Europa con aluminosis
B.D.- Recientemente se ha celebrado una edición más de ese bochornoso muestrario de mal gusto musical y vulgaridad universal llamado Eurovisión. Uno quisiera ser sordo y ciego ante ese despliegue anual de fealdad y grosería, este repetido desfile esperpéntico que pinta tan bien la decadencia cultural y el derrumbe estético de esta indigna Europa que alguna vez fue grande y admirable.
El famoso festival ha tenido lugar esta vez en Bakú, capital de la muy europea Azerbaiyán. Si señor. Para los aficionados a la geografía y Discovery Channel diremos que se trata de una comarca situada algo más lejos que su madre patria Turquía, camino de las profundidades asiáticas, y que sus lazos con la vieja Europa son de sobra conocidos. ¿Quién ignora eso?
Nos parecía que incluir a Turquía en Europa, aunque fuera por motivos festivaleros, ya era un abuso. Hemos hecho aun mejor. Lo dicho: Azerbaiyán. Algo así como Luxemburgo, pero a un tiro de piedra de Afganistán.
Nos están preparando el cuerpo para que vayamos aceptando sin demasiados reticencias la entrada de Turquía en el club europeo, y detrás de ella más países ajenos al mismo concepto de Europa. Turquía es la gran candidata a la UE, y su incorporación ya está decidida en altas instancias, por más que los pueblos europeos se opongan a esta entrada. Estos no serán consultados y todo se hará a espaldas de la voluntad popular. Falta la fecha, pero no nos aflijamos: nos la anunciarán en el momento conveniente, y lo harán con fuegos de artificios. Este es el plan, pero nadie puede asegurar que tenga éxito. Tal y como van las cosas, nada es menos seguro que la misma supervivencia de la UE en los próximos años. Este barco sobrecargado presenta algunas vías de agua y admitir nuevos y pesados pasajeros no pude contribuir más que a acelerar el hundimiento.
Aun así, haciendo como que no pasa nada, se habla de la UE como de una realidad irreversible, como de un destino ineludible. La reunión en un espacio político y económico único, la conjunción de esfuerzos y voluntades en una empresa compartida, la comunión de objetivos de los pueblos y naciones europeos surgidos de la misma matriz histórica y espiritual (la civilización grecorromana y el cristianismo) es un propósito loable y deseable, qué duda cabe. Pero siempre y cuando esa voluntad de vivir juntos no se asiente solamente en una comunión de intereses (ciertamente legítimos) y en el objetivo (encomiable sin duda) de mejorar las condiciones de la vida material de los pueblos cobijados bajo la estructura de esa unión.
La UE, a pesar de estar actualmente constituida exclusivamente por miembros de una misma familia, hermanados por un pasado común, motivados por una meta común y comprometidos con unos valores comunes, carece de lo que podríamos llamar, sin ser excesivamente pedantes, de un alma común. La UE es un gran mercado, una unión aduanera: un zollverein. ¿Pero es una patria común, una comunidad de sentimientos? No es el amor lo que nos une, sino los intereses, y a este respecto cabe recordar las palabras de Ernest Renan: “¿Los intereses comunes se bastan a si mismos para hacer una nación? La comunidad de intereses hace los tratados de comercio. Hay en la nacionalidad un lado de sentimiento: es alma y cuerpo a la vez. Un zollverein no es una patria”.
Con la hipotética entrada de Turquía en la Unión Europea, ¿qué clase de Europa tendríamos? ¿Qué alma común sería posible? ¿Qué comunidad de sentimientos? Una Unión Europea de semejantes características anularía toda posibilidad de una patria europea común. El proyecto europeo quedaría desvirtuado y reducido a su más mínima dimensión administrativa, desprovisto de todo contenido espiritual: una unión aduanera, un gran mercado sin alma. Pretendemos construir Europa y vamos camino de hacer una performance.
La sola idea de la incorpación de Turquía a la UE (podríamos añadir Marruecos, Etiopía o Tadjikistán: no pasará mucho tiempo antes que alguien lo proponga en serio) es un claro exponente de la imparable decadencia de la inteligencia europea. El espíritu europeo, otrora tan brillante, presenta signos lastimosos de agotamiento y confusión. Tirar piedras a su propio tejado es la prueba más inequívoca de esa integral cretinidad que suele ser muchas veces la etapa última de las familias más ilustres, que tras una infancia turbulenta, una juventud heróica y una madurez magnífica, se abisman hacia el final de su ciclo en el más indigno de los ocasos.
Europa parece haber perdido la consciencia de sí misma, de su naturaleza, de su identidad y de su misión. Europa parece tener Alzheimer: está gaga, no sabe quien es, ni donde va ni de donde viene, y se anda cagando encima mientras farfulla incoherencias, insensible e indiferente a su propia degradación.
Turquía no puede servir para edificar Europa: ese ladrillo no pertenece a esta casa. Si nos empeñáramos en construir Europa con semejantes materiales no nos habremos de sorprender si al poco tiempo el edificio europeo se viera aquejado de aluminosis y la sola solución fuera entonces el derribo total de esa construción fallida. Vendrán entonces las quejas, los lamentos y el rechinar de dientes.
De todos es sabido la magnifica relación existente entre la Dictadura de Adzerbayan y el muy Democratico Ente Sionista de Israel, los lobbys sionistas en Europa se han encargado y con exito de meter a paises ajenos a nuestro entorno cultural en todo lo que afecta a Europa.
Propongo a AD que haga una encuesta ¿Que país es mas europeo Argentina o Adzerbayan? y los resultados serán muy claros.
Ninguno de los dos.
Más que Sacro Imperio Romano Germánico, yo lo compararía con el invento masónico de Napoleón de la Confederación del Rhin… Por lo demás, subscribo cada punto con el artículo. Pero para ser justos con la historia, no debemos olvidar al gran pueblo armenio, una de las primeras naciones cristianas, y que sufrió uno de los mayores genocidios de la historia del siglo XX con 1,5 millones de muertos, que a día de hoy, sigue negando Turquía…. ¿Donde están los “intelectuales” y gerifaltes de la UE que proscriben cualquier intento de negacionismo con el Holocausto? ¿Qué pasaría si Alemania no reconociese… Leer más »
La UE es un neoimperio romano(nada que ver con el noble Sacro Imperio Romano germánico)y ha caído en sus mismos errores , como ellos ,caerá.