Posiblemente Rajoy no sea la solución
Rajoy está convencido en que existe un solo camino para superar nuestra complicada situación y se equivoca. Con un lenguaje catastrofista y posicionándose como siempre al borde del desastre, ha afirmado que “no caben ni fantasías ni ocurrencias; no hay mucho para escoger. No disponemos de más ley ni de más criterio que el que la necesidad nos impone”. Ante tal postura solo cabría solicitar a la U.E. que procediesen a ejecutar nuestro rescate cuanto antes.
Afirmar que gracias a los sacrificios individuales podremos salvar lo que compartimos, no pasa de ser una frase más revestida de cierta demagogia. Los sacrificios, lamentablemente, son para los de siempre, es decir, para aquellos ciudadanos con rentas y sueldos reducidos. Algo que no afectará a la ingente cantidad de colocados en los miles de empresas públicas creadas al amparo de las administraciones central, autonómica y municipal, donde prosperan toda esa pléyade de familiares, amigos y conmilitones o bien para pagar favores a terceros o comprar voluntades. En efecto los recortes son necesarios, pero siempre enfocados hacia aquellos que puedan soportarlos, y no indiscriminadamente como se está realizando.
Sobra tanta frase apocalíptica en detrimento de mas debate sobre la necesaria reforma del modelo de Estado. Sabemos que no es partidario de rebajar el poder de las autonomías, considerando que con la Ley de Estabilidad lo tendrá todo controlado y eso es una falacia tal como se demostró en la reunión mantenida con las CC.AA., donde se puso de manifiesto el desacuerdo con los ajustes.
¿Aguantará el Gobierno el pulso de ciertas comunidades incluida alguna del PP? No es normal que comunidades del controladas por el Partido Popular se opongan al poder establecido y ha ocurrido. Este tema no está bien enfocado ni tratado y se va a pagar muy caro, incluida la altanera postura del ministro Montoro y sus advertencias a modo de amenaza…La mayor prueba de inoperancia del Ejecutivo se produjo cuando el Secretario de Estado, Beteta, informó que de las 600 empresas públicas que las CC.AA. se habían comprometido a eliminar, solo cerraron dos. Mayor ridículo, imposible. Lógico si se tiene en cuenta que son los presidentes, consejeros, directores generales, etc. los impulsores de dichas empresas para proporcionarle magníficos puestos de trabajo a los suyos. ¿Cómo van a ponerlos en la calle? ¿Qué pasaría con sus votos y los de sus familias en las próximas elecciones? Este gran problema proporcionará al Gobierno más dolores de cabeza de lo que jamás imaginaron…¡Tiempo al tiempo!
La ciudadanía en general esperaba que con el duro e impopular ajuste de Rajoy tendría una gran repercusión en los mercados y ocurrió lo contrario. Subió la prima de riesgo, la rentabilidad del bono se mantuvo y la Bolsa bajó el, 2,5%. La razón obedece a que los mercados dudan una vez más de que el Gobierno sea capaz de imponer su plan de recorte a las comunidades, algo indispensable para que la situación mejore. Si todas las medidas adoptadas (IVA, cotizaciones, vivienda, subsidio de desempleo, etc.), eran obvias y necesarias según los expertos..¿A que viene esperar seis meses para su implantación?. Tal comportamiento lo único que refleja es una duda permanente y dependencia feroz de Bruselas, con la consiguiente pérdida de soberanía.
Entre las citadas medidas adoptadas, existen dos que no parecen lo más apropiado en las circunstancias actuales. La primera consiste en “la supresión de bonificaciones a la contratación”. Dicha norma va contra el sentido común, cuando lo último que debería eliminarse es todo lo que favorezca la creación de puestos de trabajo; clave para superar la crisis. La segunda, considerada toda una canallada, pasa por dejar a todos los funcionarios sin paga extraordinaria de Navidad correspondiente a 2012, cuando varias de los acuerdos aprobados no entrarán en vigor hasta el año 2013 como por ejemplo el recorte en las subvenciones a sindicatos y partidos políticos. Convendría reflexionar sobre este hachazo económico a este amplísimo colectivo, dentro del cual se encuentra, por ejemplo, la Policía Nacional y Guardia Civil, cuyos sueldos no son precisamente de director general, pero si prestan una encomiable labor a la sociedad.
En miles de casos, esta retribución extra ya está más que gastada o comprometida con anterioridad para hacer frente a una serie de pagos como: hipoteca, letra del vehículo, seguros, plazos de electrodomésticos, etc. que se efectúan con cargo a este tradicional ingreso. ¿De donde obtendrán las familias el dinero necesario para afrontar los mencionados pagos? ¿Deberán privar a sus hijos de un mínimo detalle en estas entrañables fiestas?. ¿Qué ocurrirá con las celebraciones típicas de Navidad? Los mandamos a todos a Caritas Diocesana don Mariano?
Es muy fácil arremeter contra funcionarios y asalariados. Quisiéramos ver esa misma valentía con los adinerados o suprimiendo empresas públicas. También es cierto que España votó PP mayoritariamente para terminar con las locuras del innombrable Zapatero; objetivo felizmente cumplido.
No obstante, lo justo sería admitir, que Ni Rajoy ganó ni Rubalcaba perdió. Tildar a Rajoy de nulo sería excesivo. Cualquiera en su papel lo estaría pasando igual de mal o peor, pero cuestionarle como presidente de Gobierno no constituye ningún despropósito. Son muchos los que siguen opinado que fue un gran ministro; nada que ver con la función del líder del Gobierno, y el caso es que desearíamos equivocarnos.
Rajoy es del PP, y con eso ya está todo dicho(como si fuera del PSOE, IU o cualquier banda parlamentaria)
Ahi las dao. Peperos y peperas lejos muy lejos.
Rajoy no es la solución; es parte del problema al igual que todos estos políticos, sindicatos y bancos que están viviendo a costa del sacrificio de los trabajadores españoles.