Las hijas del empresario cárnico de Murcia asesinado por unos gitanos quieren “que se haga justicia”
«Soy la mamá, Virginia. ¿A que no sabes lo que ha pasado? Unos ladrones han entrado en la casa y nos han amordazado». No esperó a escuchar más. Despertó a su marido, cogió en brazos a su hija y salió corriendo hacia el chalé.
Toda la casa estaba cerrada, por lo que se dirigió hacia la ventana del cuarto de baño de la cochera, que no era de seguridad. Rompió con su cuerpo la persiana, entró a la vivienda y comenzó a llamar a su madre. «Estoy en la lavadora», respondió ésta en su desconcierto.
Cuando Virginia la vio se le cayó el mundo encima. Llevaba el camisón manchado de sangre. La abrazó, la hizo a un lado y penetró en el dormitorio, convencida de que su padre estaba herido, dispuesta a auxiliarlo. «Lo que vi ya nunca he podido borrarlo de mi mente», explica ahora, cuando ya los presuntos homicidas están en la cárcel.
Gritó a su marido que no soltara a la niña ni le permitiera entrar en el cuarto. «¡No dejes que vea esto!», exclamó. La pequeña era la nieta para la que Jerónimo Roca, ‘Franvi’, había organizado una fiesta. Unas horas después iba a celebrarse su bautizo. Un bautizo en el que, huelga decirlo, ya nadie pensó ese día.
A Sonia el aviso de que algo malo había ocurrido la sorprendió celebrando su santo en un restaurante. Su esposo, que fue quien recibió la llamada, la cogió del brazo y la sacó a la calle. «Vamos al campo de tus padres, que han entrado a robar». Por el camino, ella se apresura a telefonear al 112. «No llames a nadie, que no hay nada que hacer», le dijo Fran con la mayor ternura de la que fue capaz.
Ahora, una y otra, junto a la mayor de las hermanas, María, y a su madre, María del Carmen, forman una piña con un objetivo común: honrar la memoria de su padre, mantener vivo su recuerdo y conseguir que se haga justicia. «Nuestro padre era nuestro pilar, el mejor ejemplo. Sigue presente en nosotras a cada momento. Si el día tiene 24 horas, yo lo tengo en la cabeza 23 horas y 50 minutos», confiesa Virginia.
La menor de los hijos de Franvi se ha hecho cargo del negocio, junto a su esposo, y trabaja sin descanso para tratar de reflotarlo. No es tarea sencilla. «Algunos clientes no han vuelto a venir porque siguen recordando a mi padre y no saben ni qué decirte; otros entran y se les caen las lágrimas todavía», explica.
Lo cierto es que el recuerdo de Franvi sigue estando por todos lados en la nave que levantó junto a la carretera de Molinos Marfagones (Murcia). En las oficinas, una foto del fallecido sobre un armario hace las veces de altar: lo alumbran cuatro velas y lo adornan unos ramilletes de flores frescas, de color blanco y lila. «Algo así no se supera nunca. Si ya es duro que alguien se muera repentinamente, pues imagina lo que es que le peguen un tiro unos h…», afirma Virginia con rabia.
No es capaz de comprender cómo unos hombres que conocían personalmente a su padre, y a quienes éste había ayudado tantas veces, fueron capaces de participar en el asalto. «Uno de esos gitanos llevaba a su hijo al mismo colegio que mi hija. Después del crimen, no me quitaba la vista de encima. ‘¿Pero qué tiene este hombre conmigo?’, me decía yo. Cuando lo detuvieron supe por qué me miraba tanto».
Incluso recuerda que su padre había acercado una vez hasta su casa a la matriarca del clan. «Era verano y estaba en la parada de autobús, con un calor tremendo. Mi padre paró, la subió al coche y se desvió de su ruta para acercarla a Perín. Mira cómo se lo pagaron luego».
Ahora, con el homicidio policialmente resuelto, solo tienen palabras de agradecimiento para la Guardia Civil. «Siempre han estado pendientes y, aunque no nos decían nada, nos pedían que fuéramos optimistas, que el caso iba bien. Se han portado admirablemente, actuando casi como psicólogos de la familia».
Respecto de la suerte que pueda esperar a los presuntos autores, ellas lo tienen claro. «Queremos que cumplan íntegramente las penas. Nada de rebajas ni permisos. Uno de ellos ya estaba en tercer grado cuando mataron a mi padre. Vamos a hacer todo lo posible para que se haga justicia», señala Virginia. Su caso está en manos de la letrada Carmen Guillén, del despacho de Vicente Pérez Pardo. Virginia concluye: «No es tiempo de llorar, sino de sacar los cojones y mover cielo y tierra para que paguen por lo que han hecho. Ya tendremos el resto de nuestras vidas para llorarle a nuestro padre».
para ke todos los payos lo escuchen los jitano somos personas y ay de todo como en los payos en el telediario puedes ver dia a dia lo ke sucede el ke mata a sus dos ijos keemados es un payo el ke mata a una niña en sevilla es un payo el ke le corta la cabeza a su madre y la pasea por un parke es un payo y todos los violadores son payos los jitanos tienen mucho mas corazon y escrupulos ke todos los payosde todos los ermanos jitanos ke detuvieron solo uno tenia algo ke ver… Leer más »
por desgracia convivo con ellos y lo mas bonito que puedo decir de ellos es que son una mierda
Unos encapuchados entran en un chalet en Soto del Real y pegan dos tiros a su propietario
Un hombre de nacionalidad española y 52 años ha recibido dos disparos uno en la cabeza y otro en el tórax tras lo que parece ser un intento de robo en un chalet en Soto del Real, frustrado por la presencia del propietario.
La víctima ha sido trasladada en helicóptero al Hospital de la Paz con pronóstico muy grave. La investigación está completamente abierta.
https://www.alertadigital.com/2012/05/28/unos-encapuchados-entran-en-un-chalet-en-soto-del-real-y-pegan-dos-tiros-a-su-propietario/
Nuevamente otra tropelía de este colectivo que lleva 500 años sin integrarse. Un asesinato más. Sólo asaltan y matan a no-gitanos porque en el fondo son jodidamente racistas. Y luego se quejan de que no los podemos ni ver y que son “discriminados”. Los gitanos cuanto más lejos mejor. Ya habéis visto este hombre, está en el cementerio por relacionarse con gitanos. Si hubiera sido “”racista”” y no se hubiera mezclado con ellos, los gitanos no habrían sabido del alto nivel de vida del empresario y no le habrían tratado de asaltar en su casa, y ahora estaría vivo. Si… Leer más »
para que te enteres fue un ‘payo’ quien lo mato, el gitano ni entro en la casa, y para que un gitano mate una vez, el payo, ya ha matado 50
Será por que hay 1.000 veces más blancos que gitanos.
Totalmente de acuerdo en que se haga justicia con esos asesinos, pero la justicia gitana, que es la única que ellos entienden.
Dirás que se haga no-justicia. Que estamos en Expaña hombre y ya sabemos cómo va todo.