B.D.- La fijación que tienen algunos con la Guerra Civil española, la frustración de haberla perdido y el revanchismo insatisfecho de los que se identifican con los derrotados, tiene a no pocos españoles estancados en un punto del que no pueden salir. Los barros del pantano mental en el que están atascados les impide dar pasos adelante. La Historia se truncó, el tiempo se detuvo, cayó la noche…

El estado mental y sicológico de muchos españoles necesita de ayuda profesional. Solos no podrán superar esas obsesiones infundadas, esos complejos verdaderos y esos traumas artificialmente creados y entretenidos por toda una cultura del revanchismo y del odio que ha logrado la inédita performance de perpetuar el pasado hasta el día de hoy como si de algo presente se tratara.

La España de hace una pocas (poquísimas) décadas sí era un país civilizado y un remanso de paz comparado con lo de ahora. Hace falta estar cegados por las malas pasiones partidistas de los que por vocación y costumbre siempre reemplazan la verdad que percibe los sentidos por la ideología y sus mantras políticos.

Si, España es una pocilga. Si, España es un estercolero. Eso es un clamor que millones de españoles no pueden callar. Y eso no era así hace no tanto tiempo. Hemos bajado a los infiernos en menos de lo que tarda un niño en convertirse en hombre.

Si, la llegada masiva y descontrolada de inmigrantes ha convertido a España en el infierno en el que vivimos muchos españoles (pronto la mayoría de ellos). Si, los inmigrantes han traido a España unas tasas de criminalidad nunca antes conocidas en nuestro país. Si, la inmigración que tenemos crea problemas y potencia otros que ya existían. No soluciona nada y lo empeora todo. Si, la inmigración hipoteca el futuro de España, le roba su lugar al sol a los españoles y destruye el porvenir de nuestros hijos. Esta inmigración es un factor de atraso, desorden, conflictos, y al final de guerra. Si, de guerra.

No es nada casual que los mismos que llevaron a España a la guerra fratricida del 36 sean también los que están sentando las bases de los nuevos derramamientos de sangre que enlutarán a buen seguro a los españoles antes de muchos años.

Los herederos de los que causaron la guerra civil han encontrado en esa inmigración una tropa para enrolar en sus ejércitos, unos aliados en sus primordiales afanes de destrucción y violencia. No todos los distintos colectivos de inmigrantes son a considerar bajo un mismo prisma, pero esta inmigración en términos generales es una oportunidad para los que fantasean con una revancha contra esa España que odian en lo profundo de sus corazones.

El salvajismo de esta inmigración, que ha traido a España todas las lacras del Tercer Mundo, es el aliado perfecto de esos otros salvajes que acarician el sueño de una victoria sobre España que sería, ahora si, el capítulo final de esta vieja nación cargada de historia y de antiguas glorias, la noche triunfal de la barbarie.