¿Corte de los milagros o Retablo de las maravillas?
Aproximadamente hace como mes y medio, cuando las competiciones futboleras europeas estaban a punto de terminar y los forofos del “Madrí” y el “Barça” aún soñaban con jugar la final de la “Champion” en Munich, y casi todos los españoles aficionados al fútbol se atrevían a pronosticar que el partido final de la “Europa League” se disputaría entre dos equipos –también- españoles; llovieron las protestas de media Europa y sobre todo de los principales clubes de fútbol de casi todo el continente, cuando se divulgó que muchísimos clubes de fútbol españoles estaban en una situación económica desastrosa, que una gran número de clubes debe enormes cantidades de dinero a la Hacienda Pública, a la Tesorería de la Seguridad Social y a multitud de proveedores (¡Casualmente el que más debe es el todopoderoso Fútbol Club Barcelona!).
Evidentemente, con enorme razón, los principales clubes europeos protestaron ante la UEFA y los gobiernos de sus países de origen, y lo más suave que se dijo fue que los clubes españoles juegan con enorme ventaja al permitírseles contratar a los mejores jugadores del mundo, estando muchos de ellos en situación de “quiebra técnica”; y que las competiciones internacionales –y la española- están amañadas, adulteradas… y un largo etc. de improperios… (También hubo quienes protestaron al entender que España emplea fondos procedentes de la Unión Europea para subvencionar a los principales equipos de fútbol españoles, mientras se desatienden otras cuestiones más prioritarias…; y razones no sobran para afirmar tales cosas).
Dicen que las comparaciones son odiosas… pero, a veces no hay otra opción que comparar, pues es la única manera de analizar situaciones, diagnosticar, sacar conclusiones y poder hacer propuestas de mejora.
Puede que ante el desastre que estamos viviendo en España, ante la vorágine de la perversa “crisis” en la que estamos inmersos, algunos piensen que abordar este asunto sea frivolidad pero, nada más lejos de mi intención. Como se verá no es un asunto baladí, ni mucho menos.
Como se suele decir con frecuencia la situación del fútbol español es “paradigmática” (“palabro” que se utiliza de manera abusiva, hasta aburrir) es un fiel reflejo de la España en que vivimos…
Casi inevitablemente, cuando uno compara acaba encontrando similitudes, y eso es lo que a mí me ha ocurrido; cada día que pasa encuentro más semejanzas entre “El Retablo de las Maravillas” de Miguel de Cervantes y Saavedra y la triste y terrible situación que los actuales españoles padecemos.
Aunque a veces me inclino a pensar que más se parece a “la Corte de los Milagros” del reinado de Isabel II; el mejor ejemplo de una monarquía indiferente a los asuntos públicos, condicionada por las intrigas políticas, la injerencia de los miembros más intolerantes del clero y del ejército. La muestra más clara de esta corrupción política fue la vida de alcoba de Isabel II que, acabó siendo obligada muy joven, a casarse contra su voluntad con su primo Francisco de Asís, un hombre de carácter débil y dudosa sexualidad, que no satisfacía la avidez sexual de la reina. El entorno de Isabel se aprovechará de esta situación para presentarle potenciales amantes, en especial del ámbito castrense, para mantenerla ajena a los asuntos del reino y, además, asegurar la descendencia. Este hecho vergonzante no era un secreto, y el mismo pueblo de Madrid cantaba en sus coplas el lamentable espectáculo.
Lejos de las obligaciones políticas, los Borbones de entonces se dedicaban más a la fiesta y a satisfacer sus caprichos, a la pasión por el lujo y la vanidad palaciega; al juego y la bebida, o una desaforada vida sexual…).
Pero volvamos al entremés cervantino: La historia narrada por Miguel de Cervantes es una versión de un cuento oriental anónimo, del que con anterioridad hizo una adaptación el Infante Don Juan Manuel («De lo que contesció a un rey con los burladores que ficieron el paño», cuentos de El conde Lucanor) y ya en el siglo XIX el danés Hans Christian Andersen con el cuento “El traje nuevo del Emperador”.
Don Juan Manuel ironizaba sobre la estupidez de un rey burlado por los embaucadores que presuntamente confeccionaron un inexistente traje. En “El retablo de las maravillas” son los cómicos los que anuncian la entrada en escena de una serie de imaginarios personajes que crean con palabras, gestos y pantomimas: Sansón, destruyendo con su energía las columnas del Templo, fuerzas del mal y terrores desencadenados, toros, leones y ratones…
La crítica de Cervantes sobre todo buscaba cuestionar la credulidad humana capaz de dar corporeidad a lo que se propone, y fustigar al cinismo de los rentabilizadores de la ficción, del espectáculo grotesco que, agitando el fantasma de la etiqueta del converso, acaban atribuyendo al engaño la solidez de lo verdadero.
En el retablo (pequeño teatro en el que los actores son marionetas) se verá una historia con la particularidad de que no puede ser vista por hijos bastardos o por gente de sangre no pura, es decir, por aquél que no fuese cristiano viejo y tuviese ascendencia mora o judía (tan de acuerdo con los estatutos de limpieza de sangre de la época).
