La reina de la ciencia ficción y el sexo alienígena lamenta el exceso de sexo en la literatura actual
Pablo J. Ginés/FL.- A sus 83 años, Ursula K. Le Guin es la gran dama de la ciencia ficción mundial. Punto. Se puede discutir sobre quién es el “más grande” entre los varones que han escrito este género, pero entre las mujeres, aunque hay muchas muy reconocidas, es la más veterana, la más profunda, la más literaria, la más popular. Y con sus novelas del ciclo de Terramar mantiene, además, un importante enclave en el género de fantasía, con varias adaptaciones a la pantalla.
Nacida en Berkeley e hija de antropólogos, exploradora de culturas ajenas y rodeada de intelectuales “alternativos”, Le Guin es sin duda feminista y con una clara tendencia a la izquierda. También es una mujer muy leída y cercana a la espiritualidad taoísta, y eso siempre aporta un gusto por el equilibrio. Su infancia fue feliz, jugando con tres hermanos varones. Lleva toda la vida casada con el mismo hombre, el historiador Charles Le Guin, han tenido tres hijos, y ella misma dice que su biografía sería aburrida: escribir y criar a sus hijos.
En una interesantísima entrevista a Jacinto Antón, el periodista de El País experto en literaturas populares, Ursula K. Le Guin, mujer a la vez tranquila y activista, dice lo que no se le permitiría decir a una escritora conservadora: que los escritores occidentales está obsesionados con el sexo.
“Estamos algo obsesionados, europeos y americanos; no sé si eso es muy inteligente”, lamenta. “A veces hay demasiado sexo en nuestros autores. ¿Hay tanto sexo realmente en nuestra vida? Hablamos más de trabajo, de relaciones. La escritura sobre sexo no es muy buena. Eso cuando no es pura pornografía. Describir el sexo en general es más aburrido que el béisbol”, protesta.
No es que ella haya rehuído el tema… Su clásico imprescindible “La mano izquierda de la oscuridad” describe una raza que posee potencialmente los dos sexos y puede hacer el amor indistintamente como hombre o como mujer en función del estímulo, y luego ser padre o madre.
“Tienes que considerar cuándo fue escrita, 1969. Entonces toda la cuestión de género era diferente”, explica Le Guin. Cuando el protagonista humano “trata de explicarle a un alienígena hermafrodita lo que es una mujer, no puede hacerlo, y se da cuenta de que las mujeres le son más extrañas que los extraterrestres porque con ellos al menos comparte un sexo”.
– ¿Somos muy diferentes hombres y mujeres? – le preguntan
– Sí y no. Escribí ese libro para trascender el género y mostrar que la humanidad no está en el sexo, ni en uno ni en otro (y también por el placer de escribir esa frase: “El rey estaba embarazado”). Pero el género es tan importante para nosotros…
– ¿Qué opina del feminismo?
– Me he identificado como feminista muchos años. En la actualidad, la palabra se interpreta en tantas maneras conflictivas, muchas de ellas ignorantes u hostiles, que raramente la uso. Si una feminista es alguien que piensa que el género es en gran medida una construcción social, y que nada justifica el dominio social de un género sobre otro, entonces soy feminista.
La autora admite que en ‘La mano izquierda de la oscuridad’, los protagonistas, el humano viajero y el político local hermafrodita, Estraven, no tienen relaciones sexuales entre ellos, aunque la situación parecía conducir a eso cuando el alienígena entra en celo.
“Me pareció importante que no las tuvieran. Hubieran descubierto qué diferentes son. Habrían perdido el contacto que les había costado tanto lograr. El acercamiento había sido muy lento, superando prejuicios y malentendidos, y el sexo los habría vuelto a separar. Claro, fisiológicamente no había problema, podían tener relaciones. Pero entonces yo no podía mostrarlo. Tuvo que quedar ahí un agujero, un vacío. Yo era muy joven, y Estados Unidos, muy puritano. ¿Has leído Coming of age in Karhide? Es un relato que escribí mucho después. Ahí sí se explica pormenorizadamente cómo es el sexo en Invierno-Gueden, pormenorizadamente, clitopenis incluido. Completa la novela en cierta manera”.
