Por Branka Berberijan.- A los que tuvimos la suerte de disfrutar de las obras de grandes clásicos de cine, que ahora duermen ya con el sueño de los justos en cinematecas, -especialmente a los que luchamos para conquistar la alcaldía mijeña-, cada vez más nos vienen a la memoria unas películas de Polanski.

Sin aún saberlo, en la última escena de El Baile de los Vampiros, el genio polaco hizo una perfecta metáfora de lo que ocurrió en Mijas después de las elecciones municipales, ganadas por PP dado el impacto que producía la enorme ilusión, el entusiasmo, y las ansias de un cambio radical que irradiaba la Marea Naranja en su lucha contra el socialismo. Acordémonos, el profesor Abronsius viene a Transilvania para exterminar a los vampiros, y después de muchas peripecias, convencido de haber cumplido con su deber, emprende el largo viaje de vuelta a su país sin percatarse de que en su carroza llevaba la semilla del mal que posteriormente se esparciría por el mundo entero.

Pues bien, eso mismo ha pasado a los militantes de PP de Mijas (Málaga), no tenían ni la más remota idea de que durante años de su abnegada labor centrada en desbancar el PSOE, llevaban en sus mochilas de color naranja los secretos acuerdos pactados entre el presidente del PP Ángel Nozal y el cadáver político, profundamente enterrado desde hace tiempo, Antonio Maldonado. Y, quien no conoce al personaje en cuestión, Antonio Maldonado fue alcalde de Mijas, diputado y senador socialista durante muchos años, finalmente apartado del PSOE por la Dirección Provincial, cansada ya de ir salvándole de escándalos que siempre iban unidos a su nombre. Luego montó su propio Partido Socialista de Mijas pensando que iba a arrasar, y no se comió ni una rosca. No obstante, nunca perdió la esperanza de recuperar su sultanado, -le llamaban El Sultán ya que casi tenía el derecho de pernada- y por fin lo consiguió gracias a Ángel Nozal, el Quisling mijeño quien, igual que el general noruego que entregó el país a los nazis, entregó la alcaldía mijeña a este cadáver político y a sus secuaces, que salieron del mismo lugar. Todo esto debido a mucho pasado que tienen en común centrado alrededor de un maletín misteriosamente desaparecido.

Y al enterarse, con las caras de gilipollas, -perdónenme mi lenguaje coloquial, en algunas situaciones es insustituible por ser tan pintoresco-, los militantes del PP se han sentido comadronas que asistieron el parto de Rosemary´s Baby, ya que la cosa no termina con el PSM, sino va más allá, hasta el GIM, cuyos ambos concejales, condenados por los votos de la ciudadanía a estar durante cuatro años en la oposición, Nozal les compró como si de futbolistas de elite se tratase, pagándoles en oro. Y el monstruo, mimado por su madre Ángel-ical está allí bailando su macabro minuete en el decadente castillo vampiresco en la cima de Mijas, riéndose cínicamente del pueblo y de los inocentes que creían en un verdadero cambio, en una regeneración moral, social, económica y política tan necesaria en el municipio.

No obstante, lo que muy a menudo no saben los abridores de las tumbas es que ellos mismos pueden caer dentro, y el 25 de marzo las lozas ya empezaron a moverse para volver a recibir a los que nunca tenían que haber salido de ellas, y con ellos al que las abrió: si las elecciones autonómicas fueran municipales, y si se aplicase el mismo pacto que en Andalucía, PP, que en el 2008 ganó 10.504 votos es el claro perdedor ya que, frente a sus 8.276 ganados ahora, -ha descendido en 2.228 voto-s, están los de PSOE e IU, que suman juntos 8.365 papeletas, 189 más que PP.

De modo que el ocaso de los que se creían dioses ya ha empezado, lo triste es que, cuando vuelvan a sus tumbas, arrastrarán con ellos la labor abnegada de muchas personas, mucho entusiasmo, mucha ilusión y mucho optimismo desembocado en una victoria limpia y gloriosa, que nunca más podrá recuperarse. Y ahora, al haberse quedado tan cerca al triunfo, Javier Arenas tendrá que depurar las responsabilidades de algunos caciques locales quienes, en su egoísmo y pillados por los acreedores de antaño, no piensan en las repercusiones que sus excentricidades pueden tener en los ámbitos regional y nacional.

Postdata

Fue patético ver a Antonio Maldonado, el antiguo – nuevo amo de Mijas, paseándose cuan pavo real por la sede de PP en la noche de las elecciones. En su ambición desmesurada el Quisling mijeño redujo en este triste retablillo un partido que había irrumpido con una fuerza inusual en el escenario político de este municipio costasoleño, con un programa elaborado ya en 2007, y que Javier Arenas lo había definido como el mejor en Andalucía, un programa que nunca se realizó ni se va a realizar.