Confesado por alguien de su entorno, don Artur Mas se declara sorprendido de que esta huida hacia adelante del nacionalismo catalán le haya salido tan bien. Sabemos que su interés no era otro que camuflar con la lona del independentismo los clamorosos casos de corrupción a los que tendrría que enfrentarse si el debate soberanista no le hubiese permitido adelantar las elecciones catalanas.

Mas está tan sorprendido como nosotros de que un sector nada desdeñable de la población catalana haya sucumbido a la improvisada estrategia rupturista. De hecho, en ningún manual de instrucciones ni en ninguna hoja de ruta aparecía ni por asomo la posibilidad de unos acontecimientos que están transcurriendo bajo la leyenda aglutinadora de que “España nos roba”. O muchos catalanes son más tontos de lo que habíamos calculado o en Cataluña hemos asistido al mayor espectáculo de prestidigitación política y de manipulación ideológica que hayamos nunca contemplado. Todo lo anterior obliga a Artur Mas a proseguir con su arriesgada huida hacia no sabemos dónde. Y como el nada honorable president no tiene madera de héroe, y mucho menos de mártir, podría verse desbordado muy pronto por la misma gentuza que su partido ha estado alimentando durante años. Al menos esto debería servir para que los españoles aprendan de una vez a conocer el verdadero rostro del nacionalismo catalán. Todas sus páginas están escritas a espada, a faca o a navaja barbera. Que al menos esta lección no la olvidemos fácilmente.

Y un mensaje a la gente de a pie que, en cuestión de pocos meses, ha pasado de protestar contra los recortes en colegios y hospitales, contra la corrupción de CiU, contra la inseguridad en las calles, contra la discriminación a los autóctonos, contra la falta de plazas de escolares… a olvidarse de todo lo anterior para afiliarse al separatismo y repetir robóticamente las consignas que éste les lanza. La primera es que tienen enfrente a España, que no es cualquier cosa. Hay quien es más feroz en frío que en caliente. Deberían haberlo aprendido de su anterior aventura secesionista de 1934.

Lo segundo, que hay muchos españoles, incluidos muchos catalanes, que no han sucumbido a la ingeniería social y que están dispuestos a dar su vida por España, como antes la dieron otros en Belchite, Guadalete, Breda, Leningrado, Pavía, Pensacola y Tlatelolco, entre otros lugares sembrados con sangre que es nuestra.

Y un último apunte para los catalanes que han sido inducidos a creerse todo ese cúmulo de consignas que repiten los nacionalistas una y otra vez. Reflexionad sólo un minuto, en la certeza de que dicho ejercicio mental no dañará ninguna zona de vuestros manipulados cerebros. Fuera anteojeras: ¿Por qué creéis que la casta política catalana y el islamismo han establecido un oscuro consorcio para ir contra España? ¿Puede ser bueno para vosotros lo que es bueno para la casta política catalana, el sionismo, el islamismo, la izquierda radical y la oligarquía catalana? ¿Por qué creéis que los nacionalistas se aferran tanto al apoyo que puedan prestarles todas esas organizaciones internacionales que están en la raiz de todos vuestros problemas? ¿Habéis pensado que si la independencia es buena para ellos, forzosamente no ha de serlo para vosotros? ¿Creéis que si el nacionalismo representara los intereses genuinos del pueblo catalán y abordara problemas tales como la islamización que sufrís o la pérdida de vuestra identidad, serían tratados por la prensa internacional de forma tan exquisita? ¿Se han enfrentado alguna vez los nacionalistas catalanes a los salafistas, a los latin king, a los que promueven el odio y la xenofobia contra la población autóctona de Cataluña?

Vosotros y no ellos sois el verdadero pueblo catalán. Vuestros intereses difieren de los de esos políticos y financieros en expectativa de sacar tajada mientras se atrincheran en sus urbanizaciones de lujo y dan la espalda una y otra vez a vuestros problemas diarios. No les importa nada vuestro presente y mucho menos vuestro porvenir. No les importa que vuestros ancianos estén siendo asaltados a plena luz del día, o que vuestros barrios sean antros intransitables, o que vuestros comercios soporten la competencia desleal de los comerciantes de fuera, o que vuestras escuelas y hospitales carezcan de todo, o que no podáis ya ni pasear a vuestros perros por vuestras calles y vuestros parques, o que vuestros derechos sociales estén siendo recortados, o que vuestros hijos sean agredidos por un número cada vez mayor de pandilleros urbanos. Os están engañando y robando una y otra vez. Os han convertido en parias en vuestra propia tierra. No dejéis que sigan atacando y denostando a la nación que os terminará defendiendo de todos esos pillastres, sin más bandera, sin más nación y sin más ideal trascendente que arrebataros vuestra sangre y vuestro dinero.

Si España es lo que más duele a todos esos granujas, ¿por qué no pensáis entonces que en España está vuestra solución y en ningún caso la causa de vuestros problemas?