Le Guin también habla del amor y dice “que es una cosa buena, si lo consigues. Llevo muchos años, desde 1953, felizmente casada. Es un tipo de amor. No soy una experta, excepto en ese”.
Esta es la mujer abierta e imaginativa que lamenta que “hay demasiado sexo en nuestros autores” con la perspectiva que da una larga vida en la literatura. Su primera novela de éxito, El Mundo de Rocannon, se publicó en 1964.
“¿Y el otro?”, le pregunta el periodista, al parecer refiriéndose al erotismo.
“Algunos pueden mezclarlo. Generalmente más los hombres. No sé, está más allá de mí. El amor de los libros, el amor erótico, romántico, es muy importante, pero dura solo una parte de la vida. Hay otros tipos de amor tan importantes, el amor entre hermano y hermana –que no hay que confundir con el incesto–, basado en el hecho de crecer juntos y saber lo que otros no saben, el amor entre amigos. La capacidad humana de amar es muy variada. Pero el amor pasional es muy sexual, aunque no lo sea abiertamente. Creo que el amor se ha de basar en la confianza y la verdad, es una promesa de establecer algo, de ir adelante; eso me interesa más. Si la relación es infeliz, familias que no funcionan, amores que no van, no sé. La vida es tan compleja”.
Totalmente de acuerdo. ¿Conocéis a Ken Follet? Sus libros contienen un montón de sexo. Y parece que, cuanto más viejo se hace, más pervertido se vuelve, porque yo ahora me estoy leyendo su último estreno, y es prácticamente un libro pornográfico.
El género es para las palabras (género masculino y género femenino). El sexo es humano (sexo masculino y sexo femenino).
Construcción social = invención del feminismo para afeminar al hombre y prostituir a la mujer. Como muy bien ha dicho A.J.
El género no es una construcción social, y de serlo sería una construcción social fruto de decenas de miles de años y resultado de una evolución y de las diferencias físicas y psicológicas entre ambos sexos. ¿Sabe está gente lo que son las hormonas y las composiciones cerebrales diferentes entre hombre y mujer? Lo que si que es una IMPOSICIÓN SOCIAL alienante y orweliana es afeminar al hombre y prostituir a la mujer. De todas maneras esta abuela es una tiparraca, todo marketing. Dice ser feminista e izquierdistas y a su vez ha llevado una vida de largo matrimonio y… Leer más »
Dice el autor del articulo que esta mujer “es sin duda feminista”, pero yo discrepo, porque a la pregunta de si lo es ella responde lo siguiente: “…si una feminista es alguien que piensa que el género es en gran medida una construcción social, y que nada justifica el dominio social de un género sobre otro, entonces soy feminista…” Para quien no lo haya entendido esto es una forma diplomatica y eufemistica de declararse no feminista, ya que el feminismo persigue la supremacia del sexo femenino (que no genero) sobre el masculino. El feminismo persigue la sumision de varon a… Leer más »
Pues la verdad yo creo que si en el mundo se practicase mas el sexo no habria tantas guerras.
Es verdad, pero el problema es que con quieras de verdad practicarlo, esté a muchos kilometros de distancia.
Te equivocas amigo. El sexo es el causante de las guerras. El hombre trabaja,se esclaviza,lucha lo indecible y no para su supervivencia personal,sino por EL SEXO. Todo discurre alrededor del sexo. Piensa solo que es lo que te empujaría a levantarte a las 5 de la mañana con frío y lluvia para ir a trabajar. O solo piensa que es lo que lleva a miles de personas a una discotecxa,llena de sudor,malos olores,humo y mierda en abundancia: EL SEXO. Es por causa del SEXO que se mueva el mundo. Y es por el DINERO O EL MIEDO,por lo que se… Leer más »
“El sexo una construcción social” …………………………. ¬¬