Fraga y el socialismo
Como otros tantos personajes de la triste y malhadada historia contemporánea de España, el finado Manuel Fraga Iribarne, esto es, uno de los tantos hombres del régimen franquista que preparó el desastroso y moribundo régimen actual, logró dar una imagen totalmente contraria a lo que fue en realidad.
Fraga dejó claras sus convicciones al decir que prefería a Santiago Carrillo antes que a Blas Piñar, y que nada a su derecha. Y es que con D. Blas se podrá estar más o menos de acuerdo, pero lo cierto es que no tiene las manos manchadas de sangre, y más aún, de sangre inocente, como sí las tiene Santiago Carrillo, artífice máximo del brutal genocidio de Paracuellos del Jarama, como ya reconoce hasta el mismísimo Paul Preston, esto es, nuestro izquierdista británico de cabecera.
Cualquier intento de “derecha social” en España (“Derecha social” que sí existe en otros países de Europa) ha sido inviable e imposible. Todo atado y bien atado por el Partido Popular, el mismo que pretende domeñar la lucha contra el infanticidio mientas lo promueve y lo financia allá donde gobierna. Comenzó como un partido más bien marginal de gente poco popular -¡paradoja!- pero claro, hay jugadas que salen bien…
A ello, añadamos la máxima jacobina de “ningún enemigo a la izquierda”, tan aplicada por los herederos de Pablo Iglesias, aquel que amenazó de muerte en pleno parlamento a Antonio Maura y que colaboró en los terroristas sucesos de la Semana Trágica; el mismo que trabajó para el espionaje francés y que tantas traiciones perpetró. En nuestros días, el zapaterismo, aun en su ignorancia, ineptitud y mala leche, ha conjugado esto con krausismo, marxismo, socialdemocracia y Mayo del 68; todo junto y revuelto en una olla que apesta a masonería y podredumbre, valga la redundancia. Y es que en la pesada hispanofobia todo vale.
Uno de los grandes pactos de la decadencia de Occidente es la expansión del capitalismo salvaje embutido en la pseudocultura progre. Una especie de mutación, en el fondo no tan rara. En nuestra patria tenemos dos máximos artífices, pues: Fraga y el socialismo.
Perfecto, escueto y conciso artículo.
Así paga el diablo a quien bien le sirve. Ahora los socialistas (los grandes beneficiados de su traición) le boicotean los homenajes y le ponen de asesino por haber pertenecido a un régimen según ellos asesino (como todos los regímenes que se enfrentan al socialismo).