Análisis sudafricano
A raíz del pasado mundial de fútbol, ganado gloriosamente por España, varios debates se cernieron sobre este país del hemisferio sur. Nos también entramos en ello. Recordando y actualizando y, como diría Jack el destripador, vayamos por partes:
– El África del Sur pertenecía al mar portugués. Fue la epopeya de la Escuela de Sagres la que contorneó los lindes del planeta tal y como son para el conocimiento de propios y extraños. Fueron los marineros católicos, ya portugueses, ya españoles, ya italianos, los que demostraron el mundo tal y como era, mucho antes de surgir las herejías y los ateísmos diversos que se pretenden tan práctico-científicos.
– Los bátavos llegan en el XVII, una Holanda que le está haciendo la guerra a España y a Portugal y con su mentalidad economicista-calvinista y envidiosa de lo que otros habían descubierto, poblado, organizado y evangelizado. El pueblo afrikaner desciende básicamente de holandeses, alemanes y hugonotes franceses (Éstos últimos llevaron el cultivo de la vid); tiene su identidad radicada en el afrikaans, idioma criollo neerlandés, el calvinismo y un modo de vida bastante rural, una economía que gravitó en torno a la ganadería, la agricultura, la minería y el comercio. Una economía bastante sencilla y moderada, “pre-capitalista” dicen algunos.
– Lógicamente, el calvinismo, con su histérica prededestinación determinista y bendiciones monetarias, nunca estará interesado ni en la evangelización ni en la interacción cultural; ni tan siquiera en la coexistencia diría yo.
También es verdad que estamos en una zona cuasi despoblada, con una población negroide más desplazada por barreras como el Kalahari y sus plagas de mosca tsé-tsé. Barreras naturales que aquellos europeos fueron mitigando con el tiempo. Al igual que en las sociedades anglosajonas, hay algo de mezcla pero no se reconoce como tal, y en este caso, ni por blancos ni por negros. Son los llamados “coloureds”, mezcla de colonos europeos y de distintas tribus negras.
– Las convulsiones europeas, rota ya la Cristiandad, van a marcar el aislamiento de los afrikaners, que nacen de esa ruptura, de ese falso “mare liberum” de Grotius. Así, a finales del XVIII, en la Cuarta Guerra Anglo-Holandesa, los británicos van a ir ocupando el territorio, un territorio donde los boers van a cumplir más de un siglo prácticamente como identidad étnica. Ya se habían topado con poblaciones de etnia xhosa. Holanda tampoco había vacilado anteriormente en traer esclavos de Madagascar, la India e Indonesia; muchos entrarán en contacto con estos afrikaners. Vamos dibujando cada vez más el horizonte sudafricano, que debemos de extender también hacia la actual Namibia, África Sudoccidental, territorio que también conoció los “padrões” portugueses a los que poetizara Fernando Pessoa en la persona del insigne Diogo Cão.
– Por resumir de una manera muy burda, diremos que británicos y boers coexisten sin entenderse demasiado. Los “brittons” (Futuros “kakis”) son enseguida calificados como extranjeros por la población afrikaner, que sigue hablando su lengua afrikaans. Paradójicamente y frente al acendrado calvinismo boer, son los ingleses los que van a llevar la mentalidad mercantilista al extremo más nauseabundo. La capacidad minera va a despertar la insaciable avaricia del imperio británico que fundara el hebreo Disraeli.
No vamos a dejar de mencionar los encontronazos con los temibles guerreros zulúes. Distintas tribus negras, vencidas las barreras naturales, van a ir afluyendo a un territorio que se ha hecho próspero. Distintas tribus que no se entienden entre sí ni tienen buenas relaciones tampoco, por más “hecho racial” que haya, así como los boers no se van a entender ni con portugueses ni con británicos; y con estos últimos habría más razones para ello. Pues ya ven.
