El efecto ‘Amazonia económica’
No hace mucho volví a escuchar a alguien decir aquello de que si se juntase todo el dinero que existe y se repartiese a partes iguales entre todos los ciudadanos, en un plazo de 50 años los ricos serían nuevamente ricos y los pobres nuevamente pobres, porque todo se basa en unos principios básicos de gestión y utilización individual del dinero que cada uno poseemos. Eso me recordó aquella frase de Michael Douglas en la película Wall Street, “un tonto y su dinero no están juntos mucho tiempo” y me llevó a pensar que en medio de la profunda crisis que padecemos, las medidas recaudatorias que se están imponiendo con frases justificativas señalando que las medidas están dirigidas a “las grandes fortunas” y “a los que más tienen” no servirán de nada, porque los que todavía conservan niveles económicos aceptables como para ser considerados “ricos” no van a esperar al re-impuesto.
Veámoslo desde esta perspectiva. Si un ciudadano normal y corriente busca el banco que menos comisiones le cobra para sus ahorros; si en la declaración del la renta intenta deducirse lo que puede a toda costa; si cuando se compró su coche recorrió todos los concesionarios (incluso de la misma marca) para ver quién le daba más por menos; si cuando acude al supermercado busca el precio más barato; si hace todo eso sin preocuparle lo más mínimo como repercutirá en los demás, entonces, ¿qué nos hace pensar que las grandes fortunas no viajarán y se moverán en busca de los marcos fiscales más ventajosos, aunque estén fuera de España?. Lo voy a plantear con cifras ficticias y redondas para explicarme mejor. Un tributo del… (más) 0,05% sobre 100€ equivale a pagar 5€. Ese mismo tributo del 0,05% sobre una fortuna de 10.000.000€ supondría 500.000€.
Si además como usted es “de los que más tienen” le dicen que lo que va a pagar es el 35% que supondrá pagar 3.500.000€, entonces, lo más normal es que busque cobijo en cualquier parte del mundo, localizando un sitio “más barato” para su dinero. Es posible que le consideren insolidario con su país, pero usted podría decir en su defensa que ha pagado sus impuestos al ganar todo ese dinero; que sus empresas también pagan sus impuestos por los beneficios que generan; que debido a su habilidad gestionando su patrimonio cada año vuelve a pagar impuestos por generar beneficios con un patrimonio por el que ya pagó anteriormente al adquirirlo; que paga su seguro médico privado pero además sigue pagando su seguridad social; que como su coche y su casa son más lujosos paga más impuestos que los demás; que paga más IVA porque gasta más y así podría usted seguir razonando y llegar a decir de su dinero como decía la campaña de El Corte Inglés en las rebajas: “me lo llevo”.
Podemos llamar pala a una aspiradora, pero seguirá siendo una pala y aunque no queramos reconocerlo, los humanos vivimos en una pirámide económico-social y, cuanto más abajo te encuentras, más peso soportas por mucho que lo disfracen. Siempre sucede que los niveles superiores repercuten hacia abajo sus cargas, hasta que les llega a los de abajo y les toca soportarlas en sus espaldas.
Con esto no pretendo defender ni justificar a nadie, pero sí llamar la atención sobre lo que yo llamo “el efecto amazonía económica”, si talamos y talamos (fortunas) porque lo necesitamos pero no hay políticas para repoblar (fortunas), es cuestión de tiempo que no tengamos nada que talar (porque volará del país), aunque lo sigamos necesitando. Evidentemente España no puede ser un paraíso fiscal para atraer a las verdaderas grandes fortunas del mundo porque pertenecemos a la comunidad europea, pero resulta injusto tener una moneda única sin tener una política económica única, una política fiscal única y una política laboral única. Mientras que Europa siga sin ser una comunidad con un presidente y un gobierno elegidos democráticamente por todos los ciudadanos europeos, cada país irá a lo suyo. Mientras tanto no seremos más que una asociación donde unos mueven los hilos y otros son las marionetas.
Creo que debemos dejar ya de referirnos a Europa como si nosotros no fuésemos parte de ella con esas frases de “desde Europa han impuesto” o “en Europa nos dicen”. Dejemos de aplicar el estilo de los nacionalistas que hablan de España como si su territorio no fuese España y son o dejan de ser españoles a conveniencia. No quiero ser un europeo sólo para pagar la gasolina como en Francia y las multas como en Suecia. Quiero ser europeo para tener una economía y un tejido productivo como Alemania, es decir no quiero que me recuerden que somos europa cuando toca pagar pero ser español para cobrar. No quiero que un ministro cobre como un ciudadano cualquiera, quiero que un ciudadano cualquiera tenga la posibilidad de cobrar como un ministro.
*Analista de estrategia y escritor