El madridismo llora la muerte de Marquitos
El madridismo llora la muerte de Marcos Alonso Imaz, conocido popularmente como «Marquitos» y uno de los jugadores que más ha representado en la historia del club blanco. Ayer, casualmente el día en el que el Real Madrid celebraba su 110 aniversario, se despedía a los 78 años u( 16 de abril de 1933, Santander) un defensa de leyenda con un palmarés brillante. Será enterrado mañana en el cementerio Ciriego de Santander.
Marquitos, jugador de raza, un defensa valiente y atrevido, empezó en el equipo de los Salesianos de Santander y en 1947 fue campeón local con el San Estilao de Kostka. En 1951 fichó por el Rayo Cantabria —filial del Racing— y, fruto de sus buenas maneras, debutó con el primer equipo el 16 de diciembre en Vigo. Marquitos lo tenía todo para triunfar.
Sin embargo, se frenó en 1952 al ser trasladado a Cádiz para cumplir el servicio militar y cuando regresó a su Santander natal, en 1954, se enfrentó al poderoso Real Madrid. Marquitos estuvo muy bien, notable aquella tarde, y los dirigentes madridistas quedaron prendados por el carácter y el talento de ese joven y sacrificado zaguero. Santiago Bernabéu le fichó ese mismo año para que defendiera el escudo blanco en Chamartín. Tenía 21 años y una larga carrera por delante.
Debutó con el Madrid el 20 de septiembre de 1954 poco después de que se enfrentara al club porque en el primer partido no jugó. Pidió la baja sin que se la concedieran y a partir de ahí se convirtió en un jugador fundamental en el mítico equipo que ganó cinco Copas de Europa de forma consecutiva. En la primera de ellas, cuya final se disputó el 13 de junio de 1956, Marquitos fue decisivo al anotar el tanto del empate a tres en París contra el Stade Reims, en París. Rial certificaría luego la primera «orejona». Llegarían muchas más.
Era la época dorada del Real Madrid, tiempos recordados con nombres para siempre como los de Alfredo di Stéfano, Oliva, Campa, Carrillo, Lesmes II, Atienza II, Rial, Gento, Mateos, Molowny, Joseíto o Pérez Payá. Ese equipo está considerado como uno de los mejores de la historia y Marquitos, que bien valía por la banda derecha como en el centro de la zaga, daba lustre a esa defensa.
La saga de los Marcos AlonsoEn 1963 finalizó su contrato con el Real Madrid —223 partidos y dos internacionalidades— y fue traspasado al Hércules, aunque duró muy poco en Alicante ya que ese mismo año acabó en el Murcia y posteriormente en el Calvo Sotelo. En 1965 dejó el fútbol, pero no se retiró del todo como profesional ya que siguió jugando en un modesto, el Toluca, con otros antiguos jugadores como Félix Ruiz, Pachín, Casado, Vicente, Atienza, Mateos y compañía. Era jugar por amor al arte ya que no cobraba ni una peseta.
Además, Marquitos estaba casado y era padre de tres hijos. Uno de ellos, Marcos Alonso —«Pichón»—, siguió sus pasos como futbolista militando en los dos grandes rivales del Madrid, Atlético y Barcelona, antes de ser entrenador, aunque nunca en la entidad blanca. Su nieto, también Marcos Alonso, se crió en la cantera del Real Madrid y fichó por el Bolton, de la Premier League inglesa.