Unos clientes compran carne de cerdo en un supermercado de la cadena Wegmans.

El supermercado de la cadena Wegmans de la ciudad de Rochester, en el norte del Estado de Nueva York, ha dispuesto una norma especial en una de sus cajas. En esta se ha colocado un cartel con la siguiente advertencia: “Se ruega a los clientes cuyas compras incluyan alcohol o productos del cerdo que pasen por otra caja”.

El motivo de tan curiosa y inesperada medida reside en que esta caja está atendida por una empleada musulmana, quien llegó a quejarse a su encargado por tener que manipular ese tipo de productos. El gerente de la tienda decidió entonces colocar el mencionado cartel mencionada para satisfacer a la empleada.

Más islamización del mercado. Este es un patrón

La rendición de Occidente al totalitarismo islámico parece no tener freno. El temor a las organizaciones filoislámicas está condicionando de tal forma los hábitos de las sociedades occidentales que nadie parece tener la autoridad moral para invitar a empleadas como la protagonista de este caso a que trabaje con un carnicero musulmán si no quiere manipular carne que no sea halal. 

Pero no. Se trata de imponer el Islam a los no musulmanes con modificaciones laborales especiales. Forma parte de una campaña sistemática para imponer la sharia en el mercado secular.

La portavoz de la cadena, Jo Natale, ha señalado que hasta ahora ningún cliente se habría quejado por la insólita decisión. Explicó que la cajera acude a su trabajo con el tradicional velo islámico y que esgrimió “razones religiosas” para oponerse a tocar alimentos “impuros” .

El de la cajera de Wegsman no es el primer caso de un trabajador musulmán que rechazan tener contacto con productos porcinos. En marzo de 2007, cajeros musulmanes de la tienda Target, en Minneapolis, se negó a registrar los productos del cerdo, causando retrasos e importantes pérdidas económicas a la empresa. Target Corporation optó finalmente por permitirles que usaran guantes durante las operaciones de cobro en las cajas registradoras.

Despedida por comer tocino

Lina Morales se hallaba empleada en Rising Star, una empresa de telecomunicaciones de Florida. Un fatídico día de 2004 daba cuenta de su almuerzo consistente en tocino, lechuga y tomate en el trabajo. Fue despedida por violar una regla de la compañía que prohibía el consumo de productos del cerdo en las instalaciones de la empresa. Morales se defendió con un argumento incontrovertible: “Me despidieron por cuestiones religiosas. Sin embargo, cuando me contrataron, me dijeron que no les importaba qué religión practicaba mientras hiciera bien mi trabajo”.

Instalaciones especiales para los musulmanes

En septiembre de 2007, el aeropuerto de Indianápolis anunció que se había gastado más de un millón de dólares para acondicionar instalar unos sumideros programado para ser completado en noviembre de 2008, los baños de pies que se instalará en un baño utilizado por los conducen todos los baños al objeto de que los taxistas, casi todos ellos de religión islámica, pudiesen realizar sus rituales antes de las oraciones. El coste de cada uno de estos sumideros oscilaba entre los 400 y los 600 dólares. Ante la polémica suscitada por el disparatado gasto, el portavoz aeroportuario, David Dawson, señaló que “estas instalaciones son para uso de todos”. (sic). 

Asimismo, diecisiete universidades norteamericanas han anunciado que, a instancias de la MSA, una organización ligada a los Hermanos Musulmanes egipcios, instalarán baños de pies, incluyendo la Universidad de Boston, la Universidad George Washington y la Universidad de Temple.

En 2007, una escuela pública, la Universidad Técnica de Minneapolis, anunció la construcción de instalaciones para la oración islámica sólo unos meses después de que retirara una de las máquinas de café porque emitía una melodía navideña no apta para los castos oídos musulmanes.

Ridgeland Distrito Escolar 122 – que cuenta con cinco escuelas en Oak Lawn, Illinois – ha prohibido la carne de cerdo en los comedores escolares, a fin de evitar ofender a los estudiantes musulmanes. La posibilidad de que los alumnos no musulmanes pudiesen sentirse ofendidos por tener que ajustar sus hábitos alimenticios a las islámicas normas dietéticas aparentemente no fue considerado. La prohibición de carne de cerdo incluye incluso la gelatina.

En la escuela de primaria Carver, de San Diego, las autoridades escolares han programado descansos obligados para que los estudiantes musulmanes puedan rezar durante el horario escolar. También ha introducido segregados por sexo en las aulas para adaptarse a las sensibilidades islámicas.

La carne de cerdo, obvia decirlo, ha desaparecido de la cafetería de la escuela, que cuenta con clases de árabe y de iniciación al islam. se han añadido al plan de estudios. Los administradores de Carver atribyen estas medidas “a un privilegio especial que se otorga una religión específica, que llevamos en el corazón”.

Sharia finanzas

Por su parte, entidades bancarias como Barclays, Citibank, Credit Suisse, Deutsche Bank, Dow Jones, Goldman Sachs, HSBC Bank, Lloyd, Merrill Lynch, Morgan Stanley, y Standard & Poors ha creado “sharia Consejos Consultivos”, dotados de clérigos y eruditos islámicos para ayudar a que las prácticas financieras estén en consonancia con las normas islámicas. El objetivo sería doble, según un portavoz de Citibank: Atraer a inversores musulmanes y ayudar a los musulmanes de Occidente a que eviten quebrantar la ley islámica en sus transacciones financieras.

La periodista Alyssa A. Lappen advierte de los riesgos de la ‘sharia finanzas’ para las economías occidentales debido sobre todo a la falta de transparencia en este tipo de transaccines económicas.