Intolerancia religiosa, también en Europa
Cuando se habla de discriminación contra los cristianos es habitual pensar en países de mayoría islámica, dictaduras comunistas o en regímenes populistas. Las cifras son escalofriantes: más de 100 mil cristianos mueren cada año por su fe, según un responsable de la OSCE. En realidad, el dato no debería sorprender. 45 millones de cristianos fueron asesinados en el siglo XX por su fe. La gran pregunta es cómo entonces la cuestión no está entre las máximas prioridades internacionales. Especialmente llamativo es el silencio de Europa, un silencio que seguramente se deba a que aquí tenemos mucho de qué avergonzarnos.
Acaba de presentarse el Informe 2011 del Observatorio sobre la intolerancia y la discriminación religiosa en Europa, que documenta cerca de 200 incidentes graves. Es sólo una muestra que confirma que la libertad religiosa es vulnerada en nuestros países, como subraya un representante del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas. Lo realmente preocupante es la indiferencia de buena parte de la población ante el problema.
Por una u otra vía, se intenta obligar a los cristianos a renunciar a su fe para participar en la vida pública, y eso es un ataque contra la línea de flotación de los derechos fundamentales en Europa.