¡Estos sinvergüenzas nos toman por imbéciles! UGT convoca manifestaciones en defensa del empleo y la justicia social
Lo malo no es constatar la insuperable caradura de los sindicalistas españoles sino que nos quieran tomar por imbéciles. O como descerebrados votantes de la izquierda, que viene a ser lo mismo. Ya ni siquiera sienten el pudor del fingimiento para que el descaro no resulte tan visible. Ni tan risible. UGT está convocando para el próximo 29 de febrero manifestaciones en toda España “en defensa del empleo y la justicia social”. De las mariscadas a las barricadas antes de que se cumplan los primeros cien días del nuevo Gobierno.
Desde las sedes socialistas se están cursando instrucciones a sus militantes para que se adhieran a las protestas. De no ser por la situación de inanición económica en que la izquierda ha dejado a millones de familias españolas, el asunto merecería ser tomado como una broma surrealista de pésimo gusto. Pero es más que eso, mucho más. La protestas anunciadas sirven sobre todo para la corroboración de un hecho del que venimos alertando desde hace años: la falta de escrúpulos de la izquierda española, su pulsión a la estafa y el engaño, el encanallamiento delictivo de muchos de sus líderes, sus ínfulas matonistas cuando no tienen instituciones a las que agarrarse para seguir robando…
La fulana acaba de perder al chulo que la mantenía a golpe de subvenciones y quiere ahora desquitarse exhibiendo sus lamentables pinturas de guerra. En solo tres meses ha recuperado el instinto reivindicativo que perdió durante siete, cuando la muy mangante actuó como comparsa ciega y muda de un Gobierno que multiplicó el paro hasta cifras escandalosas, destruyó cientos de miles de pequeñas y medianas empresas, arrojó a millones de familias a los brazos de la beneficencia y corrompió cualquier principio que apelara al esfuerzo y la decencia. ¿Cuántas movilizaciones callejeras, cuántas llamadas a la huelga general, cuántas exigencias de dimisión hubo por parte de los sindicatos? Exactamente ninguna.
Durante los siniestros años de zapaterismo, los sindicatos tradicionales se dedicaron a embargar cualquier imagen que nos revelara la profundidad del drama que sufrían los trabajadores españoles. Refugios de vagos e instrumentos al servicio de la desestabilización social cuando no gobierna la izquierda, UGT y CCOO nos están ofreciendo una cara aún peor de la que conocíamos. Al gallego Toxo, lo que se dice conocerle, le estamos conociendo ahora, su auténtica faz, la hondura de su doble fondo moral, sus tripas por estrenar. A él y al otro, a ese barbado con aspecto de gandul y de no sentir demasiado apego por el aseo.
Durante el mandato del Gobierno socialista, cuatro millones de trabajadores perdieron su empleo. ¿Recuerda alguien alguna voz de los señores Méndez o Toxo discrepando del discurso del señor Zapatero? ¿O enfrentándose a él cuando seguía negando la crisis pese a las alarmantes cifras de parados y de cierre de empresas? ¿Recuerda alguien alguna protesta de las cúpulas de los sindicatos ante la extendida y aberrante práctica de jubilaciones anticipadas que llevaron a término empresas que no estaban en pérdidas?
El silencio de los dirigentes de los principales sindicatos ante la peor crisis económica que ha padecido España en toda su historia es la mejor prueba de que, con ellos y con los partidos de izquierda, los trabajadores españoles están más desasistidos que nunca y tendrán que ser ellos, y sólo ellos, quienes se preocupen por las cosas del comer. No es nuevo que los trabajadores españoles tengan que remar solos a ninguna parte. Al menos tienen a la Iglesia para amortiguar su drama.
Se ha dibujado en España una realidad social de privilegiados y parias. A los primeros los reconocerán ustedes en la dirigencia de los partidos y de las organizaciones sindicales. Han sembrado vientos y el resto recoge las tempestades. Méndez defiende ahora el empleo y la justicia social, como si realmente no se supiera cuántas fortunas han amasado, impunemente, personajes sin oficio conocido, al calor de esa izquierda tan generosa con los fuertes y tan represiva siempre con la gente más indefensa.
El socialismo y la UGT, la misma basura, han creado un círculo económico que compite con ventaja con los demás. Están los empresarios con responsabilidad social, productores de empleos y riqueza, y están los otros, los nuevos ricos, de la noche al día, gracias a las millonarias subvenciones recibidas y a todo el dinero fraudulentamente logrado. Andalucía es el mejor ejemplo.
Están los que cumplen religiosamente con sus obligaciones impositivas y muchos otros, profesionales como Roures, políticos como Griñán y cobistas del dinero público como muchos dirigentes sindicales, que cuentan con servicio doméstico ilegal, coleccionan relojes de lujo, viajan en primera clase, viven en exclusivos chalés y evaden sus obligaciones sociales.
Nunca en España hubo tantas distancias entre privilegiados y parias, solo que el privilegio ahora viene dado, no por el valor de la excelencia, sino por la adhesión a un partido y a un sindicato en cuyo nombre parece más lícito hablar de igualdad social y económica. ¿Igualdad social y económica? Sí, la que ellos preconizan y los diez millones oficiales de pobres españoles sufren en primera persona. Todos iguales, sí, solo que algunos, los peores, los más vagos, los más incapaces, los más demagogos, los más rastreros, los más ladrones, están siendo más iguales que el resto.
Lo peor no es que Méndez nos pretenda tomar el pelo a contrapelo del paro y de la justicia social, sino que hayan pardillos que, con todos los precedentes enumerados, se lo dejen tomar en nombre de la izquierda española.
Así es el Puto Socialismo que Odia a España (PSOE) y la Unión General de Timadores (UGT).
Se da la circunstancia que el PP (brazo político de Intereconomía) ha condecorado a Zapatero.
UGT y CCOO son los sindicatos verticales del sistema que han servido como mamporreros d ela casta política para tener bien sujetos y aborregados a los obreros mientras se la metían doblada, sobre todo con los gobiernos socialistas a los que sirven.
¿Fue Felipe Gonzalez quien precarizó el empleo en España con las ETT,S y las 30 formas diferentes de contrato basura.
UGT y CCOO son los sindicatos verticales del sistema que han servido como mamporreros de la casta política para tener bien sujetos y aborregados a los obreros mientras se la metían doblada, sobre todo con los gobiernos socialistas a los que sirven.
Fue Felipe Gonzalez quien precarizó el empleo en España con las ETT,S y las 30 formas diferentes de contrato basura.
Como me gustaría ver al seboso Mendez como un palo de escoba. Que se le cayeran los rolex, vamos.
No seas así, mejor que los devuelva él.
Ke contento toy kon mi ROLEX en la muñeca.
Tero más.