Los soberanistas catalanes viven soñando una quimera, una leyenda, un cuento de hadas plagado de reyes aragoneses que ellos consideran catalanes, de prícipes y condes, de tesoros inagotables, de gloriosas hazañas llevadas a cabo en realidad por españoles, ya que los famosos Almogavares de los que tanto les gusta presumir entraban en lucha al grito de ¡Aragón! ¡Aragón! Infantilismo exacerbado. No tocar de pies en el suelo. Pataletas de niños malcriados exigiendo un juguete no apto para su edad.
A todos esos convencidos de que “España nos roba” y que con la independencia Cataluña sería rica, se les ha olvidado algo elemental: pensar y hacer cuentas.

Por mucho que lo nieguen, al separarse de España se encontrarían automáticamente fuera de la UE y por tanto de la Zona Euro. Esto lo ha dejado claro Bruselas que no se dedica a calmar a niños mimados y jugar con ellos; las normas son las normas y ateniéndose a ellas, debería presentar su solicitud y esperar a que fuera admitida, lo cual puede suponer años, habida cuenta de que cualquier país miembro tiene la potestad de vetarla y lógicamente, a España no le gustaría tener al lado a traidores.

Dejando de pertenecer a la UE, Cataluña tendría frontera, no sólo con España, sino con el resto de socios europeos, lo cual afectaría a más del 80% de sus flujos comerciales al tener que abonar unos aranceles de los que ahora está exenta, lo que reduciría seriamente la competitividad de los productos y servicios catalanes.

Las empresas sufrirían un efecto-rechazo dado que ya se está pidiendo no comprar productos catalanes y las consecuencias serían una tremenda fuga de capitales y empresas hacia España para no verse afectadas por semejante chifladura, carente por completo de sentido común.

El PIB y por tanto, la renta per cápita, se desplomaría inevitablemente entre un 20 y 25 por ciento, lo cual no es ninguna tontería. ¿Seríamos más ricos? ¡No, más pobres! Porque la reducción del PIB conlleva sin discusión una caída inmediata de los ingresos fiscales.

Es evidente que los catalanes de ‘pa sucat amb oli’ (catalanes de chichinabo) saben mucho de manipular, pero nada de economía.

Deben contar con los dedos de las manos y tal vez con los de los pies también si tenemos en cuenta que al salir de la Zona Euro tendrían que acuñar otra moneda, lo cual, sólo pensarlo ya produce risa, puesto que están mendigando por las esquinas.

Dicha moneda se vería fuertemente depreciada ante el euro, pero no sólo esto, es que tendrían que seguir pagando en euros, con lo que sus deudas y gastos financieros subirían hasta la estratosfera por ser su nueva moneda muy inferior. Terrorifíco.

Y su famosa “balanza fiscal” que tanto les gusta esgrimir se estrellaría contra el suelo porque el aumento de costes y la disminuición de ingresos no es ningún cuento de hadas, es matemática pura y dura.

Se llenan la boca llamándose patriotas, cuando en realidad buscan la ruina de Cataluña, su empobrecimiento y ser despreciada en el mundo, por mucha fantasmada que hacen dirigiéndose en inglés “para que el mundo conozca la realidad de Cataluña”. Ya. Una realidad que ellos mismos desconocen de arriba abajo, soñando entre brumas, viendo un mundo irreal. Pobres diablos.