– Territorio próspero con variedad de clima y expectativas refulgentes que va a ver sus propias llagas con los yacimientos de diamantes. No habían terminado los anglosajones de pelear contra las tribus amaxhosa y de confundir el nuevo país cuando ya bien introducida la segunda mitad del siglo XIX van a planificar un sistema económico de auténtica locura, intensificando la esclavitud y la inmigración descontrolada. Cada vez es más la distancia entre el blanco y el negro, ¿y qué no diremos del mulataje y etcétera? No nos asustemos, aunque no compartamos. Sabemos que nunca se daría en estas culturas un San Martín de Porres. El tema está en que el cientificismo y sus productos siempre vieron a la raza blanca superior porque sí; y esto se acabó con la Segunda Guerra Mundial, y no por convicción, sino por posicionarse contra una doctrina hitleriana que al fin y al cabo no había traído nada nuevo bajo el sol.
Buena parte de la Europa industrializada del XIX va a mirar con demasiada soberbia a otras partes del mundo, y en especial al África, continente que se considera para el disfrute y la producción masiva. Si leen algunas novelas del genial Julio Verne, tales como “Cinco semanas en globo”, verán la percepción que muchos europeos que tiraban al cientificismo puramente evolucionista tenían sobre la raza negra. Y aun sin compartir, reiteramos, lo que nos intentamos es situar en el contexto; contexto del que saldrán siniestros personajillos como Chamberlain o Knox. Por ello, no nos interesa en este artículo hablar de la formación del Transvaal y de Orange, no nos interesa asimismo describir con más o menos exactitud los comienzos anglos en el Cabo; lo que nos interesa es intentar dilucidar el contexto afro-austral. Contexto en el cual, ya en el XIX, los boers van a cumplir sus tres siglos como “nación”, y contra ellos los británicos, tan blancos como ellos, aun con distinta mentalidad van a hacer guerras de auténtico exterminio, sin mirar a mujeres, ancianos y niños. Se buscó exterminar al afrikaner como en la Bretaña se buscó exterminar al vandeano. Dos contextos muy distintos, pero un fin que los propios jefes de la contienda dejaron claro: Exterminio. No olvidemos la expresión inglesa “concentration camp”. Sí, antes que los soviéticos y los nazis, lo emplearon los ingleses “parlamentarísimos”, así como también los habían empleado los revolucionarios franceses.
Los afrikaners son un obstáculo para el desarrollo, para la modernidad, para el gran capital. Los que habían poblado, explorado, recorrido, vencido las barreras naturales y haciendo próspero un territorio desconocido aprovechándose de los conocimientos lusitanos son víctimas de dos guerras feroces que los esquilman como pueblo, viendo los albores del siglo XX en esta situación por obra y gracia de la Commonwealth. Así se da la paradoja que reiteramos: Los anglosajones parecen más fanáticos calvinistas que los boers, los cuales desarrollaron una economía más sencilla, un ritmo de vida más tranquilo y una identidad bien marcada frente al cosmopolitismo ultra-capitalista. Así, situándonos en un contexto protestante, y a modo muy subjetivo, puedo decir que la Guerra de los Boers me recuerda en muy buena medida a la Guerra de Secesión Norteamericana, tanto en motivos como en “meta-estética”, si se quiere. Incluso la expansión de aquellos granjeros afrikaners con armamento más o menos ligero encontrándose frente a los negros me recuerda al Oeste norteamericano.
– En tanto y en cuanto al apartheid, puedo decir que evocando a John R. R. Tolkien y a Roy Campbell, me parece una política repugnante de plano, sin ninguna justificación cultural, espiritual o histórica; como ya avistaron estos brillantes anglosajones católicos que radicaron por Sudáfrica durante más o menos tiempo. Por más que el apartheid se fuera institucionalizando por el Partido Nacional ya en el siglo XX, no inventó nada nuevo y acudió a una política que habían secundado tanto holandeses como británicos en sus formas colonialistas. Y no olvidemos que fue un régimen apoyado por Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel.
Por tanto, en modo alguno justifico el apartheid, y desde luego me quedo en el África con la “política portuguesa” de evangelización e interacción cultural, a pesar que muchos, en ese contexto, se “aprovecharan” para el esclavismo en masa, secundados por los propios reyezuelos tribales.