Acaba el entremés con la llegada de un militar que exige al poder político municipal alojamiento para sus exhaustos soldados. Al no conocer el supuesto poder del retablo no le importa decir que no ve nada. Ante esto los timados comienzan a mofarse de él y, afrentados, se enfadan, acabando el entremés a palos.
La lección de Cervantes, en definitiva, es que la convención en la ficción, el papanatismo de los prejuicios de los espectadores es siempre frágil, las trampas de la apariencia tienen vida corta y el precipitante de la duda acecha siempre. La relatividad de lo subjetivo termina hundiendo el presunto consenso de la opinión monstruosa y avasalladora.
Bien, volvamos a la España de principios del Siglo XXI, al año 2012:
Es evidente que la situación de emergencia nacional que sufrimos en España, no es únicamente responsabilidad de un gobierno que apenas lleva cuatro meses en el poder. Decir lo contrario, como hacen los partidos de izquierda y los autodenominados sindicatos más “representativos”, es tan disparatado como demagógico, es manipular los sentimientos de la gente, especialmente mediante halagos fáciles y promesas infundadas, para utilizarla con fines no precisamente honestos… El único responsable de los más de cinco millones y medio de parados y del estancamiento económico se llama Rodríguez Zapatero y su equipo económico que, hasta hace solo cuatro meses, eran de los que dependía la política económica de España.
Después de casi ocho años en los que Zapatero, Rubalcaba, Solbes y el Gobernador del Banco de España (MAFO) nos condujeron a la mayor catástrofe económica, social, política y moral de nuestra larga historia, el PP con Mariano Rajoy a la cabeza, se nos presentó como la única alternativa para enderezar la situación e intentar que no acabemos en el más absoluta de las miserias.
Cuando todo el mundo llegó a la conclusión de que la victoria del PP era segura, inevitable, la mayoría de los españoles supuso que Rajoy tenía un claro proyecto para sacarnos de la crisis. Pero su actuación demuestra lo contrario, da la impresión que no había previsto nada de nada…
Lo más sorprendente de todo es que el PP niegue la corrupción política (lo cual nos lleva a la conclusión de que el Partido Popular no tiene intención de emprender políticas “regeneracionistas” de clase alguna) Más sorprendente aún es que no se quiera ver que el denominado Estado de las Autonomías es un enorme problemas y la principal causa de nuestra ruinosa situación… Y por supuesto la Ley Electoral, “ni tocarla”, pese a que enésimas veces se haya dicho –cuando el PP era oposición, claro- que era imprescindible reformar la normativa electoral para acabar con las situaciones de privilegio de los diversos nacionalismos, y que la misma sea la causa de la desigualdad de los españoles… Juzguen ustedes.
España tiene una administración pública de una magnitud exagerada, y como tal ruinosa, un tremendo despilfarro de dinero público, que para más INRI es improductivo en grado máximo, y para remate de todo ello, el sistema financiero está quebrado o al borde de la quiebra… Y mientras tanto (a la manera del “Retablo de las Maravillas”) Mariano Rajoy hace como que no se entera, sigue sin recortar donde debería recortar…
Es evidente que en España hay demasiados políticos profesionales que son “analfabetos funcionales”, basta echarle un vistazo a los medios de información para llegar a esa conclusión, a veces parece que se hubiera convocado un concurso a ver quién hace o dice la burrada más gorda… Lo cual no implica que no haya honrosas excepciones. Pero la mediocridad es lo frecuente, es el resultado lógico del sistema que, como ellos dicen, “nos hemos dado” (perverso eufemismo por cierto).
Analfabeto es uno de los adjetivos que merecen quienes no saben interpretar su propia realidad ni la del entorno, viven alejados de la realidad cotidiana y de las preocupaciones e inquietudes de la gente corriente (a la que se supone que deberían “servir”) y se empeñan con absoluta soberbia en llevar a cabo planes imposibles, y para recochineo, cuando caen en la cuenta, o son advertidos por otros, de que están en el camino equivocado se empeñan en continuar en él y se justifican y excusan de múltiples maneras, llevándonos a situaciones caóticas como la que actualmente padecemos.
Pues parece que Mariano Rajoy para montar su Retablo de las Maravillas, se hubiera rodeado de tal tipo de políticos, mediocres y o casi analfabetos funcionales. Es obvio que apenas ninguna de las regiones españolas (las taifas denominadas “comunidades autónomas”) cumplirá con el objetivo de déficit. ¿A qué espera Mariano Rajoy para intervenirlas? (la “penúltima” sorpresa ha sido lo del “déficit oculto”…).
No se entiende que el presidente del Gobierno no actúe y no intervenga en las diversas “autonomías” y no proceda a desmantelar el llamado “estado autonómico”; no se entiende que Mariano Rajoy no se dé por enterado de que “esto” ya no es solo una crisis económica, es muchísimo más. Sufrimos posiblemente la casta política/parasitaria más corrupta de los últimos siglos, unas instituciones a cual más infame, y moralmente perversas, empezando por el Tribunal Constitucional (mención aparte merece el “fantasma” del Senado, que existe pero no existe, y nadie sabe para qué sirve, aunque suponga una enorme losa).
