Zapatero en la sombra
Hoy es un día grande, un día para la Historia. A pesar de los pesares. No importa que sea el día en el que Rajoy, tras reunión con Monti, dice que hará más ajustes y seguirá con las reformas, por mucho que duelan. No importa que sea el día en el que el BCE no se esconde, nos pisa más el cuello y continúa actuando como la agrupación mafiosa para la especulación que es.
No importa que sea el día en el que nuestra prima alemana, la guarra ésa, la de riesgo, pega un nuevo pepinazo y persiste en su misión sagrada de dejarnos en pelotas.
No importa que sea el día en el que el rey de España se mete un nuevo trompazo, esta vez vestido de militar (por cierto, este verano ha cambiado el bañador por el uniforme, luce los galones más de lo habitual, demasiado quizás…¿por qué será?).
No importa que sea el día en el que nuestros estimados socios de la Unión Europea –del Norte, añado- nos pegan una nueva patada en los riñones. Nada importa, nada puede apagar la deslumbrante luz que, poderosa, se deriva de la noticia del año, del lustro, de la década, del siglo, del milenio…Zapatero está de vacaciones en Lanzarote y se ha comprometido desde allí a ocupar su tiempo en ayudar al país en lo que pueda. Estamos salvados.
El interplanetario, el iluminado, genio entre los genios, el sabio prócer de la patria, el multilíder de las civilizaciones, gobernante de los gobernantes, que tiene a Dios sentado a su derecha y a Obama limpiándole los zapatos, que subirá a los cielos en cuerpo y alma con el traje puesto, el santo varón y sucesor del Cid, el, el, el…No tengo palabras. Las lágrimas se derraman salvajemente sobre el teclado, de la f salen chispas, no puedo, no puedo, ¡qué emoción!, ¡qué alegría!…Contendré la euforia no me dé un ictus y me deje seco.
Pues eso, que Zapatero nos va a regalar una dosis más de su magnificencia. Escribirá un libro sobre la crisis, la biblia del mandatario. Podremos los mortales empaparnos con su lectura y disfrutar de sus reflexiones. Una orgía para los sentidos…Qué se dé prisa, que lo termine ya, que se lo publiquen mañana si es posible. Su repercusión va a ser brutal, su exquisita oratoria donará para las generaciones futuras el mayor legado cultural que la literatura y la política puede dejar. Cervantes, Gandhi, Gloria Fuertes y Eugenio le dictarán el prólogo desde el más allá, vía sicofonía, ya que tiene que ser perfecto, celestial. Y para ello dice que contará también con la inestimable ayuda de su amiga Angelita (Merkel) y las charlas que mantengan al atardecer de Lanzarote, cogiditos de la mano.
Me gustaría desde esta tribuna y dada mi infame condición de juntaletras, rogarle, suplicarle que tuviera a bien permitirme aportar una modesta colaboración. No sé, sugerirle títulos para tal colosal obra. “Calimero y yo, primos hermanos”, “De cómo me cargué un país sin despeinarme”, “A mí que no me miren, que yo no he sido”, “José Luis, el quinto jinete del Apocalipsis”, “Se puede ser presidente siendo un inútil”, “Mis alucinaciones al cambiar de camello”, “¿Cómo que no queda pasta en la caja?”, “¿Mande lo qué?”, “Crisis, qué crisis”, “Joer, cómo he dejado el patio”, “Esto no lo arregla ni Dios”, “No haberme dado el destornillador para arreglar el cohete”, “Sonsoles, tráeme la peluca y las gafas de sol, que si me reconocen me linchan”, “Mariano, cómete el marrón”, “Cómo sobrevivir con un sueldo vitalicio”, “No sabía que Chanquete estaba muerto”, etc. Hay un sinfín de opciones para que elija, si ése es su deseo.
Con lo mal que están las cosas, con lo peor que se van a poner, con la mayoría del país en la miseria, con la casta campando a sus anchas, con todo lo que tenemos encima, lo que faltaba para rematarnos era éste y su inmensa y soberana estupidez. Qué se vaya al carajo de una puñetera vez.
Anoche tuve una horrible pesadilla. Me hallaba no se como en el salon principal de algun palacio ignoto, enfundado en unas mallas de juglar y con una lira en las manos. Un ridiculo sombrerito tipo “Robin Hood” con plumas y todo me cubria la cabeza. Sentado en el trono, se encontraba Su Alteza Imperial Zapatero Primero. Sus ojos bovinos se clavaron en mi, demandantes, exigiendo entretenimiento con la mirada. Mi reaccion instintiva fue soltar la lira, desenvainar la daga toledana que me colgaba del cinto, saltar sobre Su Alteza Imperial Zapatero Primero y obsequiarle con una vigorosa sesion de acupuntura… Leer más »