Parafraseando a Julián Marías, por ejemplo los españoles en América hicimos un “injerto”, mientras que los anglosajones hicieron un “trasplante directo”
– O sea, que si Sudáfrica nació ya con graves taras, los ingleses, que no soportaron ni a boers ni a zulúes, remataron la faena de una manera brutal. Y como estamos en contra del apartheid blanco, estamos en contra del apartheid negro, de las falsas discriminaciones positivas y demás retahílas de la para-religión progre. No estamos a favor de que haya playas y autobuses sólo para blancos; por eso mismo, no nos callamos cuando el grito de guerra de Nelson Mandela (Muy bien identificado en su día por el tradicionalista Carlos Etayo QEPD) era “kill the boer!”; el mismo que canta Jacob Zuma, flamante polígamo animista de una Sudáfrica afectada por la criminalidad, la crisis económica, política y social y el SIDA, donde sus mejores talentos están huyendo para sobrevivir. El Reino Unido ha tenido que firmar un acuerdo con Sudáfrica para no recibir a más médicos del país austral…
El presidencialismo de Mandela, aquel que llegó a ir de antijudío por la vida para luego recular por el apoyo de notables israelitas al Congreso Nacional Africano, ha sido de una esquizofrenia demasiado veloz. La complejidad de los siglos lo han querido arreglar en un rato de embriaguez buenista; y los próceres tercermundistas de la descolonización no han tenido reparos en colocar tiranos a lo largo y ancho del continente negro que en verdad siguen siendo colonizados por las multinacionales. En Sudáfrica no se ha buscado ni la justicia ni la reconciliación, sino el caos de la venganza. La venganza y la mala leche. Recordando a Zapatero: No es tonto, no.
Es un inepto con muy mala uva, que es distinto. Eso ha pasado en Sudáfrica. Y eso han cantado las celebridades de la globalización, tras el coro de U2. Muchos puede que no lo sepan, pero yo no me creo ya ciertas “ingenuidades”. Así, lo que ellos aplauden es el exterminio de un “grupo étnico” que lleva en Sudáfrica la friolera de cuatro siglos; y así como los supuestos anticolonialistas no pían de la colonización árabe contra los pueblos bereberes a los que siguen motejando como “los bárbaros”, son los que parecen aplaudir el exterminio sistemático de los afrikaners. Los que hay que se escandalizan por la “Shoah” pero suelen ser los mismos que no se escandalizan de Dresde, Hiroshima, Nagasaki, los campos de concentración de Eisenhower o el inmenso sudario que fue el colonialismo comunista, ya en la URSS, ya en la China, etcétera. La “sensibilidad selectiva” de los fariseos que se rasgan las vestiduras en su comodidad burguesa.
Con esta cortedad de vistas, ¿cómo extrañarnos de lo que se vive en Sudáfrica? Eso sí, como el comunismo, han logrado igualar en la miseria. Mucha discriminación positiva a favor de los negros pero suben las estadísticas de blancos en la miseria y la de negros en la miseria tampoco dejan de subir. Teniendo como “colchón” a las minorías británicas y hebreas, entre la llegada desordenada de hindúes y chinos, Sudáfrica no para de sangrar y encima hay quien insiste en que hay que seguir en más de lo mismo. ¡¡Querer curar a un drogadicto con heroína pura!! Sudáfrica se ha venido abajo en muy poco tiempo y ni eso les hace reflexionar, sino al contrario.
