El pasado 28 de agosto, un atentado terrorista dirigido contra un multitud de drusos y cristianos inocentes golpeó el barrio de Jaramana, un suburbio de Damasco. Una bomba colocada en un coche explotó al paso de un grupo de personas, familias, personas de edad, mujeres y niños, que se dirigían al cementerio para enterrar a dos jóvenes asesinados en un atentado previo cometido el día anterior.

Una vez celebrado el funeral, los familiares y vecinos de las víctimas acompañaban los fallecidos hacia el cementerio cuando un taxi ha explotado dejando 12 muertos (entre los cuales hay 5 niños) y más de 50 heridos graves. Algunas fuentes hablan de hasta 27 muertos.

En Jaramana viven cerca de 600.000 personas, todas pertenecientes a minorías religiosas. Allí viven 250.000 cristianos (asirios, armenios, caldeos, melquitas, ortodoxos y de otras confesiones) además de drusos y de cerca de 120.000 refugiados iraquíes que han llegado a siria en estos últimos años.

Los cristianos sufren una fuerte presión de parte de los grupos armados yihadistas en los suburbios de Jaramana y de Zamalka. Hoy, en Zamalka, una familia de cristianos armenios ha sido masacrada, todos los miembros de la familia han sido horriblemente decapitados y mutilados. Todo indica que los asesinatos son debido a radicales islamistas salafistas.

Estos ataques que golpean a inocentes provocan la indignación y la inquietud en el seno de la comunidad cristiana. El responsable de la iglesia latina de Damasco, declara: “Se trata de actos terroristas. No sabemos quien está detrás de ellos. En todo caso se trata de grupos que buscan destruir Siria. Bandas armadas yihadistas siembran el terror. En Occidente los cristianos son descritos a menudo como amigos del régimen o como colaboradores de la represión, pero eso no es cierto. Los cristianos viven con el resto de la población siria y sólo quieren la paz. Pero esa propaganda da a los grupos terroristas infiltrados entre los rebeldes, un pretexto para atacarnos”.