Los mandamientos de la Santa Madre Izquierda
Los mandamientos de la Santa Madre Izquierda son cinco, como los de la Iglesia, pero bien distintos. Son mandamientos porque son ordenados por la superioridad sin que se sepa bien cómo y por qué pero afectan prodigiosamente al comportamiento de millones de personas en toda España y en el resto del mundo.
El primero es escuchar y seguir atentamente las predicaciones de los dirigentes todos los días del año y doblemente en las fiestas de guardar de modo que la realidad, sea la que sea, pueda ser interpretada en términos favorables a la izquierda y convertida en campaña de propaganda personal en el mismo acto. Y si como es sabido, los datos no encajan con la propaganda, peor para los hechos y los datos. Dicho de otro modo, si mentir es bueno para la izquierda, mentir es necesario. Por ejemplo, si en España se han producido más de tres millones de despidos en los últimos años de gobierno Zapatero a causa de su negligencia y ausencia de reformas, se trata de acusar de promover el despido masivo a una reforma del gobierno Rajoy que ni siquiera se ha ensayado.
El segundo es ocupar la calle en cuanto el gobierno de “la derecha” consigue el poder democráticamente. Esto es, se trata de hacer comprender a la sociedad que los votos no tienen importancia frente a la calle. Unos pocos miles de manifestantes valen más que once millones de votos depositados en libertad y en secreto, como inspira la democracia liberal, que la falsa y formal democracia. Dicho de otro modo, se trata de hacer ver a la sociedad que si la izquierda no gobierna no puede haber verdadera democracia porque sólo hay democracia cuando gobierna “el pueblo” entendiendo por pueblo sólo a aquellos que votan a partidos de izquierda y pertenecen a sus sindicatos aunque sean menos.
El tercero es llamar fascistas, retrógrados, gentuza de extrema derecha y estéticamente espantosos a todos aquellos que no estén de acuerdo con las doctrinas, ideas, estrategias o conductas de izquierdas de modo que se consigan dos objetivos: uno, el acogotar a los adversarios a los que se hace semejantes a lo peor de lo peor de la especie política y humana, gente insensible al sufrimiento humano y proclive al enriquecimiento, la sinvergonzonería y la inmoralidad y dos, lograr el arrinconamiento de los adversarios de modo que si hay insultos o agresiones hacia algunos de sus miembros, estas se justifiquen por su “maldad” intrínseca y siempre como respuesta a sus defectos de “alma”.
El cuarto es proceder a la desmoralización general de la sociedad, es decir, a la merma de moralidad civil en los comportamientos sociales de tal modo que siempre quepan dos varas para medirlos. Si se es de izquierdas, se golpea a la policía, se insulta a los miembros de las instituciones, se roba de las arcas del Estado o se recortan derechos y prestaciones, porque son respuestas a la agresión de las fuerzas de seguridad del Estado, a la intolerable prevaricación congénita de miembros de tribunales y demás entes públicos, ejemplares ejercicios de redistribución de la riqueza pública que no es de nadie(caso de los ERE) o resultado de la maldad del “sistema financiero internacional”. Si lo mismo o algo parecido es hecho por la derecha, es o bien golpe de estado, o insulto a la democracia, o robo y explotación de lo público o deseos malsanos de cargarse el Estado del Bienestar.
El quinto mandamiento es tratar de imponer siempre la propia opinión y la propia doctrina acusando al adversario de derechas de ser incapaz de diálogo por no aceptar su imposición. Por ejemplo, Zapatero se cargó sin diálogo el Plan Hidrológico, la Ley de Educación y otras muchas cosas de la etapa Aznar e impuso otras sin más, la dación sin pago de una tele a sus amigos, La Sexta, la ampliación del aborto legal, el matrimonio homosexual, la negociación con la banda terrorista ETA y la inhumación intelectual del caso 11-M, entre otras muchas. En cuando se está en la oposición, debe acusarse a las derechas de falta de diálogo, dictadura y soberbia cuando no de cargarse el Estado de Derecho con una reforma laboral que no merece ser defendida ni en los juzgados(Jueces para la Democracia).
Estos mandamientos se resumen en uno: lo que no es de izquierdas no tiene derecho a existir y no debe existir y en ello hay que estar de manera militante y disciplinada per semper jamás. Próximo paso, Andalucía.