria Teresa y Miguel Ángel, dos bolivianos de 37 y 29 años que llegaron en 2007 a España…….Los impagos del alquiler se empezaron a acumular y ahí apareció Cáritas, que no sólo se hizo cargo de… Leer más »