The Wire: La realidad de una ciudad
Ramiro González.- Nos encontramos ante una serie policial sin duda, pero al mismo tiempo, parece un documental, podría ser calificada casi como “Docureality”. A lo largo de las cinco temporadas que componen esta brillante historia, paseamos por las calles de Baltimore, Maryland. Unas calles plagadas de miseria, pobreza y podredumbre, donde cientos de personas viven (por decirlo de alguna manera), olvidados por aquellos que ostentan el poder.
Todas las temporadas están centradas en algún aspecto diferente de la ciudad de Baltimore aunque siempre con el hilo común del tráfico de drogas.
El tema de la primera temporada se centra en las luchas entre la policía y las bandas de narcotraficantes en el distrito oeste de la ciudad, visto desde ambos puntos de vista.
La segunda temporada se centra en su puerto, en el contrabando de mercancías y los problemas de los sindicatos.
La tercera temporada se centra en sus políticos, las luchas por el poder y el liderazgo social.
La cuarta se centra en el sistema educativo y en la educación de los niños de los bajos fondos.
La quinta y última temporada, trata sobre los medios de comunicación de dicha ciudad.
La primera temporada es la más policíaca de todas. En ella, conocemos a los que serían los protagonistas durante toda la serie, hasta la quinta temporada, en que la perspectiva cambia. Mencionábamos antes a las personas que viven en los distritos más pobres y marginales de la ciudad, pero resulta que aquí, incluso los policías tienen vidas personales bastante míseras. Esta serie, como viene siendo recurrente en HBO, nos muestra de otra manera, que los culpables de las desgracias siempre son los mismos: los políticos, aquellos que nos lideran. A partir de la tercera temporada, esto se ve perfectamente, ya que Baltimore es una ciudad gobernada desde siempre por un alcalde Demócrata, que la ha sumido en un auténtico caos. ¿Qué podemos esperar de una ciudad en donde se cometen más de 300 asesinatos al año? Casi hablamos de que cada día del año muere alguien.
Creada por el periodista David Simon, “The Wire” fue una serie que no tuvo éxito ni recibió premios precisamente por no haber hecho buena caja en cuanto a audiencias. Afortunadamente, tras haber pasado varios años desde que acabó, el público comienza a hacerse eco de esta gran producción. Para que los lectores se hagan una idea de lo que esta serie cuenta, solo daré unas pocas pinceladas. Y, como siempre, serán datos reales y contrastados, cosas contadas por el autor David Simon, que trabajó y vivió en ella durante 15 años. De hecho, muchos de los niños y jóvenes que salían en la misma, eran chavales reales, que con el paso de los años, han ido muriendo a causa del tráfico de drogas.
Durante 150 años, esta ciudad ha sido un bastión inexpugnable del Partido Demócrata. En ese tiempo, se ha tejido muy bien una red de clientelismo, que incluye a los Pastores protestantes afroamericanos, a los que no se les puede tocar, porque claro eso sería discriminación. Podemos también incluso fijarnos en las políticas de igualdad propias de allí por las que se debe contratar a un negro, simplemente por el hecho de serlo aunque no esté lo suficientemente preparado para el determinado puesto de trabajo.
La parte de esta serie que más me ha gustado, porque creo que es la que mas me ha impactado ha sido la cuarta, aquella en la que el espectador se sumerge en la realidad educativa de los bajos fondos. A través de los 12 capítulos de esta entrega, vemos a unos chicos deseosos de aprender y de salir adelante, pero que desgraciadamente no pueden, o bien por tener unos padres drogadictos, o bien porque el Sistema les ha dado de lado. Normalmente siempre será una combinación de ambas. Leo además en un artículo de un periodista llamado Walter Williams, afroamericano para más señas, que aunque “solo los negros son el 13% de la población estadounidense, suman más del 50% de las víctimas de homicidio en todo el país”. Obviamente algo está pasando, y la serie “The Wire” nos arroja luz sobre este tipo de incógnitas, que desde los comienzos de Obama, pasan muy desapercibidas.
Al igual que pasaba en España con ZP y sigue pasando actualmente, las cifras de criminalidad se manipulan, para satisfacer los intereses políticos de los trepas de turno. Porque, ¿Quién querría ir a una ciudad con índices de criminalidad tan altos? Tras haber visto la serie al completo, llego a la conclusión, de que las víctimas auténticas, son siempre los mismos: los niños y los jóvenes. Cientos de chavales que están abocados a pasar droga para poder comer y vivir. Y los beneficiados, pues aquellos que están en las altas esferas del poder, a los que lo único que les preocupa es su particular “juego de tronos”. Como siempre, solo es una sugerencia, pero ya les digo que si se atreven a verla, no les dejará indiferentes.
The wire es una estupendísima serie.
En la misma línea, e igualmente de inimaginable en la TV española, son series como The Shield, al margen de la lay; y Sons of Anarchy. Series políticamente incorrectas, sin ningún tipo de buenismo ni de versiones rosas del multiculturalismo chachiguay…