– Y no hablo ya de los blancos de Zimbabue, acaso más “recientes” y también martirizados por el tirano Mugabe; señores, los boers no “llegan” a ser inmigrantes, llevan allí cuatro siglos. Más inmigrantes serían los británicos y los judíos en todo caso. Sudáfrica tenía con Angola el mejor sistema sanitario del continente; un caso muy parecido era el que disfrutaba la Guinea Española. Fue la terrible guerra global orquestada contra el pueblo portugués (España se libró en el momento bajándose los pantalones) la excusa perfecta para la defensa del “black power” y la “diáspora” masiva de casi un millón de portugueses del África; y fue el convertir Angola, Guinea Bissau y Mozambique en un infierno. Aquellos desdichados lusos o emigraron a la península o también hubo quien se estableció en Sudáfrica, como reiteramos. ¿Y le van a echar la culpa a los colonizadores? ¡¡¡Por favor!!! Sí, a echar balones fuera, siempre. Y ahora, cuando los negros mozambiqueños son contratados a través de la frontera, los negros surafricanos los apalean porque les quitan el trabajo. Los mismos que después cantan “kill the boer!” ¡¡Venga ya, progres, ya seáis de derechas o de izquierdas!! ¿Tanto os ciega vuestra radicalizada superchería? Lo mismo que ingleses y holandeses ni reconocen nuevas realidades ni mezclas, así sois ustedes. Pero peores, menos coherentes y con más mala leche, y encima disfrazados de buenos. ¡Más que fariseos
– No estoy defendiendo la mentalidad colonialista decimonónica, ni diciendo que aquello fue un paraíso en la tierra ni por asomo. Aquello no benefició más que a grandes compañías y minorías oligárquicas. Pero en todo caso, no corresponde ni a España ni a Portugal las desgracias de sus ex provincias africanas, sino todo lo contrario. No es un caso comparable a Sudáfrica tampoco, pero estos casos de mentalidades tan contrarias se encuentran en una hecatombe global que afecta desde Gelves a Honolulu. Y echarle la culpa a los blancos de lo que ocurre en Sudáfrica me parece una broma de mal gusto; además que no fueron sólo los boers los colonizadores del África austral, pues reiteramos que muchas tribus negras han llegado después que los boers a tierras que había poblado el pueblo afrikaner, una vez desplazados los lusitanos; ellos serían aún más colonialistas que los afrikaners en ese caso.
Como colonialista fue Moctezuma con su sangriento imperio azteca. Y otra vez vuelvo a lo mismo, aunque los boers no son “inmigrantes”: ¿Sólo tiene derecho a emigrar “el de color”? ¿Qué hay de los franceses y españoles en Argelia? ¿Y los italianos de Libia? ¿Otra vez tendré que mentar lo de los árabes con los berberiscos? Así es la memoria histórica, la misma de Rodríguez Zapatero. La misma que se escandaliza por la expulsión de judíos y moriscos pero que aplaude a los islamistas que aplastaron a los cristianos hispanos o a los judíos de ambas orillas del Mediterráneo que a finales del siglo VII pretendieron hacer de Hispania un estado mosaico. El mismo paraíso tricultural subvencionado por nuestros impuestos. La ideologización de la historia en su vertiente más vomitiva.
– Con todo, el África, que muchas veces no da lecciones, tendría que asumir un fracaso que puede calificarse como colectivo. Reconocer el problema es el primer paso para intentar superarlo. Claro que los negros pueden construir, pero nunca podrán construir con una mal asimilada mentalidad de lo peor de la revolución europea, y nunca podrán construir queriendo exterminar a los blancos, considerados estos como el mal absoluto, y más a los blancos que llevan allí siglos, y más a blancos que han ido tomando tierras que ellos no habían poblado. Al igual que me opongo a la mentalidad cientificista y sus visiones sobre los negros u otras razas de la humanidad, me opongo a la mentalidad suicida progre a que la raza blanca, a la cual pertenezco y a mucha honra, sea inferior y mala en todos los sentidos. No es eso, no es eso, ni una cosa ni otra….Pero esto parece que no se comprende. Pobre Sudáfrica. Pobre España, tan lejos de Dios y tan cerca de Marruecos y Francia. Pobre todo el mundo post-moderno y post-industrial y todas sus malditas consecuencias que tan tristemente pagamos.
Tu ignorante……….queria empezar diciendo eso tan educado de estimado caballero,pero eres un paleto y no creo que te merrezcas estos honores: bueno tu, a ver , en que siglo vives? en que periodo de la historia vives? de donde eres? a caso en españa en vez de formar personas formais tontainas? esto que estas diciendo se le llama entre democrtas racismo arcaico y enfermizo, tu no perteneces a la cultura blana o raza blanca, solo eres un pardillo con suerte cuyo padre hiubiese podido ejaculat despues de una paja en el bater e evitarnos tus chorradas. Cuales tu colaboracion en… Leer más »
MENUDO PEDORRO, EN UN CONCURSO DE RETRASADOS MENTALES SERÍAS EL REY. SIEMPRE LOS MAS CORTOS Y LOS DE LA SECTA CAUCOSÓFOBA HABLAIS DE IGNORANCIA, PORQUE SERÁ.