¡Don Mariano, es imprescindible acabar con la casta parasitaria (partidos políticos, sindicatos, ongs de todo pelaje, todos ellos altamente subvencionados) que nos está llevando a la mayor de las ruinas, necesitamos un rescate ya, urgentemente y sin más aplazamientos y recurriendo a gestores profesionales antes de que sea demasiado tarde!
El Partido Popular, el Gobierno de España, ha de proseguir sin tibiezas, sin complejos, sin temor de clase alguna el camino de la “regeneración” prometida durante la campaña electoral:
Continuar con las reformas económicas, para salir de la crisis económica y emprender el camino del crecimiento.
Reajustar el número de empleados públicos, y reajustar, también, sus salarios a la productividad.
Suprimir algunos Municipios y las Diputaciones Provinciales. Agrupando ayuntamientos en mancomunidades de no menos de 10.000 habitantes.
Bajar el sueldo de los políticos profesionales y acabar con sus privilegios.
Es público y notorio que España está inmersa y tiene que encarar una crisis de modelo, dentro de la crisis general europea, aunque de manera mucho más acentuada, y que es el modelo político el causante de una situación cada vez más degradada y traumática. No es, por tanto, una crisis de la que sólo sea culpable el PSOE y de la que se pudiera salir mediante la gestión del PP, sino que la responsabilidad, la herencia, es compartida, porque es el modelo político el que hace insostenible e incoherente, y pone en serio riesgo de perecer a la Sociedad.
La única salida, por tanto, es una regeneración democrática que se apoye en la energía vital de la sociedad.
Dos han de ser los objetivos claves de ese esfuerzo vital y de esa regeneración democrática: 1) los partidos, sindicatos y patronales han de salir del Presupuesto y han de financiarse con las aportaciones de sus afiliados; 2) el Estado Autonómico ha de darse por muerto y desmantelarlo cuanto antes. Las dos son condiciones imprescindibles para la supervivencia de la sociedad española. De esos dos objetivos, de esos dos principios, se deducen un cúmulo de consecuencias ulteriores entre las que está la reforma completa de la Ley electoral y la eliminación del sistema de listas cerradas y bloqueadas, así como encaminarse sin más aplazamientos, inexorablente, hacia la efectiva división de poderes.
La gente en general se pregunta si es necesario mantener 17 modelos educativos de tan escasa calidad como denuncia el informe Pisa, 17 sistemas sanitarios, 17 sistemas de licencias de caza y pesca (como tener 17 permisos de conducir) 17 fiscalidades, 17 parlamentos autonómicos, 17 representaciones internacionales…
En definitiva, 17 modos de imitar en pequeño y sin recursos, a los grandes Estados, con ambiciones de gasto versallescas.
Los diversos gobiernos regionales han de devolver al Gobierno Central, a la Administración del Estado, las competencias de Sanidad, Educación, etc. transferidas y no aceptar las que están en camino de ser transferidas… El Gobierno de Mariano Rajoy ha de liquidar-desmantelar todas las Empresas, Fundaciones, y demás “Entes Públicos deficitarios”, sean a escala regional, provincial o municipal.
El Gobierno Central debe abordar cuanto antes una profunda reforma de la Ley del Menor; recuperando el artículo del Código Civil que fue derogado por el PSOE, que permitía que los padres pudieran corregir y castigar razonablemente a sus hijos menores. El equipo de Mariano Rajoy debe derogar, sin dilación, toda la legislación de “igualdad y género” aprobada durante los últimos años en España, que discrimina a los hombres y pretende destruir a la familia convencional… A la vez que emprender la reforma de la denominada ley “de divorcio Express” y la derogación de la “ley integral contra la violencia de género” (ésta última no tiene posible enmienda)El Gobierno está obligado a promover una profunda reforma de la enseñanza, en todos los niveles, especialmente en la Universidad, persiguiendo el nepotismo imperante, y recuperar la capacidad/competencia exclusiva de la convocatoria de oposiciones para cubrir las plazas vacantes de profesores.
Pienso que “estas” son algunas medidas a tomar sin aplazamientos, si no se quiere defraudar las esperanzas que millones de españoles depositaron en el PARTIDO POPULAR el 20 de noviembre pasado, lo contrario sería tratar de impedir por todos los medios granjearse las antipatías de “la izquierda”, procurar no padecer incomodidades a corto, medio e incluso largo plazo…España necesita una operación quirúrgica de extrema urgencia, para lo cual debe Mariano Rajoy reclutar a “cirujanos competentes”, que no les tiemble el pulso, “un equipo de cirujanos” (a la manera de lo que proponía el aragonés Joaquín Costa hace más de un siglo) que utilice el bisturí, y abra con determinación, sin temor.
A buen seguro que recibirán el aplauso unánime del pueblo español.
Algún día habrá que dejar el escenario, desvestirse del ropaje teatral, bajar a la platea y poner en evidencia que todo ha sido una ficción, que ha acabado “El retablo de las maravillas”, que ha llegado la hora de asumir la realidad.