La madre de Arantxa Sánchez Vicario piensa demandar a la tenista
Marisa Vicario Rubio, la madre de la tenista Arantxa Sánchez Vicario, fue ayer protagonista de todos los medios, tras hacerse públicas algunas afirmaciones que hacía su hija Arantxa en sus memorias. Después de toda la tempestad de ayer, Marisa ha emitido un comunicado, a través de su abogado, en el que dice reaccionar “con gran dolor” a las afirmaciones de la tenista en ‘¡Vamos! Memoria de una lucha, una vida y una mujer’, un libro que sale hoy publicado.
Arantxa Sánchez Vicario afirma en las páginas de este libro que su familia le ha dejado “sin nada” y que se ha endeudado con Hacienda, a pesar de haber ganado 45 millones de euros durante su carrera. “Mis padres me han hecho sufrir mucho”, afirma la extenista.
Arantxa Sánchez Vicario, además de culpar a su padre Emilio de una mala gestión, lo que habría provocado que se encontrase actualmente “sin recursos”, Arantxa Sánchez Vicario ataca también a su madre. “Mi madre decidía sobre mi pelo, mi ropa… Cuando me compraba algo por mi cuenta, rara vez le gustaba”, señala la extenista. Tras estas perlas, la reacción de la familia como era de esperar no se ha hecho esperar y, según se apunta en el comunicado, estudian interponer una posible demanda por una presunta violación al honor, a la espera de leer dichas memorias.
“Es inexplicable el dolor que sentimos, el nudo en el estómago que convive con nosotros. Yo tengo 75 años y mi marido 79. Nunca imaginamos que podría ocurrir algo así. Esta situación sí que es una enfermedad que afecta directamente al alma, aunque la intentaremos asimilar con dignidad, nos estamos quedando sin fuerzas (…) Esperaremos a la publicación del libro, aún a pesar nuestro lo leeremos con atención. Entonces será el momento de que yo (en nombre, también, de Emilio) o nuestros abogados, demos cumplida contestación a las falsas acusaciones que se nos hacen”, cuenta Marisa Vicario.
Además, la madre de la tenista ha criticado abiertamente sus presuntas ausencias durante los últimos años. “Emilio, delicado del corazón, fue diagnosticado hace unos dos años de un cáncer durísimo de intestino. Contra él hemos luchado codo con codo y él sigue todavía batallando, día a día contra ese rival incómodo, que casi nos gana el partido. Por si no bastara, hace año y medio le diagnosticaron Alzheimer (…) En todo este tiempo no hemos recibido ni una visita de nuestra hija Arantxa. No un mínimo atisbo de preocupación”, reza el comunicado.
Además, la familia se defiende. “Nosotros vivimos 20 años por y para ella. Lo dejamos todo de lado e hipotecamos nuestra vida y nuestro matrimonio. Yo la acompañé personalmente desde muy pequeña a todos los torneos, abandonando de hecho a mi marido y al resto de mis hijos. Luego, mi esposo Emilio dejó su trabajo para acompañarla y ayudarla. Intentamos hacerlo lo mejor que pudimos. Está claro que fracasamos con ella. A la que más dimos, resulta que -cumplidos los 40 años- se da cuenta de que todo en su vida es por culpa nuestra. Nos acusa de dejarla en la ruina, de quitarle todo, con un rencor y resentimientos dignos del peor de los enemigos”, finaliza.
Doy la razón a la señora Vicario.