“Al Rey la hacienda y la vida se han de dar, pero…”
El marketing es un instrumento útil en los productos que se compran y se venden, por cuanto es una ciencia enfocada sobre el estudio de los gustos para atraer a los consumidores con los mejores atributos de lo que se quiere colocar en el mercado buscando la mayor rentabilidad… Pero a veces es contraproducente cuando se centra sólo en ventajas sin fundamento, pues los compradores se acaban dando cuenta y reaccionan con virulencia e indignación. Con más motivo esto ocurre en los asuntos públicos en los que se pretendieron estafas que se quisieron colar a la sociedad con altas dosis de marketing.
Ocurre así con el llamado juancarlismo, forma absurda de monarquismo oportunista. Así, descubierto el pastel por cada vez más gente, hemos llegado a la definición del periodo histórico nacido en la Transición –la mejor definición y la más valiente- de D. Roberto Centeno: “Monarquía oligárquica corrupta”.
Nos hemos despertado –tiene gracia, un 14 de abril- con que el Rey había sido intervenido de urgencia anoche en una clínica de Madrid por haberse dañado la cadera en una caída en Botswana, país típico para esas cacerías exóticas de la gente del poder y del dinero… En fin, España arruinada e intervenida, el nieto en el hospital, el yerno en los tribunales y el Rey, de caza… ¿Acaso no se convierte este hombre en el peor enemigo de sí mismo, justificando a los que se olvidarán, cuando interese, de su juancarlismo interesado? ¿No da la sensación de que en el fondo, también, al Rey alguien le está complicando adrede la existencia? No se pueden tener peores aserores… Con toda lógica, hoy mismo aparecían unas declaraciones de Tardá, Diputado de la Esquerra Republicana, en El Mundo: “el Rey se ha beneficiado del juancarlismo y lo va a pagar. Nosotros los republicanos siempre hemos tenido buenos aliados en los Borbones.”
Y algunos se asustan. El otro día, un conocidísimo escritor monárquico me decía, ante mi crítica al Rey, que “es verdad que a veces ha pitado mal pero es un buen árbitro y en cualquier caso peor son las banderas republicanas.” Es cierto, si entendemos esas banderas como las de 1931, que ondeaban no con el interés de una auténtica regeneración democrática sino con un fin totalitario que aborrecemos. Pero en España quizá haya lugar para una III República que no tenga que ser como la que la izquierda quiere; ahora bien llegar a una República adecuada al modo de los Estados Unidos –siempre mejor que el sistema francés- requiere habilidad y prudencia de las que la derecha actual carece totalmente.
Pero no podemos ceder a la izquierda todo republicanismo: las diferentes corrientes de la derecha que creen en España se deben unir, en una dificilísima pero no imposible alianza –en política siempre hay que pactar- para trabajar por un sistema alternativo a la Monarquía constitucional que se ha destruido a sí misma, precisamente por abandonar a los que, siguiendo nuestra más luminosa tradición que recogen los versos de Calderón, sabemos que “al Rey la hacienda y la vida se han de dar” pero no olvidamos que “el honor es patrimonio del alma y el alma solo es de Dios”.
A estos reyes lo único que habría que darles es la patada después de recuperar para el estado sus fortunas personales.
Me dan mal rollo los Borbones porque son la dinastía de la decadencia, nos han llevado desde la España Imperial con Felipe V a la España autonómica y separatista de Juan Carlos I.
Me da mal rollo la república por el separatismo cantonalista de la 1ª República y la dictadura de izquierdas de la 2ª República.
Si tuvieran sangre azul la familia Blas Piñar deberiamos coronar a un Blas I de España.
No hace falta tener sangre azul para cumplir con el principio monárquico que tan bien definió el abuelo de Blas junior.
http://www.youtube.com/watch?v=aYHrMyDg1Nk
Estoy de acuerdo
De Blas Piñar, fundador de Fuerza Nueva debiera decirse, “qué buen vasallo cuando tuvo buen señor”