Segunda piel
El otro día fui a Madrid para intentar resolver el boicot puro y duro que el PSOE, al frente del gobierno de España, ha llevado a cabo con la 4ª fase de la remodelación del Paseo Marítimo en Fuengirola. A pesar de que la obra estaba programada y con la financiación pactada entre la administración local y estatal, cuando ZP vio la licitación en el BOE, la retiró sin previo aviso. Así permaneció durante ocho años.
La reunión con el secretario de Estado de Medio Ambiente resultó fructífera. Se trataba de aceptar que el compromiso por parte del gobierno jamás debió romperse. Lo entendieron, y aseguraron que las obras comenzarían lo antes posible. El trato que recibimos fue correcto, con rigor y respeto. Muy distinto al desprecio y a la indiferencia, por este orden, que en las dos legislaturas pasadas nos dispensaron desde el gobierno socialista.
Al regresar de Madrid en el AVE, naturalmente veníamos muy felices. Se acababan el calvario y la injusticia que tanto tiempo habíamos padecido. Mi compañera, la concejala de Urbanismo, y yo nos metimos de inmediato en las redes sociales para contar al mundo la noticia más esperada. En frente de nosotras había dos jóvenes que nos miraban con cierta curiosidad.
Nos parecieron agradables y entablamos conversación. Me habían reconocido y manifestaron su asombro al comprobar que yo misma comentaba y respondía en la red sin intermediarios ni asesores. Me dijeron que era muy inusual que una persona de mi dedicación política llevase directamente estas tecnológicas funciones. Conocían bien mi trabajo por la simple razón de que uno de ellos había formado parte de las listas de IU en un municipio vecino.
Naturalmente bromeamos con las distancias ideológicas y empezamos a dar nuestros diferentes puntos de vista sobre algunas cuestiones. La conversación siguió pareciéndome interesante y amena. Al hacer en voz alta esa observación, el candidato dijo que respetaba profundamente al PP porque, aunque no compartía nuestros postulados, nos consideraba personas coherentes a las que resultaba sencillo ubicar.
Añadió que con el PSOE le sucedía al revés. Opinaba que los políticos socialistas eran contradictorios y escurridizos, que traicionaban las ideas que afirmaban defender y que decían una cosa negando la a la vez. La verdad es que coincido plenamente con ese diagnóstico. Yo le hice saber que pienso de IU lo mismo que él del PP: son consecuentes con su ideología en la mayoría de las ocasiones.
Hablamos de que la teórica simpatía que los socialistas sienten por lo público se da de bruces con la voluntad privatizadora, fría e ilimitada, que han desarrollado en la administración autonómica y estatal. Por ejemplo en Andalucía todos los servicios sociales están en manos de empresas privadas: la atención a víctimas de malos tratos, los centros de menores, las plazas residenciales para mayores, los comedores escolares, la rehabilitación de personas con adicciones etc.
Recordamos el anti militarismo socialista que contrastaba con el incremento en la venta de armas en relación al gobierno del PP, así como con su participación en la guerra de Afganistán sin cuestionamiento alguno. O el hecho de que un gran número de altos cargos del PSOE matriculen a sus hijos en los colegios privados más elitistas y costosos, sin despreciar los centros religiosos estrictos a pesar de que preconizan un laicismo desmesurado.
Satanizan a los empresarios, pero el hijo de Chaves intermediaba en la junta para lograr contratos beneficiosos con empresas de las que recibía comisión. Y son capaces de crear un entramado empresarial falso para después subvencionarlo con dinero de los parados sin experimentar el menor pudor.
Nos dan lecciones de ética y alardean de la visa oro soportada con fondos públicos para pagar copas, burdeles y comilonas. Cobran dietas por ir en las procesiones o por acudir a una paella popular.
Lo peor es que no tienen arreglo. Los disfraces del PSOE ni son sólo por carnaval, ni son graciosos en absoluto. Trascienden las fechas, las circunstancias y la celebración. Los usan siempre, en todas las ocasiones, para cualquier fin. Viven con ellos, son como su segunda piel.
*Alcaldesa de Fuengirola y candidata número del PP al Parlamento de Andalucía por Málaga.