La opresión del islamismo radical crece en Europa: El Gobierno británico quiere prohibir a los trabajadores que luzcan gargantillas con cruces
Grégor Puppinck.- Hace un año, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) emitía su fallo definitivo en el caso de los crucifijos, conocido como Lautsi. Este asunto ha marcado al Tribunal. Desde entonces, las relaciones entre derechos humanos y religiones han permanecido en el corazón de los debates europeos e internacionales.
En muchos países, los derechos humanos suministran el único discurso que permite reclamar más libertad religiosa. El principio de esta contribuye a la toma de conciencia de la que deben hacer gala las mayorías respecto de las minorías religiosas. Desgraciadamente, desde hace algunos años, el derecho internacional da la impresión de no conseguir progresos concretos en pro de la libertad religiosa. La opresión antirreligiosa de los comunistas no ha desaparecido (Corea del Norte, China, Vietnam); reincide incluso en América Latina (Venezuela). La opresión del islamismo radical crece de forma dramática con el paso de los años. Por último, en Occidente, la cultura posmoderna –y dominante desde un punto de vista mediático– es cada vez más agresiva, intolerante y radical con el paso de los años en su relativismo y secularismo respecto de las religiones y la moral. Por desgracia, hay que constatar en todo el mundo un retroceso de la libertad religiosa.
Este retroceso está vinculado al proceso de globalización que incrementa la competencia entre los modelos de civilización que tienen una ambición y una potencialidad universal. Dentro de esta competencia, las relaciones entre religiones son decisivas, pues estas, ya sean estrictamente religiosas o laicas (ideologías), son los vehículos de civilizaciones: determinan, expanden y transmiten sus componentes esenciales. De ahí que de la organización de las relaciones entre las religiones dependa en gran medida la configuración de la globalización en curso. La consecuencia es que el debate actual sobre las relaciones entre religión y derechos humanos –y muy particularmente sobre el contendido de libertad religiosa– ya es un desafío central, ya que tiende a definir no solamente la organización de las relaciones entre las diversas religiones e ideologías sino también a delimitar la influencia de las religiones en el seno de cada civilización.
En este contexto –y porque pretendía unir el secularismo con la democracia– el caso Lautsi ha permitido a la sociedad europea preguntarse abiertamente acerca del lugar del cristianismo en su proyecto de civilización. Desde un punto de vista político, la primera sentencia del caso Lautsi –la de 2009– propulsó al TEDH en una época nueva, desvinculada de la cultura democristiana que inspiró su creación. Al final, tal y como pidieron Italia y una veintena de países europeos, la sentencia definitiva del TEDH ha reafirmado, en sentido inverso, la legitimidad social del cristianismo. A partir de entonces, el TEDH ha adoptado una actitud más prudente que le ha llevado a distanciarse progresivamente de la ideología posmoderna; la tendencia es visible a través de una serie de fallos relativos al aborto, a la bioética o a la homosexualidad, si bien el debate no está cerrado.
Sin ir más lejos, el TEDH ha de pronunciarse próximamente sobre varios asuntos que cuestionan gravemente la libertad de los cristianos: apoyándose en la no discriminación, el Gobierno británico quiere forzar a los cristianos a celebrar uniones entre homosexuales; también pretende justificar, en nombre de la tolerancia, la prohibición a los trabajadores de lucir gargantillas con cruces. Asimismo, hay otros asuntos en los que está en juego el derecho a la objeción de conciencia de los médicos respecto del aborto o el derecho que tienen los padres y el Estado a proteger a los niños de discursos inmorales.
En muchos países, los derechos humanos ayudan a defender la libertad religiosa. Sería terrible –y el riesgo existe– que unos falsos derechos humanos -aborto, secularismo, matrimonio homosexual– se transformen en instrumentos de opresión de la conciencia de los cristianos. Para frenar esta amenaza, es preciso trabajar sin descanso para arraigar a los derechos humanos en una antropología sana, realista y cristiana.
*Grégor Puppinck es director de The European Center for Law and Justice. (Traducción de José María Ballester Esquivias).
Es lamentable la falta de foco de algunos pseudoderechistas que le echan la culpa a “los judíos y a la masonería”, cuando Cameron y los británicos laboristas infestaron el país de progres, los cuales son los más antisemitas desgraciados y traidores a sus países, en este caso son británicos anti-británicos. Por empezar, el judaísmo quiere la paz y que Gran Bretaña sea Gran Bretaña, no un paraíso socialista sharia progre multicultural. Israel hoy es el bastión contra el avance islamista. Personalmente estoy a favor de echarlos -a patadas- a los inmigrantes multiculturales del islamismo. Y personalmente, como judío quisiera ver… Leer más »
Europa esta muriendo…..
Al final Breivik tiene razón, quizás no uso el método correcto, pero razón no le falta.
aquí tenéis al Juan Carlos con la parafernalia masónica de la Orden de la Jarretera, que es la misma que la Orden del Cardo que pertenece Cameron.
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Últimas investigaciones geneticas aseguran que este sujeto podría ser un descendiente directo de Moisés. tiene raices azquenazis y no sale de la sinagoga, aparte de que es un alto grado de la Liga del Cardo. ¡Una joya!
Parece como si todos los dirigentes europeos fueran o masones o algo peor.
Los globalizadores(oligarquía de inspiración masónica) tiene como uno de sus objetivos derribar el cristianismo, de ahí que el gobierno d eun supuesto conservador haga estas cosas.
ESTO NO ES FUERZA ISLÁMICA NI DOMINIO NI OSTI*S, estos son los movimientos calculados e ingenierias sociales por parte de la oligaqruía mundialista que quiere utilizar el Islam para acabar con el cristianismo y la identidad europea, grupos judíos(tambien masones) están en el ajo.
Inglaterra es cuna de la masoneria, el derechoide Cameron que va de¿conservador? es un farsante como Rajoy, es un masón que trabaja para el capital globalizador.
QUE SE QUITEN LA MASCARA DE UNA PUÑETERA VEZ Y QUE LONDRES SE PROCLAME ISLAMICA Y RADICAL , YA DA IGUAL SI TODOS LO SABEMOS QUE ROMPAN RELACIONES CON ESTADOS UNIDOS Y LA UNION EUROPEA Y QUE SE DECLAREN AMIGOS DE LA SHARIA , PROHIBAN COMER CARNE DE CERDO Y BEBER CERVEZAS Y VINO EN LONDRES TAMBIEN CUMPLIR A CABALIDAD Y AL 100 % TODAS LAS FATUAS Y DICTADOS DE CADA UNO DE LOS IMANES QUE TIENEN DENTRO ELLOS MISMOS IRIAN A CLONAR A HITLER O A STALIN PARA QUE LOS LIBERE DE SU TONTERIA , LOS GUIRIS HAN PERDIDO… Leer más »