Afrenta injustificada
He recibido la noticia del despojo que se hace por el Ayuntamiento de Madrid a Francisco Franco, con un sentimiento de tristeza infinita, de honda amargura y también de extraño estupor. Nunca creí que se vulneraran las leyes de la caballerosidad para lanzar un ataque a quien, ya muerto, respira aún junto al corazón de muchos españoles. Tengo que manifestar, por lo tanto, mi disgusto junto a mi sorpresa, y la tristeza y la amargura que me embargan, superan en este caso concreto a mi indignación, por motivos fácilmente comprensibles.
No voy a ejercer ninguna clase de condena, ni tampoco me voy a distinguir en un ataque alevoso a los que, a solicitud del grupo comunista, han perpetrado el hecho de privar a quien fue Caudillo de España de unos títulos que le fueron otorgados con plena justicia. Pero quiero recordar que esta medida constituye, además, un contrasentido, porque precisamente quien ha sido atacado con esta disposición, recibió del actual Rey de España las siguientes palabras de elogio en el acto de su coronación: «Una figura excepcional entra en la historia. El nombre de Francisco Franco será ya un jalón del acontecer español y un hito al que será imposible dejar de referirse para entender la clave de nuestra vida política contemporánea. Con respeto y gratitud quiero recordar la figura de quien durante tantos años asumió la pesada responsabilidad de conducir la gobernación del Estado. Su recuerdo constituirá para mí, una exigencia de comportamiento y de lealtad para con las funciones que asumo al servicio de la patria. Es de pueblos grandes y nobles el saber recordar a quienes dedicaron su vida al servicio de un ideal. España nunca podrá olvidar a quien como soldado y estadista ha consagrado toda la existencia a su servicio».
¿Cómo es posible, que a tenor de estas justas apreciaciones del Rey de España, se pueda herir con tanta furia a quien nos gobernó durante un periodo de paz constructivo y eficiente y a quien se debe, queramos o no, la restauración de la monarquía actual, precisamente en la persona de Juan Carlos I ?
Después de considerar estas regias palabras, creo que constituyen un grave motivo de reflexión para aquellos que estimamos que la Transición fue un periodo político abierto a la reconciliación de todos los españoles. Hoy, después de tantos años, resulta que se resucitan los odios, que se alientan las divisiones y que con una especie de artilugio dialéctico se cubre con la palabra «democracia», todo lo que es un verdadero disparate histórico y que constituye la posibilidad de abrir nuevas heridas en el ya torturado corazón de muchos españoles.
Yo declaro aquí, en este artículo, mi lealtad a Francisco Franco. Lo hago consciente de los ataques que aún he de recibir, de las injurias que van a cubrir mi nombre, de las patrañas que van a envolver la verdad que defiendo, pero entiendo, que esa lealtad jurada, me obliga hasta el último día de mi existencia. Me avergüenzo de que se hayan producido situaciones como las que describo, me duelen en el fondo de mi alma. Tengo pruebas fehacientes de haber ejercido antes de que lo proclamara nadie, una verdadera política de reconciliación. Entre otras cosas, porque en los dos bandos en conflicto tuve familiares muy próximos a los cuales consideré siempre equiparables en su buena fe y en su dignidad. Hoy me estremece que sean los herederos de los fusilamientos de Paracuellos y de tantos crímenes como España entera conoce, los que obliguen a un colectivo municipal a bajar la cabeza, o a hacer referencias a determinadas figuras envueltas en las brumas ciertamente acentuadas de la lejanía histórica.
Insisto en que pretendo única y exclusivamente emitir mi opinión sin ánimo de ofensa a nadie, sin pretender ninguna descalificación política. Allá cada uno a la escucha de los latidos de la propia conciencia. Cuando pase el tiempo, estoy seguro de que muchos de los que han votado una moción semejante, sentirán el escalofrío que produce el recuerdo de haber obrado injustamente, la vergüenza y el bochorno que suscita un ataque sin piedad a quien ya yace sepultado, aunque no en el olvido de muchos españoles que hoy reciben una afrenta injustificada.
*Ex ministro.
Lo más sorprendente son las grandes diferencias de opinión que salen de los cerebros humanos o de sus mentes, parece mentira esas diferencias que les convierten en enemigos irreconciliables.
Yo me pregunto con frecuencia cual es la diferencia básica fundamental entre unos y otros .., hablando del caso concreto de España.
Valiente declaración de lealtad al eximio general Franco, último baluarte de los valores tradicionales de Occidente. El gesto de gallardía que supone en la España de hoy confesar la adhesión al anterior jefe del estado, sitúa a D. José Utrera Molina en la parca pero honrosa estirpe de caballero español vivo. Ojalá cunda el ejemplo.
Y la vergüenza caiga, ahora y en sus tumbas, sobre la ralea oportunista y apátrida que ha perpetrado la afrenta sobre una figura, cuyo valor y estatura moral, reduce la de ellos al nivel de los insectos.
Muy Señor mío: desde que comenzara la democracia España viene siendo vaciada de contenido y despojada de lo más elemental que nos unía como nación; en cuanto a lo material no es que se la esté despojando si no que, se la está desollando. Si esto se está llevando a cabo delante de las narices de los que aún estamos vivos, qué les va a importar un muerto. Si apela usted a la conciencia de sociatas, comunistas y separatas, aunque sea por no ofender Usted está perdiendo el tiempo. Si bien, por otra parte, está apelando a la conciencia de… Leer más »
Pues su yerno de lo que pase en el hay-untamiento de Madrid ha sabido-y sabrá- mucho.
¿Usted se trata con el masón pepero de su yerno?
La historia es una marea que viene y va con los días y las noches. Éstos rojos de hoy quieren eliminar todo vestigio y testimonio del Caudillo. En el fondo no soportan que los cuarenta años de Franco fueran sin duda los mejores de los anteriores 150 o 200 años. Un mandato que nos puso en octavo lugar del mundo en cuanto a poderío industrial. Que nos sacó del tercermundo al que nos condujeron las repúblicas y los Borbones. Que nos devolvió nuestros valores cristianos. Que devolvió la cordura y la hermanda entre españoles. Que reunificó España. Etc. Sin duda… Leer más »